How to with John Wilson: comedia a partir de la singularidad humana
Por Diego Moneta
Estamos en una época en la que los tutoriales no sólo se han consolidado como formato, sino que ya están trillados, a través de videos, notas de color y piezas de Tik Tok. La corta duración, lo efímero y lo banal son decididamente la regla. How to with John Wilson (Cómo con John Wilson), serie documental de HBO, toma ese punto de partida para permitirse reflexionar sobre cuestiones más profundas, con la ciudad de Nueva York como contexto.
La comedia, que lleva dos temporadas y una tercera en camino— de seis capítulos, en un recorrido pre y durante la pandemia—, lleva la marca de John Wilson desde su inicio a fines del 2020, y su producción está a cargo de Nathan Fielder, Michael Koman y Clark Reinking. Cualquier descripción inicial resultaría vaga y poco acertada para una de las apuestas más interesantes en el último tiempo, ya convertida en una ontología que convierte lo mundano en extraordinario. Es una idea atípica para las clásicas estructuras documentales. Wilson enfatiza una “filosofía de las pequeñas cosas” para tratar de explicar grandes tópicos.
Los capítulos— de menos de media hora— están filmados casi en su totalidad en las calles de Nueva York, lo que remite a la producción conjunta de Fran Lebowitz y Martin Scorsese. La serie funciona como un acordeón narrativo gracias a la cámara, casi una extensión más del propio Wilson. Si bien inicialmente el foco está puesto en un tema principal, a partir de una cuestión personal de su vida bohemia, en el desarrollo, gracias a su habilidad para entablar conversaciones, avanzará en diversas e impredecibles direcciones, oscilando entre lo trivial y lo profundo. Una verdadera poética de la ciudad y de la singularidad humana.
En una especie de mezcla de base entre Borat y Woody Allen, que combina la búsqueda por lo estrafalario y cierta estética nihilista, Wilson irá narrando en primera persona, con un estilo tan distante como candente, yuxtaponiendo escenas urbanas con reflexiones y obsesiones, para que la serie documental nos atrape, aunque no sepamos bien porque. Si Nueva York es uno de los escenarios típicos en la industria del entretenimiento, How to with John Wilson, al igual que otras producciones que buscaron diferenciarse— como Los Soprano—, plantea varias inquietudes que muchas veces llevan a romper límites geográficos de la ciudad. Hay una Nueva York para cada etapa y estilo de vida.
La tira combina la duración de las sitcoms y las formas documentales. Suma también la capacidad para alternar lo emotivo con el humor absurdo— donde se nota la labor de Fielder, conocido por Nathan for you y que trabajó en algunos capítulos de ¿Quién es América?—, por lo que logra consolidar su impronta propia y, de esa manera, diferenciarse de experiencias previas. La cámara no es una barrera, porque pesa más la tarea de observación, transformándose por momentos en un relato en clave humanista.
Uno de los elementos que la vuelve exitosa es su metodología, es decir, esa capacidad de dejarse llevar por el azar, aunque por detrás haya un guion perfectamente planificado. La narración va y viene entre temas optimistas y sombríos, apostando al cuestionamiento de ciertos prejuicios y a enfrentamientos pendientes que nos tiene la vida. Una forma de pensarnos de manera más empática, sin llegar al sermón. A diferencia de Reviewer, de Andy Daly, Wilson se propone postular alguna que otra enseñanza, a pesar de que él mismo fracase en su propio aprendizaje, pero que destaca por tener más preguntas que respuestas y por hacer reír con su mirada sobre el mundo como vehículo.
La otra gran base es el juego llevado a cabo con el caudal de archivo del que se vale la producción. El viaje es tan filosófico como visual, problematizando distintas categorías previas y de estilo. Wilson lleva a la perfección el arte de desfamiliarizar conocimientos cotidianos hasta volverlos extraños. Una propuesta tan peculiar como divertida, con componentes dispares satisfactoriamente complementados.
El primer capítulo puede dar la impresión de que será una colección de bizarreadas e incomodidades, pero lentamente deja ver una mirada más amable con su contexto, lo que se vuelve más claro con la irrupción de la pandemia. El aislamiento obligatorio termina funcionando como un golpe de efecto emocional que vuelve a How to with John Wilson una serie documental con una relación crítica pero comprensiva de sus alrededores, sin juzgar, en la que el propio narrador revela sus ansiedades y actividades en cámara.
Wilson, trovador de nuestros tiempos a base de cámara y edición, pone el ojo sobre la experiencia y expresión humana, sabiendo que desde la singularidad se construye lo colectivo de la vida. Por eso mismo Nueva York es sólo un punto de partida, tan influyente como casi una excusa. How to with John Wilson es una de las grandes sorpresas en el género por el todo que conforma: reflexiones profundas con el absurdo y lo surrealista que, a través del humor, también puede demostrar sensibilidad. Esta especie de tragicomedia documental es, en partes iguales, ineludible para amantes de la comedia y de la sociología.