Bosque adentro: cumplir con las reglas del género y poco más
Por Marina Jiménez Conde
Bosque adentro es una serie polaca producida por Netflix, centrada en el personaje del fiscal Paweł Kopiński (Grzegorz Damięcki), que tras un asesinato descubre que su hermana, presuntamente muerta hace 25 años, podría estar viva. Está basada en la novela The Woods (2007) de Harlan Coben, reconocido escritor estadounidense de novelas de suspenso y misterio, que anteriormente ha llegado a la plataforma con títulos como Safe (2018) y No hables con extraños (2020).
A lo largo de seis capítulos la historia se narra a través de dos líneas temporales: una muestra los sucesos de 1994 y otra está ubicada en el presente. En el pasado, mientras un grupo de estudiantes se encontraba en un campamento, hubo dos asesinatos y dos desapariciones. Kamila (Martyna Byczkowska), hermana del protagonista, era una de las desaparecidas. El otro caso era un amigo de Pawel, víctima de homicidio en la actualidad. Este último es el disparador por el que Kopiński intentará descubrir qué fue lo que sucedió realmente con su hermana.
Con los viajes al pasado se va reconstruyendo lo que pasó en el campamento, aunque la mayoría de las veces se generan más dudas que certezas. A su vez, en el presente, Kopiński oficia de fiscal en un caso de violación, donde la joven denunciante le recuerda a su hermana. Esto desemboca en un enfrentamiento del protagonista con el padre de uno de los acusados, un periodista que empieza a hostigarlo mediáticamente.
En relación al caso de violación, sorprende el nivel de invasión al que llega el fiscal con las preguntas que le realiza a la chica, propio del proceso de revictimización por el que pasan muchas mujeres cuando denuncian a sus agresores. Además de cuestionarla por no hablar antes, le recrimina que no haya contado que tenía un tatuaje en la zona baja de la espalda, sin que eso tuviera algún tipo de incidencia en el caso. Pese a que aún hay fallos y fiscales que superen la ficción en nuestra realidad, parece un diálogo entre alarmante y absurdo para la readaptación de un libro en nuestros días.
En la serie está presente el tema de la violencia de género, no sólo por el caso mencionado —aunque no se profundiza en él—, sino que se lo muestra a través de la conflictiva relación entre el padre y la madre de Pawel. A la trama se le agregan otros condimentos, como el abandono que sufrió el protagonista por parte de su madre, tiempo después de la desaparición de su hermana, la reciente muerte de su esposa y el reencuentro del viudo con un ex amor de la adolescencia, que lo ayudará en la investigación del caso.
Esas historias desarrolladas en paralelo hacen que el presente tenga su propio peso y generan que el interés no pase sólo por lo que éste pueda develar del pasado. Además, la gran cantidad de vertientes de la trama principal lleva a un avance lento pero, a su vez, significativo.
Bosque adentro tiene la virtud de ir arrojando pistas sobre lo sucedido e incluso, si se tiene una mirada atenta, hay cuestiones que se anticipan antes de su desenlace. Gracias a ello gana en credibilidad, sin ser del todo predecible. Aunque el género también ayude, el cierre de los episodios nos invita a seguir mirando con el objetivo de conocer la verdad o, aunque sea, aproximarnos un poco más a ella. Sobre el final, cuando la mayoría de las cosas fueron develadas, el golpe de efecto nos hace esperar por una segunda temporada que responda a los interrogantes aún abiertos.
Quizás, al igual que con Safe y con No hables con extraños, en la explicación del móvil de los asesinatos esté la parte más cuestionable de la trama. Coben suele enredar tanto las historias que se llega al punto de no entender qué pudo haber pasado. Al mismo tiempo, eso mismo genera aún más intriga. Sin desmerecer la resolución, el escritor vuelve a quedarse con factores un tanto casuales y erráticos como justificación de los hechos, aunque la serie cumpla perfectamente con las reglas del género.