Task: haciendo real a América otra vez

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Task: haciendo real a América otra vez

24 Octubre 2025

Las andanzas de un dúo de recolectores de basura y leales amigos, Robbie Prendergast (Tom Pelphrey) y Cliff Broward (Raúl Castillo) desatan los conflictos en la trama de Task (2025), la serie de siete episodios para la plataforma HBO Max, creada y dirigida por Brad Ingelsby, responsable de Mare of Eastown (2021). Robbie y Cliff revisan meticulosamente los cubos de basura de las casas de traficantes de fentanilo en los suburbios semirurales de Filadelfia.

A estas riesgosas andanzas se suma Peaches (Owen Teague), joven e inexperto, cuya función en la trama consiste en ser el puente que conduzca la investigación hacia Robbie y Cliff. Para descubrir a los responsables de los robos entra en juego una unidad especial liderada por el agente del FBI Tom Brandis (Mark Ruffalo), un ex sacerdote con más dudas que certezas sobre sí mismo y sus prójimos. Brandis, al que el FBI ha puesto a ofrecer folletos de reclutamiento en mesas de eventos y que por las noches bebe vodka a escondidas de su hija adoptiva Emily (Silvia Dionicio), surfea lastimosamente un drama familiar intolerable: Ethan (Andrew Russel), su otro hijo adoptivo, mató a Susan (Mireille Enos), su madre adoptiva y esposa de Brandis.

A este coro de afectos castigados se suma la hija mayor y biológica de Brandis, Sara (Phoebe Fox), quien en plena investigación le anuncia que se ha separado de su esposo. Supervisado con desparpajo e incorreción por Kathleen McGinty (Martha Plimpton) y compuesto por el ambiguo ex DJ Anthony (Fabien Frankel), la profesional Aleah (Thuso Mbedu) y la confusa Lizzie (Alison Oliver), el grupo de Brandis cuenta con un infiltrado que avisa los pasos de la investigación a los Dark Hearts.

En la casa de Robbie las relaciones también distan de ser estables. Abandonados por su madre, los dos hijos pequeños de Robbie están a cargo de su sobrina, la joven Maeve (Emilia Jones), hija de Billy, el hermano de Robbie. Más pronto que tarde, sabremos la razón por la que Robbie ha seleccionado como objetivos los reductos de traficantes ligados a la banda de motoqueros Dark Hearts: Billy, miembro de los Dark Hearts, fue asesinado por el irascible Jayson Wilkes (Sam Keeley), el líder de paja, detrás de quien está el posteriormente descontrolado Perry (Jamie McShane). Menos estabilidad agrega a Maeve la llegada de Sam (Ben Lewis Doherty), el niño que Robbie y Cliff secuestran tras el violento asalto en el que matan a sus padres y roban los doce kilos de fentanilo, el Halcón Maltés de Task.

La oposición entre los interiores de las casas, en donde podrían moverse los personajes del realismo sucio de un Carver, y la agraciada cinematografía naturalista que resalta bellamente como brillo exclusivo el del sol en las aguas, deja en claro que el adentro (representación de un destino social pero también significante de las psiquis de los personajes) necesita ser compensada por el afuera (la naturaleza enmarañada en una red de nostalgia y deseos de fugarse de un presente intolerable, la que sin embargo será teatro de un crimen atroz). Los recuerdos de Robbie de picnics y zambullidas en el lago/paraíso privado junto a Billy, refuerzan la desdicha de la fraternidad rota por esa otra falsa fraternidad de los Dark Hearts, que Billy «deshonró» al sostener una relación amorosa -que le costó la vida- con Eryn (Margarita Levieva), la pareja de Jayson. Como recreación fatal, Eryn será clave para que los Dark Hearts se acerquen a Robbie.

Las conversaciones entre Maeve y Robbie, entre Brandis y sus hijas, entre Aleah y Lizzie, entre Brandis y su amigo y cuasi consejero espiritual Daniel Georges (Isaach De Bankolé) y entre Lizzie y Anthony, nos sirven para armar un rompecabezas de almas en el que el affaire policíaco pasa a segundo plano en favor de una novela polifónica donde cada personaje tiene su itinerario de fracasos y penurias. El affaire policíaco concluye en el sexto episodio, el más vertiginoso dado el clímax de sacrificios y redenciones que alcanza, despejando el terreno para que en el séptimo y último episodio tenga lugar una sucesión de síntesis de otro orden. A las buenas y parejas actuaciones que ostenta Task, destacamos la masterclass de Ruffalo sobre cómo se actúa la piedad en las escenas cuando asiste al moribundo Robbie, y cuando habla en el juzgado antes de la sentencia a Ethan.

Task trata sobre la práctica de la piedad no como gesto paliativo y sí como una necesidad urgente en un mundo conquistado por una convicción negra y siniestra de que todo será mejor si se abandona o se destruye a los más débiles. Por esto, también, se nos da por decir que los verdaderos oponentes de Brandis no son Robbie y Cliff ni los bestiales Dark Hearts sino el gobierno de Trump que ya no envía partidas presupuestarias a los hogares de huérfanos salidos de calles infectadas de fentanilo donde no rige la primera enmienda sino la ley del más fuerte. Ya no es la Alianza para el Progreso de Kennedy sino la Alianza para el genocidio en Gaza y para rechazar a los inmigrantes, a los pobres, a los enfermos dentro de EE.UU. Este es el lado oscuro de la gran depresión americana, que ya ni se oculta, como en otros tiempos, sino que se despliega en shows obscenos con escenarios ocupados por criaturas mediocres y vociferantes. Que, no está de más señalar, tienen su paródica y lamentable réplica entre nosotros.