La niña de la foto: nadie es quien dice ser
Por Agostina Gieco
En 1990 una joven de veinte años llamada Tonya Hughes fue encontrada malherida en medio de la noche al costado de una ruta en Oklahoma, Estados Unidos. Cuando sus compañeras de trabajo quisieron comunicarse por teléfono con su madre para comentarle, ésta les dijo que no podía ser posible, dado que su hija había fallecido veinte años atrás. Según Clarence Hughes, la joven conocida como Tonya era su esposa y ambos tenían un hijo de dos años llamado Michael.
El personal del hospital notó que el niño no hablaba y la mejor amiga de Tonya les aseguró que él no era así en absoluto y que nunca estaba con el padre, quien, sin embargo, no permitía que su esposa paseara sola con él sin su supervisión. En ese momento Servicios Sociales reasignó a Michael a otra familia de cuidado, ya que Clarence no se veía como alguien apto para hacerse responsable. Cuando los programas de noticias comenzaron a transmitir por televisión el hecho, compartiendo fotografías de la joven fallecida, una ex compañera de secundaria juró y aseguró a la policía que su nombre no era Tonya Hughes, sino Sharon Marshall. Además, y lo más retorcido, afirmó que Clarence, quien decía ser su esposo, era en realidad el padre.
Tiempo después, una vez que Michael estaba a punto de convertirse legalmente en hijo de la familia que lo acogió, Clarence secuestró al niño. Cuando el FBI comenzó a hacerse cargo del caso, se vieron inmersos en una investigación mucho mayor de lo que creían. Por un lado, debían encontrar al fugitivo para poder dar con el paradero de Michael. Por otro, estaba la necesidad de descubrir la verdadera identidad de Tonya y qué relación existía en realidad entre ella y Clarence, dado que hubieron testigos con relatos que no encajaban con la versión oficial. A lo largo de la historia irán apareciendo más cabos sueltos que vuelven la trama aterradora y por momentos confusa si no se sigue el hilo atentamente.
En su juventud, el hombre, que luego se descubrió que se llamaba Franklin Floyd, había realizado diferentes actos delictivos que lo condujeron a la cárcel, entre los que se encontraban robo a un banco, secuestro y abuso sexual de menores. Una vez que su libertad fue concedida, no cumplió con lo pactado y se convirtió en fugitivo. Logró huir por 17 años con identidades falsas y trasladándose de una ciudad a otra. Se descubrió que poseía tal nivel de perversión que guardaba filmaciones de jóvenes desnudas y fotos de pornografía infantil.
La niña de la foto es un documental dirigido por Skye Borgman, acerca de un caso real que impactó en los 90 y principios de los 2000 por su complejidad de resolución y escalofriante historia. Determinar la veracidad de las relaciones entre los involucrados no fue sencillo, debido a repetidos giros y callejones sin salida que generaron décadas de investigación. Cada descubrimiento era una pequeña parte de un entreverado rompecabezas que, al día de hoy, aún no fue completado, a pesar de distintos avances realizados.