Summer of Soul: música, orgullo afroamericano y el mejor festival que tuvo Harlem
Por Jazmín Manuel
1969 se marcó para siempre en el imaginario estadounidense como el año de Woodstock. La época en la que el rock psicodélico del comienzo de década le dejaba lugar al rock progresivo del comienzo de los 70s, la de la juventud hippie, la revolución sexual y el rechazo a la guerra. Todo mientras que, en ese mismo contexto y fuera del privilegio blanco de muchos de aquellos jóvenes, las comunidades negras se encontraban atravesando una década de lucha, unidad y rebelión contra el racismo estructural del país. El documental Summer of Soul (…O Cuando la revolución no pudo ser televisada) nos sitúa en esos 60’s: fue cuando asesinaron a Malcolm X y Martin Luther King, y también cuando el movimiento del Poder Negro pisó fuerte, no sólo actuando en pos de derechos civiles negados en la historia sino, también, enfatizando en el orgullo racial y en la conformación de instituciones políticas que defendieran los intereses del pueblo afroamericano.
Esta producción, que ya se llevó un Bafta como Mejor Documental, nos muestra la otra cara artística norteamericana que quedó a un costado mientras todos estaban muy ocupados mirando Woodstock: el Festival Cultural de Harlem de 1969. Nos sitúa en este evento y en su contexto político y social desde la mirada de sus protagonistas, mediante entrevistas y material de archivo inédito. Estados Unidos no desde la mirada blanca y privilegiada sino desde las comunidades negras, sumamente marginalizadas y excluidas, que tras décadas de sometimiento seguían luchando para que termine la segregación racial.
El Festival Cultural de Harlem funcionó como respiro del calvario que seguían atravesando, a la vez que se patentó como un verdadero encuentro político de orgullo, lucha e identidad. En dicho evento, al cual asistieron más de 300.000 personas, tocaron grandes íconos que marcaron el futuro de la música como Nina Simone, BB King y Stevie Wonder. En ese sentido, disputa la categoría a Mejor Documental en los Premios Oscar.
Toda la obra es hipnotizante, coronándose como uno de los mejores documentales musicales de los últimos tiempos. Las imágenes del festival nos invitan a recorrer lo que fueron los grandes momentos del evento y nos brindan la posibilidad de no sólo escuchar entrevistas y testimonios de aquellos que estuvieron presentes sino ser espectadores de shows de artistas emblemáticos. Al mismo tiempo, recorre la historia de la música negra en Estados Unidos, las grandes influencias del gospel, la fuerte presencia del blues y la inspiración proveniente de los ritmos africanos y latinos.
Uno de los momentos más destacables es cuando Nina Simone, con su presencia única, se sube al escenario y comienza a cantar To Be Young, Gifted and Black (Ser Joven, Talentoso y Negro), inspirada por la obra teatral homonima de Lorraine Hansberry. “Debemos empezar a decirle a nuestros jóvenes / Hay un mundo esperándote / Esta es una búsqueda que acaba de comenzar”, relata su letra. Es una canción que resume lo que significó el Festival Cultural de Harlem para sus asistentes, muchos de ellos hijos y nietos de esclavos, de la forma más bella: “Mi alegría de hoy / Es que todos podemos estar orgullosos de decir / Ser joven, talentoso y negro”.