Colonia Dignidad: la secta de un ex militar nazi en Chile

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Colonia Dignidad: la secta de un ex militar nazi en Chile

09 Octubre 2021

Por Marina Jiménez Conde

Colonia Dignidad: una secta Alemana en Chile es el título de la nueva serie documental original de Netflix, que relata los hechos ocurridos en la actual Villa Baviera, donde el ex militar nazi Paul Shäfer se asentó en los 60' para establecer una sociedad benéfica desde donde desarrolló su poder. Abuso sexual infantil, trabajo forzoso, tráfico de armas y vínculos con la dictadura de Augusto Pinochet, que convirtieron a Colonia Dignidad en un centro clandestino de detención, son algunas de las cosas que se muestran. 

El atractivo de esta historia con tantas aristas hizo que se produjeran otras ficciones sobre el mismo lugar: la película Colonia (2015) y la serie Dignidad (2019). Sin embargo, en ninguna de las dos se llega a entender en su totalidad a la figura de Paul Shäfer. La primera, protagonizada por Emma Watson, hace demasiado foco en la relación entre la pareja protagonista, sin contextualizar más allá del golpe de Estado a Salvador Allende. La segunda, en cambio, se centra en los abusos sexuales sin profundizar en cuáles eran los vínculos de Shäfer con la dictadura. 
 
En Colonia Dignidad se tiene la versión completa, y hasta extendida, de lo ocurrido, comprendiendo muchísimo mejor el horror que produjo el ex militar nazi. Cuando Salo Luna, uno de los tantos chicos abusados, dice al comienzo que juró vengarse ya sabemos que va a estar involucrado en la caída del alemán, pero no es hasta el final que su relato se vuelve central. En el proceso se muestra hasta el intento fallido de Shäfer por iniciar un proyecto similar en Alemania, del que huye tras ser denunciado por abuso sexual. 

Una de los elementos mejor aprovechados es la narración de los propios colonos, que eran criados bajo los mandatos de Shäfer, para quienes éste era una especie de dios al que no se discutía. El grado de sometimiento al que fueron expuestos desde chicos, con jornadas de trabajo extendidas, algunos siendo abusados sexualmente durante años por Shäfer, con la prohibición de tener contacto con sus madres y padres –casos inclusive donde hubo apropiaciones ilegales–, y sin que las mujeres y los hombres puedan hablar entre sí, es impactante.

Hay un testimonio de una pareja que relata cómo se gustaban desde que eran chicos pero que no podían siquiera hablarse. Estuvieron así varias décadas hasta que recién teniendo más de 30 años –cuando obtuvieron el permiso de Shäfer–, al casarse, besaron a alguien por primera vez. La falta de contacto y de cariño era un propósito para el ex militar, que se encargó de torturar a quienes se animaban a cuestionar sus decisiones. 

Resulta interesante, y cuestionable, la postura de la propia serie documental de presentar a los militantes comunistas como un peligro para quienes tuvieran tierras, por querer una reforma agraria, y mostrar relatos de los propios colonos diciendo que, tras la victoria de Allende, se sentían con miedo a que los despojen de las tierras de Colonia Dignidad. Tal como se muestra en el primer episodio, un terreno que le fue otorgado gratuitamente a Paul Shäfer porque en el país se necesitaba “gente así”. 

Tambien hay otros detalles que enriquecen la producción, como el hecho de que Manuel Contreras, jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), se mantuvo escondido en Colonia Dignidad, tras el escándalo internacional por el asesinato del ex ministro de la Unidad Popular, Orlando Letelier; o que el mismísimo guardaespaldas de Allende, en los años 90, fue el policía a cargo del operativo de captura de Shäfer tras las denuncias por abuso. En relación a nuestros días, podemos ver al actual ministro de Justicia del gobierno de Sebastián Piñera, Hernán Larraín, en aquel entonces senador, defender en público a Shäfer de las denuncias por ser “contra un anciano de 80 años”.

En definitiva, Colonia Dignidad retrata a Paul Shäfer, desde la segunda guerra mundial hasta su final, como un predicador religioso que tenía la capacidad de convencer y que fue capaz de construir “un Estado dentro de otro Estado”. Un pederasta y torturador responsable de delitos de lesa humanidad, por los que nunca fue condenado, que tenía la habilidad de ponerse a las y los pueblerinos de Villa Baviera de su lado por brindarles salud y educación de forma gratuita en un país donde no lo son. Una historia increíble, que si no se encuentra bien hilada es demasiado fácil y simplista recaer en mostrar sólo una de las caras siniestras de Shäfer, cuando sus males fueron varios.

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