Dossier Fractura: Una vida dedicada a la poesía y a la lucha por un mundo más igualitario
Por FerKan
Recordar a esta gran poeta es también un acto de justicia para alguien que dedicó su vida a la producción poética y a la difusión cultural. Fue una militante de la palabra y del peronismo, que hacía todo con mucho esfuerzo y sin apoyo, aún a costa de resignar aspectos de su vida personal. Desarrolló el ciclo Interiores, en el que invitaba a leer a poetas de otras provincias, fue integrante de “Poesía en la Escuela”, de la “Red Federal de Poesía” e integró la comisión organizadora del Festival Internacional de Poesía en el Centro (Centro Cultural de la Cooperación). Para conocer más acerca de su vida y obra, el suplemento Fractura, entrevistó a su sobrina, la escritora Florencia Abbate.
APU: ¿Cómo fueron sus orígenes literarios y la construcción de su imaginario?
Florencia Abbate: Mi tía Inés era una persona especial, no era de esas personas que “compran” un imaginario prefabricado acerca de cuáles deben ser sus metas en la vida. Es una mujer que realmente hizo su propio camino, siempre muy conectada con su mundo interior, con sus amores profundos, con sus pasiones. Inés siempre fue muy intensa. Su apariencia etérea y despreocupada convivía con una gran intensidad para conectarse con las cosas. Y eso se aprecia en todo lo que hizo: en su forma de militar la poesía, en su vocación docente, en su compromiso político, y también en la manera en que se relacionaba con las personas. Inés no hacía nada a medias: intensamente, daba todo.
APU: Es cierto, daba una apariencia de estar un poco desconectada de su entorno inmediato.
FA: Lo material no le importaba ni en lo más mínimo. Nunca tuvo ni la menor ambición en lo económico. Podía arreglarse con muy poco, casi nada. Para ella, el verdadero alimento de la vida era de otro orden, algo imposible de conseguir con dinero, era aquello que nos enriquece interiormente, un alimento espiritual, pero en un sentido muy concreto, porque aquello que le alimentaba el alma podía ser descubrir una poesía, charlar con un amigo y tomar un vino, disfrutar una tarde de bromas y risas con sus hijas. Inés era sumamente amorosa, ponía amor en todo lo que hacía y nunca calculaba. No sabía calcular y no hacía nada esperando algo a cambio: sabía que dar es simplemente dar.
APU: ¿Cómo se vinculan en ella la poesía y el peronismo?
FA: Era también una persona radicalmente leal. Leal a su ideología, a su deseo de un mundo más justo, a su creencia en la poesía no meramente como un género literario sino como un modo de vida, como una manera de estar el mundo, y por supuesto leal a sus afectos, leal con las personas. Y creo que la lealtad tiene mucho que ver con la dignidad: ser leal significa también ser digno de lo que amamos. Además, Inés empatizaba con el sufrimiento, no podía ser indiferente al sufrimiento ajeno, ni al del poeta que le contaba borracho su infancia sufrida, ni al del pibe que subía al colectivo a vender medias. Me imagino que fue peronista por eso, porque le parecía que el peronismo había llevado un poco de justicia para esos sectores que históricamente fueron los más sufridos, y también por esa cosa desafiante, de rebeldía plebeya frente al status quo, que tuvo el peronismo.
APU: Su imagen distante contrastaba con eso de ponerle el cuerpo a la difusión cultural, siempre estaba presente en muchos ciclos y presentaciones.
FA: Como sobrina me conmueve muchísimo que Inés haya llegado a ser una persona tan querida en el ambiente de la poesía. Pero a la vez no me sorprende, porque cualquiera que la tratara debía darse cuenta de que era la persona más genuina y confiable del mundo. A veces me río cuando me acuerdo que había épocas en que no lograba localizar a mí tía porque Inés no tenía domicilio fijo. Llevaba una vida bastante itinerante. Y era común que quedara a cargo de las casas de amigas que se iban de viaje y le dejaban a ella la llave para que viva ahí y se ocupe de los gatos y de las plantas. Inés era eso: la persona a la que le dejarías con los ojos cerrados las llaves de tu casa. Y si no sabías dónde ubicarla, lo mejor era que para verla fueras al lugar donde siempre la ibas a encontrar: la próxima lectura de poesía. ¡Era el ser más ubicuo del ambiente! ¡No se perdía ni una sola lectura ni una sola presentación!
APU: ¿Cómo logró hacer su ciclo Interiores sin apoyo de ningún tipo?
