Generación Zoe: origen, ascenso y declive de un imperio

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Generación Zoe: origen, ascenso y declive de un imperio

04 Junio 2024

Hace pocas semanas Netflix estrenó un documental sobre el caso de Generación Zoe, una de las mayores estafas piramidales a nivel internacional de los últimos tiempos. Con testimonios de víctimas, material de archivo y entrevistas a protagonistas de la causa, El vendedor de ilusiones narra cómo fue construyéndose el imperio desde el inicio hasta su monumental caída, junto con el ascenso de sus líderes y su tardío colapso. 

El modus operandi de Zoe consistía en captar personas a través de diversas formas. En un principio existía una “membresía educativa” en la que, quienes se anotaban, percibían cierta cantidad de dinero por formarse en disciplinas como coaching, neurociencia o finanzas. Luego, ya habiendo logrado suscriptores, la manera de ingresar al sistema era ofrecerles realizar una inversión inicial de determinado monto con el que ganarían, como mínimo, “un 7,5% de rendimiento mensual”. O al menos esa era la teoría.

En un principio los y las participantes creían que estaban generando dinero, y por ello recomendaban a su círculo que también se involucren. Las redes humanas fueron claves para el éxito, dada la recomendación de confianza para obtener miles de dólares de forma fácil. De esa manera, la gente reinvirtió todo lo ganado, constituyendo una bola de nieve insostenible a largo plazo. El dinero entrante se utilizaba para pagar pequeñas cantidades a los inversores más antiguos, por lo que, cuando el resto dejase de invertir, no habría con qué pagarle a los demás, ya que el valor agregado en este tipo de esquemas es inexistente.  

La cabeza y fundador detrás de Zoe era Leonardo Cositorto, un coach al que se le daba muy bien la retórica y la capacidad de influir a través de la palabra. En sus discursos, además, hacía mención de Dios y de la Biblia, asemejándose cada vez más a un pastor religioso. Cositorto, con la espiritualidad, buscaba convencer a la gente de que tenían la capacidad de realizar milagros y que el poder estaba a la vuelta de la esquina, si se unían a Zoe. Junto a él, había en cada ciudad un grupo determinado de líderes que se encargaban de replicar la prédica y cubrir la mayor cantidad de frentes posibles.

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Leonardo Cositorto

Casi de un día para el otro, Zoe pasó de tener una oficina en Villa María, Córdoba, a formar un imperio. Como en el juego Los Sims, donde existe un mundo propio por donde los usuarios se mueven, abrieron una concesionaria, una escuela, una Iglesia, un centro de estética, un club de fútbol, una cadena de hamburguesas, un gimnasio, y hasta su propia criptomoneda, llamada Zoe Cash. Su expansión a nivel mundial ayudó a generar credibilidad en la firma, y así cada vez más y más personas se unieron a la secta. 

Sin embargo, una jugada fallida inició la inminente caída. Cuando hubo quienes comenzaron a solicitar la devolución de su dinero, desde los altos mandos aseguraron que no había nada, ni siquiera un dólar. De esa manera, ante la desesperación de haber perdido los ahorros de su vida, muchas de las víctimas se acercaron a las oficinas empuñando armas, rompiendo mobiliarios y amenazando a empleados y empleadas. 

Si prestamos un poco de atención a las escenas en las que Cositorto habla se pueden observar las similitudes entre el líder de Zoe y el presidente Javier Milei, más allá del vínculo existente. Ambos alaban la meritocracia, responsabilizan al sistema por las desgracias que causan y buscan diferenciarse del mercado y la política tradicional. Al fin y al cabo, otro exponente de una larga lista de personajes que aparecen y logran cooptar a las personas, aprovechándose de sus necesidades o utilizando discursos en pos de la supuesta libertad.

Por otro lado, si bien Zoe cayó y los principales imputados por el caso se encuentran en prisión a la espera del juicio, la mayoría del dinero, estimado en 120 millones de dólares, se cree que se encuentra en paraísos fiscales y no declarado. Además, sigue habiendo cada vez más empresas que utilizan un mecanismo similar, sino el mismo, y terminan estafando a grandes cantidades de personas en tiempos de incertidumbre e inestabilidad económica.

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