“Al filo de la democracia”: retrato de la persecución de los procesos populares en Latinoamérica
Por Diego Moneta
El documental Al filo de la democracia, de dos horas de duración y producido por Netflix, se sumerge en la crisis política qué viene atravesando a Brasil estos últimos años. La directora del documental, Petra Costa, repasa la etapa más importante del país (los ocho años de Lula da Silva como presidente, que lograron sacar a 20 millones brasileños de la pobreza) como así también la más oscura (más de dos décadas de dictadura militar) para poder explicar una serie de sucesos que conmocionaron a Brasil durante los últimos tiempos: las alianzas y traiciones en la política, la Operación Lava Jato, el proceso judicial contra Lula, el juicio político contra Dilma Rousseff y la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia.
Costa, hija de militantes de izquierda perseguidos durante el gobierno de facto, también es nieta de uno de los fundadores de una de las constructoras más importantes del país, la cuál se vió beneficiada por un gran crecimiento a lo largo del proceso militar y a su vez estuvo involucrada en la "Operación Lava Jato", iniciada en 2015. Lo personal y lo político están, una vez más, inexorablemente atados.
El documental plantea su idea desde el principio. “Yo y la democracia brasileña tenemos casi la misma edad”, asegura la directora con voz en off. “Y creía que en nuestros treinta y pocos años estaríamos pisando tierra firme”. Su biografía es prácticamente paralela a la de la democracia en el país.
La trama recorre la historia política de los últimos 30 años de Brasil. Para esto, Costa hace un recuento histórico, recordando el pasado colonial del país sudamericano y la supervivencia de las estructuras de poder que se fundan en el clasismo y el racismo. A su vez, The edge of democracy (por su nombre en inglés) deja asomar la importancia de la cuestión de clase, de frente, como en esta cita de Warren Buffet: “Claro que hay una guerra de clases, pero mi clase, la de los ricos, es la que va ganando.”
Petra Costa expone para que el espectador evalúe un material compuesto por entrevistas a los ex-presidentes Lula Da Silva y Dilma Rousseff, imágenes de la vida política del país desde la dictadura hasta el presente, junto con el seguimiento de la investigación y el enjuiciamiento a los exmandatarios.
La llegada de Lula al poder, luego de tres postulaciones anteriores y en un contexto de conciliación, representa una esperanza para la documentalista. Sin embargo, y a pesar de reconocerle infinidad de logros, Costa también se permite criticarlo: “Voté por Lula porque tenía la esperanza de que reformaría el sistema político con ética, y allí estaba, repitiendo las prácticas que siempre había criticado”, en referencia a la compra de votos parlamentarios de parte de políticos del Partido de los Trabajadores (PT), que en ese momento no tenía mayoría en ninguna de las cámaras del Congreso.
El documental fue nominado al Oscar en la categoría “mejor documental”, que hasta ahora ninguna producción enteramente brasileña ha ganado. Sin embargo, la nominación no fue bien recibida por miembros del actual gobierno de Brasil y distintos políticos de derecha. Sin ir más lejos, el actual presidente Jair Bolsonaro consideró, luego de confesar no haberlo visto, que era "una porquería". Uno de sus hijos incluso afirmó que todo se trataba del “lobby de la izquierda en Hollywood”. También desde el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PSDB) reaccionaron, y no es para menos, ya qué el documental destaca el papel de Michel Temer en el golpe parlamentario contra Rousseff. La traición al PT fue la clave del proceso.
Las acusaciones contra Dilma y Lula se explican como lo que han sido: un golpe de Estado judicial y legislativo. El accionar del juez Sergio Moro fue central, porque además de dirigir las causas, filtró a la prensa escuchas ilegales y mantuvo en prisión a sospechosos esperando que involucren a personas más importantes. Las razones dadas por los parlamentarios para interrumpir el gobierno de Rousseff no existen en la Constitución. A tal punto que a más de tres años del impeachment el Supremo Tribunal Federal no ha juzgado la legalidad del juicio a la expresidenta. Es el caso más grave de ruptura de la legalidad en el país, considerando que fue reelecta pero luego depuesta con alegatos que no hubieran permitido el proceso. Por las mismas razones, se rechazó iniciar un juicio político contra Temer en una escandalosa sesión en la que la mayoría de quienes habían votado contra Dilma esgrimieron que era necesario defender la estabilidad democrática.
Netflix ya había abordado la política brasileña desde la serie El Mecanismo, estrenada en 2018. Durante la primer temporada, con Brasil en época electoral, reforzó la idea de que Lula y Dilma estaban al frente de la corrupción de la Operación Lava Jato, aunque utilizó nombres y entidades ficticias. Tan sólo un año después, en este documental Netflix toma la postura contraria, dejando en evidencia el juego político de la plataforma. Además, la segunda temporada de la serie antes mencionada también tomó un giro y ahora es "crítica" del juez Moro. Pareciera que se trata de inclinar la balanza para el lado contrario al de las elecciones de 2018.
El documental muestra a Lula y Dilma como excepciones a la inestabilidad política y al autoritarismo de la región, como un sueño que Brasil estuvo a punto de concretar. De ahí su título: Al filo de la democracia. Este nuevo enfoque actualiza la discusión sobre ese momento crucial de la historia brasileña que terminó abruptamente con la ruptura del orden democrático y ha desatado la etapa actual, que significó un enorme retroceso. A esta nueva etapa Petra la caracteriza cómo parte de un fenómeno mundial, en el que las democracias sufren la ofensiva de la extrema derecha. Este deterioro en el sur del continente tampoco es exclusivo de Brasil. La región está en vilo por revueltas en contra de políticas de ajuste, manipulaciones judiciales contra opositores, asesinato de militantes sociales e incluso golpes de Estado.