Dancing with the devil: renacer de las cenizas
Por Agostina Gieco
En junio de 2018, Demi Lovato participó del festival “Rock in Rio” en Lisboa, Portugal. Allí, presentó su gira titulada “Tell me you love me”, la cual se desarrollaría en distintas partes del mundo. Un documental sobre ello estaba previsto para salir ese mismo año. Sin embargo, un mes después, y tras haber pasado seis años sobria, Demi tuvo una sobredosis, la cual se dice que podría haber terminado con su vida dada su gravedad. El 24 de julio fue internada, y el documental fue archivado, suspendiéndose así toda nueva filmación y su posterior estreno.
En 2020, Lovato decidió contar lo sucedido y continuar con el documental, aunque dándole una vuelta de tuerca. Lo que se cuenta en Dancing with the devil (bailando con el diablo, en castellano) está alejado de aquella producción realizada en 2018. “Les estaba permitiendo a las cámaras que vieran la punta del iceberg”, comenta. Esta vez, tanto ella como su familia, amigos y colegas, narran las dos caras del riguroso estilo de vida que lleva como celebridad y las imposiciones que eso genera, afectando su salud mental desde que tiene uso de razón.
Tres años atrás, cuando daba un concierto en Ohio, la artista mencionó que era necesario que se hablase sobre la salud mental y quitarle el estigma. De niña fue inscripta en concursos de belleza que la marcaron negativamente. Es tal la presión y competitividad que se vive en esos concursos, que muchas veces generan baja autoestima, lo que podría derivar, como es el caso de Demi, en trastornos alimenticios, alcoholismo y drogadicción.
A lo largo de su carrera musical y actoral, muchas personas pasaron para controlar qué comía, cuándo, cuánto, y qué ejercicio debía hacer para mantener su peso. Para ella, estas restricciones y limitaciones nacen, en parte, de los bocetos que dibujan quienes crean las piezas gráficas que enseñan la vestimenta que se utilizará en, por ejemplo, recitales o sesiones de fotos. “Todo parece lindo en el boceto, porque la modelo mide 3 metros, pesa 40 kilos, y tiene 15 centímetros de cintura”, dice. Tan reprimida fue que, durante varios años, recibió una torta de cumpleaños hecha de sandía para “no engordar”.
Los patrones hegemónicos de belleza instaurados a través de la industria del entretenimiento y de la moda, que utilizan modelos y actrices muy delgadas, hacen daño. Unos años atrás, algunas marcas reconocidas comenzaron a romper estos estereotipos, utilizando para sus campañas los hoy denominados “cuerpos reales”. Mujeres con estrías, cicatrices, celulitis y enfermedades en la piel son algunos de los cambios, junto con la incorporación de cuerpos de contextura y peso mayor que los que acostumbrábamos ver. No más photoshop para ocultar arrugas. Kate Winslet se proclamó contra ello semanas atrás, cuando el equipo de producción de Mare of Easttown, serie de la cual es protagonista, quería utilizar retoques digitales en su cara, pero ella se opuso y dijo: “Sé cuántas arrugas tienen mis ojos, por favor, ponganlas de nuevo”.
Aquel 24 de julio de 2018, a sus 25 años, Demi Lovato pudo haber muerto si la hubiesen encontrado diez minutos más tarde, según dijo el médico que la atendió. El día de su sobredosis tuvo un paro cardíaco y tres derrames cerebrales, que le causaron daño cerebral. Además, sufrió secuelas en su visión. Al despertar en la camilla, estaba ciega y, aunque actualmente logre ver, aún tiene puntos ciegos y a veces no detecta con claridad lo que hay a su alrededor. También sufrió una falla orgánica múltiple y asfixia, lo que le produjo neumonía.
Esa noche, además de heroína, ella consumió fentanilo, una droga mucho más potente que le causó la muerte a Prince. Demi, además, fue abusada sexualmente. Su proveedor no sólo le mintió y ocultó los componentes de lo que le estaba ofreciendo, haciéndolo pasar por otra sustancia. Se aprovechó de su estado, dejándola desnuda, inconsciente y tirada en su cama. No era la primera vez que pasaba por este tipo de situaciones. A sus jóvenes quince años, mientras rodaba una película de Disney, fue violada por uno de sus compañeros, al cual debió seguir viendo hasta finalizar la producción.
El documental se encuentra dividido en cuatro partes, que suman un total de una hora y media de duración. Se puede ver por Youtube y, si bien está en inglés, es posible agregarle subtítulos en castellano. Lleva el nombre del sencillo lanzado por la cantante en marzo de este mismo año, en el cual habla acerca de su adicción, tanto al alcohol como a las drogas, y donde pide perdón por "estar bailando con el diablo”.
Cada uno de los episodios empieza y termina mencionando que si nosotros o alguien que conozcamos necesita ayuda, siempre hay lugares a donde puedes ir o llamar para tener apoyo. Tanto si sos víctima de trastornos alimenticios o adicciones a drogas, y también si sufrís algún tipo de agresión física o mental. No estás solo.