FA: El título de su libro “Si es puñal que me mate”, yo lo asocio a la idea de fatalidad, una idea que me parece que fue muy fuerte en la vida de Inés. Me imagino que ella experimentaba con mucha intensidad esa sensación de fatalidad: yo soy como soy, no puedo evitarlo, no me importa lo que piensen. Pensamos que Inés inventó el ciclo “Interiores” y gracias a esa entrega total a la causa de federalizar la poesía vivió algunas de las experiencias más inolvidables de su vida. Como se sabe, aunque no tenía un mango ni nunca se presentó a ningún subsidio, Inés invitaba a poetas de las provincias, les conseguía hospedaje, les pagaba los viáticos y la comida, les imprimía una plaquette con sus poesías y les acompañaba a Retiro a tomar el micro de regreso. Alguien se habrá preguntado: ¿Estaba loca? En absoluto, Inés era inmensamente feliz con lo que hacía, y era así por una fatalidad: no podía ser de otra manera. Con sus hijas, mis dos adoradas primas, a veces comentamos que no se cuidaba demasiado la salud, dormía poco y no comía bien, pero siempre me consuela recordar lo mucho que ella disfrutaba su vida desordenada y noctámbula. Me gusta fantasear que en algún lado nos estará diciendo: ¡Nadie me quita lo bailado!
APU: ¿Cómo era ella en su vida cotidiana y con sus afectos?
FA: La dedicatoria que me escribió en su libro dice: “Para mi querida Florcita, estas brasas ardientes para compartir con todito mi cariño”. Esa dedicatoria me la hace ver a Inés tal cual era: su dulzura reflejada en ese “Florcita”, mi nombre en diminutivo, su visión apasionada de la poesía en la imagen de los versos como “brasas ardientes”, que nos calientan pero que también nos pueden quemar, el hecho de que poesía es algo “para compartir”, y por último el hecho de que no haya puesto “con mucho cariño” sino: “con todito”, porque si Inés te quería, te quería totalmente, con un afecto que no admite medias tintas.
APU: ¿A qué idea se aferraba y a qué le escapaba?
FA: Su obra poética es muy personal, breve y tremendamente esencial, no hay nada de más, todo lo escrito lleva la marca de una profunda necesidad de escribirlo. Es también una obra ajena a las modas epocales, porque a ella no le interesaban para nada las expectativas externas, y supongo que tampoco creía en la idea de consagración. La escritura era algo muy íntimo y le surgía en cuentagotas. Si tuviera que decir de qué huía, diría que huía de lo careta y se aferraba a lo auténtico, a lo genuino. Ningún caretaje de ningún tipo podría ser tolerado por Inés. Ante la falsedad, la impostura, la pose, me la imagino soltando una de sus sonoras y bellas carcajadas. Inés me enseño que si no vas a dar algo que sea absolutamente verdadero, mejor ni des.
APU: ¿Qué aspectos te parecen centrales para conocer su escritura?
FA: No quisiera analizar su poesía, tampoco sé si podría hacerlo porque para mí Inés no es simplemente una poeta sino mi familia, pero quiero citar algunos versos de los que a mí me parecen sus mejores poemas, versos que creo que representan a su poesía y que la representan a Inés: “Quisiera devorarme / este pan de los libros / y olvidarme el delantal / arrugado en un pupitre”. “Mamá / cómo decirte / que este animal que nos descorazona / es el mismo que enreda / tu corazón a un yugo cada noche”. “Alguna vez / tirados en el pasto tuvimos todo el tiempo”. “Agazapada en la luz / buscándome / no me hallaba / sólo pude descubrirme / cubriéndome / entre espesura y follaje”. “Nombrame como a la patria / y aún lejana a vos / sujeta / a la ventura de tu propio paso”. “Sin saber / que en la noche de al lado / llorábamos los dos / de placer”. “Es necesario / desbaratar la piel / y corredor al fondo / manipular el azogue de las venas / Tocarse / lo de adentro”. “La confianza me cubría como un manto”. “Indefensos y frágiles / sabemos / que el único suceso que nos torna invencibles / es tenernos a mano”. “No es para mí el pulso apaciguado”. “Que alguien me libre / de agachar la cabeza para ser coronada”. “Mi amor es una mata de cabellos / cortados con la hoz / de la luna creciente / el pie de una pequeña japonesa / que se resiste / al zapato de cristal de Cenicienta / Mi pasión es para siempre”. Y, sí, su pasión es para siempre…