Lo que el Encuentro Nacional de Mujeres nos dejó
Por Ludmila Sueiro
Pocos días pasaron del Encuentro Nacional de Mujeres Nº 32 en la ciudad de Resistencia, Chaco. Después de todo un fin de semana de grandes debates, la marcha fue la expresión de más de 70 mil mujeres al grito de “Alerta, alerta que caminan mujeres feministas por América latina”. Las escuelas y facultades se vaciaron, y las calles tomaron protagonismo. A los alrededores de la intersección de la Avenida Las Heras y Castelli se encolumnaron las distintas agrupaciones que participaron del encuentro, políticas, sindicales y feministas.
La movilización estuvo encabezada como cada año por la comisión organizadora. De igual manera que en el desarrollo del encuentro, las mujeres chaqueñas demostraron estar a la altura de las circunstancias. Desde una aplicación, donde se podía ver el recorrido de la marcha, la instalación de camiones de agua potable, la organización de las inscripciones hasta colectivos gratuitos para movilizarse, fueron la evidencia de que las mujeres chaqueñas tienen la camiseta bien puesta.
A esa misma columna, se sumó la representación del taller de mujeres campesinas y rurales, con una masiva participación de alrededor de 300 mujeres, representantes de las distintas comunidades indígenas de nuestro país. En el taller, una anciana de una comunidad wichi hizo la intervención en su lengua. La "hermana" (como se denominan entre ellas) que transmitió sus palabras en castellano, dijo: "Ella no se va a esforzar en hablar en castellano, porque nos han robado todo: nos han robado la tierra, la religión, las costumbres, pero nuestra lengua no la pueden robar”. Por eso, las jóvenes de las comunidades indígenas recuperan las lenguas originarias. Porque en la lengua está la cultura, porque en lo que nombramos está lo que somos.
La marcha, continuó por varias cuadras, integrada por sindicatos, agrupaciones políticas, sociales y feministas, y terminó en la Plaza de la Democracia, como no podía ser de otra manera. Asimismo, distintas organizaciones de izquierda y anarquistas decidieron cambiar el recorrido y alzar un grito de reclamo a la institución católica, pese a vecinos autoconvocados que quisieron amedrentarlas, las fuerzas de seguridad no tuvieron órdenes, por suerte, de reprimir. No pudimos, sin embargo, decir lo mismo el lunes cuando vecinos y vecinas “autoconvocados” atacaron a un grupo de mujeres que estaba en la Plaza 25 de Mayo en la espera del colectivo para la vuelta a sus hogares.
A pesar de estos acontecimiento, el encuentro en Chaco nos encontró una vez más. Las mujeres nos encontramos con nuestras pares. Pocas veces podemos expresar en palabras lo que es verse entre medio de miles de mujeres. Mirar a los costados y ver mujeres. Mirar adelante o atrás y solo ver mujeres. El encuentro es una unidad de lucha, de construccion, de crecimiento. El encuentro es la satisfacción de sabernos nunca más solas.