El Gobierno decretó el cupo trans en la administración pública
Por Belén Ruiz Díaz | Foto: Daniela Morán
"Cuando una travesti entra al Estado, cambia la vida de esa travesti, cuando muchas travestis entran al Estado, cambia la vida de toda la sociedad” - Lohana Berkins
Mediante el decreto 721/2020, publicado en el Boletín Oficial, se estableció finalmente el cupo laboral trans en la administración pública nacional: la ocupación debe ser de el 1% como mínimo y para garantizar su cumplimiento, se deberán generar “reservas de puestos de trabajo a ser ocupados exclusivamente por personas travestis, transexuales o transgénero”. Este decreto, firmado por el presidente Alberto Fernández, el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y la ministra de Mujeres, Elizabeth Gómez Alcorta, marca un hito en la historia de ampliación de derechos.
El recorrido hacia este derecho no fue sencillo. Una de las impulsoras del cupo laboral trans fue Diana Sacayán, activista del colectivo trans, quien fue asesinada en octubre de 2015, en lo que se calificó como “travesticidio”: fue la primera vez que en nuestro país se incluyó esa figura delictiva. Sacayán no solo fue una de las primeras que veló por la conquista de este derecho fundamental y equitativo, presentando la primera propuesta sobre la ocupación de cargos públicos en la Provincia de Buenos Aires, sino que también fue una de las impulsoras en la Ley de Identidad de Género. En su memoria, la Provincia de Buenos Aires tiene la Ley 14.738, que establece el cupo laboral, tal como se expresó en el DNU 721.
Otra de las pioneras fue Lohana Berkins, activista trans que también luchó por la inserción de las identidades transgénero en el mercado laboral público. Además, fue la primera travesti en ocupar un cargo en el Estado, al ser asesora del exlegislador porteño, Patricio Echegaray. Berkins también fue la creadora de la “Cooperativa Textil Nadia Echazu”, que funcionó como la primera escuela cooperativa para travestis y trans.
El decreto incluye a todas las personas trans, “hayan o no efectuado la rectificación registral del sexo y el cambio de nombre de pila e imagen”. Otro de los puntos importantes se basa en la discriminación: las personas podrán acceder al puesto laboral así no hayan terminado sus estudios, pero con la condición de finalizar los niveles educativos restantes. También establece que “toda persona travesti, transexual o transgénero tiene derecho al trabajo digno y productivo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo, sin discriminación por motivos de identidad de género o su expresión, por lo que no podrán establecerse requisitos de empleabilidad que obstruyan estos derechos”.
Con respecto a la reserva de los puestos laborales, el decreto menciona que se creará un registro para que las personas se puedan anotar de manera voluntaria, en el mismo deberá constar el perfil laboral y se pondrá a disposición de las Jurisdicciones y Entidades, “las que deberán informar al Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad, los puestos de trabajo vacantes y las ofertas de contratación de personal disponibles”, es decir que el mismo Ministerio llevará un seguimiento de los puestos cubiertos y verificará que el cupo efectivamente se cumpla.
Si bien hay siete proyectos que buscan que este decreto finalmente se convierta en ley, hoy se dio un paso muy grande: no solo se logró la inserción en el Estado de las personas trans, sino que también, como dijo Alberto Fernández en febrero de este año, cuando le entregó el DNI número 9.000 con su identidad autopercibida a Isha Escribano, “hoy somos un poco mas iguales y por eso somos mejores”. Este derecho es para todes, pero principalmente para Lohana, para Diana y para les que dejaron su vida con la certeza de que en algún momento seremos una sociedad más igualitaria.