Them: cuando el terror psicológico es la mismísima realidad
Por Diego Moneta
Con la aparición de American Horror Story las series antológicas de terror vieron allanado su camino para hacerse un lugar en las plataformas de streaming. Si bien la producción mencionada es la referencia obligada, también podemos destacar en la lista a La maldición o a Marianne, ambas de Netflix. En esa clave se inscribe Them (Ellos, en castellano), la apuesta temática lanzada a comienzos de abril por la plataforma de Amazon Prime.
Con pedido confirmado para realizar una segunda entrega, la primera temporada fue nombrada “Pacto” y consta de diez episodios. La serie se basa en el proceso histórico conocido como “segunda gran migración”, en el que un enorme número de familias afroamericanas decidió comenzar una nueva vida en otro lugar, en su mayoría California. En ese marco, también toma la experiencia del cantante Nat King Cole durante su mudanza a Hollywood. Al mismo tiempo, se nota la influencia de producciones de Jordan Peele: Get Out (Huye), ganadora del Premio Oscar a mejor guion original en 2017 y Us (Nosotros), con la cual hasta puede notarse cierto juego de palabras.
En 1953 Henry (Ashley Thomas) y Livia “Lucky” Emory (Deborah Ayorinde) deciden trasladarse con sus hijas, Ruby Lee (Shahadi Wright Joseph) y Gracie Jean (Melody Hurd), desde Carolina del Norte a East Compton, un barrio de Los Ángeles excluyente con la comunidad afroamericana. El vecindario racista y violento hará que aspectos de la realidad y otros sobrenaturales— que por momentos parecen cruzarse— conviertan su sueño en una zona de amenaza constante. De esta manera, la serie no sólo aborda el terror y el racismo, sino que le suma urbanismo y segregación, insertados en un contexto histórico. Una mezcla que, desde el vamos, resulta llamativa.
Them deja en claro que todo ocurrirá en diez días y no desperdicia tiempo para volverse un estado de crisis inminente. A su llegada, la familia es recibida con miradas intensas que ya están pensando maneras de incitar a que abandonen su nuevo hogar. Ambas partes tienen claro que la familia viene de un lugar peor, por lo que “echarlos no será fácil”, según plantea Betty Wendell (Alison Phill), una de las vecinas más agresivas. Los traumas del pasado, cuidadosamente dispersos a lo largo de la narración, y esa especie de pacto que los liga al presente son determinantes para la cuota sobrenatural. En este apartado destaca en particular The tap dance man (el hombre que baila tap, personificado por Jeremiah Birkett), un juglar que atormenta y representa una oposición a Henry.
La historia se complejiza en todas sus aristas familiares, desde la presión sobre la pareja hasta los encuentros de Gracie y las ansiedades de Ruby. Entre lo inquietante y lo indiferente, apuesta al terror onírico. Su interés radica en mostrar ese trasfondo histórico de los suburbios estadounidenses y lo que éstos esconden bajo sus lindos colores y atractivos jardines. Se preocupa por lo que rodea al concepto de “sueño americano”: quién tiene o no permitido cumplirlo. En este punto, Them es más que una producción sobre terror y racismo. Es una serie sobre “blanquitud”, como condición ideológica, psicológica y cultural.
Por otro lado, aunque es cierto que no se lo propone, no deja ninguna reflexión alrededor de sus temáticas. Donde hay una clara falencia es el total desaprovechamiento del rol de Betty como villana, que ocupa un rol secundario en la trama. Además, también fallan en el desarrollo de algunas subtramas de interés. Al enfrentamiento de valoraciones que hace ella, como también Lucky, que la otra “sobra” en el barrio, le falta profundidad. Su personaje pierde vinculación y casi se reduce a su relación con Clarke (Liam McIntyre).
El otro aspecto tal vez cuestionable de Them es la impronta violenta y de subyugación, que en muchas producciones suele asentarse en un límite difuso entre la representación y la espectacularización. En este caso pasa por otorgar autenticidad al relato, con escenas que incluyen advertencias específicas y son más cortas, en promedio, que el resto. En su lugar, dan un paso adelante ciertas “microagresiones” para demostrar lo que el término reduce y rechaza. La descripción que realiza tal concepto no captura la negación de existencia que proponen las miradas, canciones y pequeñas acciones en el cotidiano.
Lo más destacable pasa por la creación de una serie que está siempre en su punto de ebullición, combinando franquezas y sutilezas, que logran un tono y un ritmo muy bien llevados. Incluso cuando no se habla en concreto de racismo, los gestos se sienten como amenazas. Todo eso gracias al trabajo de guion y mérito de un gran elenco. El enfoque narrativo y de actuación se complementa con la labor de filmación y una banda sonora a la altura. Cada una de sus partes, por separado, ya es buena, pero el todo es mucho mejor.
De esta manera, Them se coloca fácilmente por encima del promedio de las series antológicas de terror. Una serie que, antes que nada, es fiel a su género y por eso funciona. Un comienzo auspicioso para una propuesta interesante, cuyo objetivo es explorar el terror a lo largo de diferentes décadas de la historia y cultura estadounidense.