La madre del blues: vida y lucha de una artista afro en los años 20
Por Diego Moneta
El 28 de agosto de 2020 Chadwick Boseman falleció a causa de un cáncer colorrectal. El hecho sorprendió al público en general, pero más a sus compañeros de trabajo, ya que había mantenido la enfermedad en secreto. De esa manera, La madre del blues (Ma Rainey's black bottom en inglés) se convirtió en su última película y único lanzamiento póstumo. El 14 de marzo se publicaron los nominados a los Premios Oscar y Boseman obtuvo su primera nominación, al integrar la terna de los actores principales. También se esperaba su inclusión por su papel en 5 sangres, aunque finalmente no ocurrió.
La madre del blues es una película biográfica sobre la artista afroamericana conocida como Ma Rainey, muy exitosa a principios del siglo XX. Está basada en la obra homónima escrita por August Wilson en 1982, que llegó hasta las tablas de Broadway. La dirección estuvo a cargo de George C. Wolfe y el eje de la narración es la grabación de un disco que genera tensiones entre Rainey, los dueños del estudio y los integrantes de la banda que acompaña a la cantante. Tuvo un lanzamiento limitado en cines a fines de noviembre de 2020 y al mes siguiente se distribuyó a nivel mundial a través de Netflix.
Otras obras del dramaturgo Wilson ya han sido llevadas a la pantalla grande. Fences, del año 2016, contó con la dirección, la producción y el protagónico de Denzel Washington. En ella, Viola Davis, la cara del film de 2020, obtuvo su hasta ahora único Oscar, a mejor actriz de reparto. Esta vez espera llevarse el de actriz principal. Al mismo tiempo, Boseman ya tenía experiencia interpretando a íconos de la cultura afroamericana, tal como lo demuestran sus papeles en 42, La historia de James Brown y Marshall.
Si bien la película representa un día ficticio, logra plasmar la importancia de Rainey en la lucha contra la discriminación, racial y por motivos de orientación sexual, en el movimiento de mujeres y en la historia de la música de la época. Gertrude Malissa Nix Pridgett Rainey, mejor conocida como Ma Rainey, comenzó a cantar desde su adolescencia y contrajo matrimonio a los 14 años con Will Rainey, con quien más adelante formaría su propio grupo. Durante la década de 1920 grabó un centenar de canciones. Fue una de las primeras artistas abiertamente bisexuales, hasta tuvo letras dedicadas a mujeres, y fue de las primeras también en conseguir el acompañamiento de una banda de jazz.
La influencia teatral de Wolfe puede notarse rápidamente: casi todo sucede en un único escenario, un estudio de grabación en Chicago. La expresividad del elenco es uno de los puntos más altos y cada quien espera su turno, de alguna manera, para sentirse protagonista. Más allá de la actuación maravillosa de Davis, oscilando entre la necesidad de Rainey de hacerse respetar y su aire de diva, La madre del blues es el despliegue de todo el potencial como actor de Boseman, interpretando a Levee, desde el carisma hasta la ira, pasando por la sensibilidad.
El tándem Boseman-Davis es de lo mejor del film, sacando chispas en cada uno de sus choques. A pesar de ello, es poco el tiempo que comparten en cámara, por lo que se desaprovecha su potencial. El resto de los personajes complementan muy bien diferentes aristas, pero Levee es el único con un arco narrativo marcado. Su infancia, el querer ser reconocido, algunas promesas incumplidas y barreras a romper son un cóctel explosivo.
El cierre del film pone en perspectiva su planteamiento inicial, a través de dos momentos de violencia, uno explícito y otro implícito. Una de sus claves gira en torno a composiciones de afroamericanos usurpadas por artistas “convencionales” en aquel entonces. La fuerza de la historia está ahí y se mantiene a lo largo de toda la narración. Una historia que, a través de lo que puede conocerse como teatro filmado, es compleja en su fondo al mostrar el segregacionismo de Estados Unidos a comienzos del siglo XX, que perdura en la actualidad.