“Transradio”, novela de Maru Leonhard: el arte de perder

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“Transradio”, novela de Maru Leonhard: el arte de perder

26 Septiembre 2021

Por Analía Ávila |​ Foto interior: Pau Granillo

Transradio, la primera novela de Maru Leonhard que va por su tercera edición en Compañía Naviera Ilimitada (2020), me atrapó desde la primera página, provocó una tensión que hizo que leyera compulsivamente hasta la madrugada, fueron dos noches en trance. Y después las imágenes, las escenas y personajes quedaron impregnados en mis pensamientos, como si hubiera vivido esos hechos. 

La tapa del libro diseñada por Santiago Palazzesi, imprime un clima bucólico, con unas pocas casas bajas y un molino de viento en medio del campo. Pero lo que sucede en esa localidad de Transradio dista mucho de la calma. O mejor dicho, combina las dos cosas, lo angustiante y lo refrescante.

El argumento es sencillo, una pareja, Isabel y Martín, que en medio de una crisis se mudan lejos de la ciudad. Ella quiere regresar al lugar donde pasó sus primeros años y donde la esperan recuerdos en capas; como el encastre de las muñecas rusas, Isabel con el dolor a cuestas por la pérdida de su hijo, vuelve al lugar donde pasó los últimos días con Margarita, su madre. Isabel en su derrotero va acumulando duelos. La protagonista tiene el anhelo de desentrañar y cerrar temas pendientes de su infancia: la vez que casi se ahoga en una zanja, la noche de una histórica inundación, la muerte de su mamá, el accidente con un perro que siguió apareciendo en sus pesadillas.

En la casa de Transradio se suman nuevos dolores: la separación de su pareja y el transcurrir de sus días en soledad, el alejamiento de Emilio, un nene vecino con el que ella se había encariñado y era su motor, la destrucción de su proyecto de huerta, que puede ser una metáfora de su conexión con la vida/tierra, con lo lúdico y con la esperanza.

Lo silenciado, lo que no se puede nombrar, también es un tema que sobrevuela toda la novela: en la familia, en el pueblo, en su pareja. Su padre nunca le explicó el porqué de los actos de su madre; Isabel recién en su adultez ata cabos y comprende la enfermedad mental y depresión de Margarita.

El gran gesto de Leonhard es la elección de la manera de narrar, sin seguir una línea temporal, como si fuera en espiral y al mismo tiempo va haciendo zoom en determinados personajes o hechos, para ir dando más pistas acerca de las intrigas que plantea el relato. Esta dosificación de la información, sumada a los indicios y anticipaciones que va dejando la autora en el texto, mantienen la tensión hasta el sorprendente final de la novela.

Maru narra con una potencia visual que seguramente surge de sus estudios de Imagen y Sonido, y con diálogos que mantienen el suspenso y la intriga. Los recursos del lenguaje audiovisual están en esa sucesión de escenas breves, con descripciones detalladas, primeros planos, que hacen que quien lee habite esos lugares. Los flashbacks, los fuera de foco, los fundidos de imágenes, refuerzan para quien lee esa sensación de estar viviendo los hechos. “Ricky corría y todo lo que había alrededor de él se iba de foco, se convertía en rayas de colores, como si estuviera viendo lo que él estaba viendo”, describe la autora.

También los sueños y pesadillas de Isabel se funden y confunden con la realidad: “La imagen de mi cuerpo deformado y el sonido de mis ladridos se fundieron con el cuarto oscuro y los ladridos de mi visitante. Me incorporé de golpe, cuando entendí que estaba en mi cama, corrí al baño y me encerré, todavía con temor de haberme convertido en un animal”.

“El vaho era tan asfixiante como melancólico”, narra Leonhard acerca del cuartito del fondo de la casa y esa podría ser una buena definición del clima de la novela. En la casa de sus vecinos Julio y Helena también la invade esta sensación: “el olor, el encierro, la oscuridad, el frío, todo estaba teñido de marrón”.

En la novela también hay una transformación de Isabel, cada vez más parecida a su madre y cada vez más cerca de lo primitivo y lo salvaje. Su vecina Helena la llama “Margarita”; “estás igual a tu mamá”, le dice Inés. Hasta que ella misma al mirarse en el espejo lo nota: “La vi a mamá. Se pasaba el dedo dibujando el contorno de sus ojeras liláceas. La imité (…) Cerró los ojos con fuerza y volvió a abrirlos, me sacó la lengua. Yo sonreí, ella también”.

Transradio es una de las 10 novelas preseleccionadas para la primera edición del  Premio de Novela Sara Gallardo, dirigido a autoras argentinas y organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación. También es una de las 10 finalistas del segundo Premio de Novela Filba Medifé.

Biografía

Maru Leonhardt nació en Buenos Aires en 1983 y se crió en Ramos Mejía. Estudió Diseño de Imagen y Sonido. Actualmente trabaja como editora audiovisual y guionista. Transradio es su primera novela y ya se encuentra trabajando en una segunda y pensando en una tercera. Escribe desde siempre, aunque señala que nunca ganó un concurso. Le gusta mucho nadar.