Pedro Piccatto: el ángel amargo, poesía de la anticipación
Por Boris Katunaric
“Haceme resplandeciente
¿Querés saber lo que es estar muerto?”
Cienfuegos
El mundo es un lugar hostil y no nos quiere. Y es hostil porque ese mundo está hecho de personas. Todo esto ya lo sabemos, seguro, pero más lo sabía el poeta uruguayo Pedro Piccatto (1908-1944).
Hablar sobre la vida de un autor más que de su obra, para quienes amamos la literatura, es algo que nos da cierto rechazo, sin embargo, la poesía del autor de Las anticipaciones está tristemente determinada por su trágica vida y su temprana muerte.
Desde la marginalidad que supone ser un poeta y desde la poca repercusión de sus obras sólo se conocen los aspectos básicos de su vida y cierta mística alrededor de ello. Un accidente al año de vida le dejó como secuela de una doble joroba de pecho y espalda, lo que lo alejó sin dudas de las distintas posibilidades de relaciones sociales, seguramente incluidas el amor. El temor al rechazo lo hacía ser una persona que salía poco y de noche, su apariencia lo condenó, no al encierro, pero sí a una tímida y selectiva vida social.
Pero, retomando la primera línea de esta nota, la hostilidad del mundo produce como efecto colateral, una reacción que muchas veces nos hace más soportable o menos desesperante los días y las noches. La poesía de Pedro Piccatto aparece como refugio y también como experiencia de placer. Como dice Mercedes Ramírez en la contratapa del libro recientemente publicado por la editorial Himalaya: “Antes de morir dibujó entre la música y el sueño, las rosas, las amapolas, las azucenas y los mirasoles que hoy permanecen vivos en sus poemas”.
El poeta publicó en vida, gracias al apoyo de sus amigos y contertulios de los cafés, un primer y único trabajo titulado Poemas del ángel amargo en 1937. De allí son estos primeros versos demoledores:
“Sin temor de morir,
casi viviendo
el corazón bajo una rueda fría
¡Y pulsándolo todo
¡Y todo amándolo!”
Romper las líneas es mostrar también la ruptura propia y así Piccatto lo demuestra amándolo. En el documental El ángel anticipado Washington Benavídez, poeta y crítico uruguayo, dice: “él no utiliza lo que va a ser la estrategia estructural clásica de esa poesía franquista española que es el soneto”. También se destaca el uso de neologismos, en una sintonía muy cercana a César Vallejo. Así lo demuestran palabras como “Sangral” o “Campanal”
“Floral
marina fantasía
este poema…
esta fuga tenaz hacia otra cosa,
este feliz delirio de agua y flor.
¡Corazonal!
¡Sin par!”
Piccatto es un poeta excepcional, adelantado a su tiempo, mítico por lo determinante de su vida en su obra, riquísima y efímera, pero poco leída y disfrutada como él disfrutaba de su jardín, de sus pájaros y su escritura que, además de ser un refugio del mundo, también se daba espacios para hablar de su dolor.
“Qué mal! qué mal
se explican mis heridas
Y eso que para ello solo tienen
la sangre y la palabra
Solo
la sangre y la palabra”
Otro de los grandes versos referidos al dolor: “Heridas comparables a las que sufre Dios / cuando crea el dolor de un inocente”.
Luego de su muerte un grupo de amigos financia en 1944 la edición de Las anticipaciones. El libro que nos llega hoy a las manos es gracias a la voluntad de la editorial Himalaya que inaugura su catálogo con esta obra por primera vez en Argentina. Si se quiere un acto de justicia con un autor marginado, olvidado y poco leído del que no quedaba más que una anécdota sobre su deformidad. Hoy puede leerse su obra completa y eso merece un brindis.