Cónclave: una duda que pone en jaque a la iglesia

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Cónclave: una duda que pone en jaque a la iglesia

05 Febrero 2025

El papa murió y alrededor de este acontecimiento se despliega una coreografía de intrigas, secretos y tensiones orquestada por el director Edward Berger -el mismo de Sin novedad en el frente- y el guionista Peter Straughan -recordado por Tinker Tailor Soldier Spy, o El topo en español-. Quince días después, el Colegio Cardenalicio, a cargo del Decano Thomas Lawrence (Ralph Fiennes) se reúne para elegir al próximo sumo pontífice. Una elección que obligará a los cardenales a permanecer recluidos del mundo exterior hasta que uno de los candidatos se alcé con una mayoría de dos tercios.

Ante nosotros se extienden dos escenarios que se alternan entre sí: la Capilla Sixtina y la Casa de Santa Marta. Las sucesivas votaciones toman lugar ante los planos cortos del Juicio Final de Miguel Ángel, mientras las confrontaciones y negociaciones se dan con disciplina política en el ambiente claustrofóbico de la residencia papal. En las hendiduras del respeto irrestricto a los ritos y tradiciones eclesiásticas con el que se desarrolla cada acción, se cuelan los rumores y una batalla campal entre los candidatos principales a convertirse en máxima autoridad de la iglesia católica: Bellini (Stanley Tucci), Tremblay (John Lithgow), Adeyemi (Lucian Msamati) y Tedesco (Sergio Castellitto). Liberales, conservadores y reaccionarios pujarán en busca de imponer a sus convicciones, al mejor estilo de un thriller político, con la excepción de que no hay políticos de profesión sino únicamente hombres de fe.

A medida que el cónclave se desarrolla el cardenal Lawrence buscará darle sentido a la tarea que le fue encomendada. Repleto de dudas sobre su propia fe, intentará desentrañar algunos de los secretos enquistados en el presente y futuro de la iglesia: la irrupción de un nuevo cardenal nombrado in pectore, las monjas que todo lo ven y todo lo oyen -con Isabella Rossellini a la cabeza- y una serie de denuncias que salen a la luz contra algunos de los principales candidatos. El proceso para elegir al nuevo Papa es, en realidad, un camino exploratorio sobre la fe y el deseo. Un juego de roles que Fiennes y Bellini evocan a la perfección en sus diálogos. En esta puja de poder están quienes desean ser y quienes no, el debate es a cuáles se debe temer.

Hay una escena que opera como columna vertebral del relato: la homilía inaugural de Lawrence, previa a las votaciones. Rodeado por el resto de los cardenales, comienza su discurso en italiano pero, rápidamente, vuelve a su lengua materna, el inglés. En una suerte de provocación, insta a los presentes a reconciliarse con la duda y expresa: “Hay un pecado al que he llegado a temer, por encima de todos los demás, y es la certeza”. En un discurso que parecería, por momentos, una evocación al propio Papa Francisco cuando se preguntó si puede la fe crecer de la mano de duda, Lawrence profundiza: “Nuestra fe es algo vivo precisamente porque camina de la mano con la duda. Si sólo hubiera certeza y no hubiera duda, no habría misterio. Y por lo tanto, no habría necesidad de fe”.

Frente a las miradas confundidas de los otros cardenales, Lawrence -papel por el que Fiennes se alzó con una nominación como Mejor Actor para los Oscars- logra verbalizar el nudo argumental del largometraje. Más allá de las intrigas con aura espiritual, Cónclave, película basada en la novela de Robert Harris, pone sobre la mesa una duda primaria: ¿Quién es apto para ocupar el lugar más preciado por la Iglesia? ¿Alguien que dude, que peque y pida perdón o alguien que sólo despliegue ante nosotros certidumbre? ¿Queremos una fe que dé espacio a la incertidumbre o que sólo abrace las certezas?

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