Charlie Hebdo: dibujar es un deporte de combate
Por Elodie Hardouin* - Desde París
Desde 1970, Charlie Hebdo es el semanario satírico emblemático de Francia, que reafirma cada miércoles que la prensa debe ser libre. ¡Yo soy Charlie, todos somos Charlie!, gritan los franceses que se reunieron espontáneamente ayer a la tarde en la Plaza de la República en París, como en tantas otras ciudades de las provincias. Con esto responden a la sentencia “Matamos a Charlie Hebdo” que chillaron ayer los asesinos detrás de sus pasamontañas, kalashnikov en mano. Fue un asesinato político en tiempos de guerra globalizada. No nos olvidemos que el gobierno de François Hollande levantó armas contra los fanáticos religiosos en Malí y en Irak. Ayer, vimos a las víctimas de esta guerra más de cerca. Fueron asesinados los policías Franck Brinsolaro y Ahmed Merabet; dos empleados del semanario, Mustapha Ourrad y Fréderic Boisseau; la psicoanalista Elsa Cayat; el economista del decrecimiento Bernard Maris (periodista y militante del movimiento anti globalización ATTAC). Mataron también a cinco caricaturistas de indiscutible trayectoria: Stéphanne Charbonnier, “Charb”de 47 años y jefe de redacción desde 2009; Jean Cabut, “Cabu” de 76 años; Bernard Verlhac, “Tignous” de 57 años, Georges Wolinski de 80 años y Philippe Honoré de 73 años.
En 2006, siendo Philippe Val jefe de redacción, Charlie Hebdo decidió publicar las caricaturas de Mahoma del diario Jyllands Posten. Asumiendo el mismo riesgo, los caricaturistas franceses querían solidarizarse con los dibujantes daneses que estaban amenazados de muerte por extremistas islámicos. La portada de Charlie: Mahoma llora, lamentándose por sus seguidores integristas.
Luego, en 2011, un grupo islamista incendió la sede del diario y pirateó el sitio web poniendo una foto de la mezquita de La Meca con un cartel proclamando “Notgodbut Allah”. Charlie respondió dibujando. Una caricatura de Mahoma, firmada por el dibujante Luz, sale en primera página ironizando: “Si no se mueren de risa, les daremos cien latigazos”.
En 2012, vuelven a dibujar y a publicar caricaturas de Mahoma. Tras las amenazas de extremistas islámicos, el redactor en jefe Charb declara: “Prefiero morir de pie que vivir arrodillado”. En estos últimos años, tanto la extrema derecha como la derecha moderada, se aprovecharon del enfrentamiento del semanario con los islamistas para asimilar a todos los musulmanes e incluso a los franceses de origen magrebí a la radicalización religiosa de este sector minoritario integrista. Al mismo tiempo, la izquierda francesa, históricamente pro palestina y anti racista, se alejó de la impertinencia y de la libertad de tono de Charlie Hebdo por miedo a ser asimilada con la islamofobia reinante. Resultado: el aislamiento político de Charlie Hebdo.
Al enterarme del tiroteo de ayer, perdí doce lágrimas de tinta negra. Crecí en un pueblo de provincia antes de que existiera internet. A finales de la década del ´90, Charlie Hebdo fue el primer diario al que me suscribí. Llegaba a mi casa cada miércoles con sus chistes, artículos y caricaturas. Gracias a esas plumas libertarias y esos lápices insumisos aprendí a reírme de todo, de la religión, de los intelectuales, del ejército, de los artistas, de los políticos, de los policías... De a poco una comprende que dibujar es político y claro que reírse también lo es. Wolinski, una de las víctimas de ayer, declaró que lo que más le gustaba hacer en la vida era decir boludeces con gente inteligente. Esa era una suerte de declaración de principios para este diario. En democracia sí podemos reírnos de todo pero al parecer no con todo el mundo. Philippe Val nos reafirmó ayer que “reírse es el arma de la fraternidad.” L@s hereder@s de Charlie es indispensable que sigamos riéndonos y criticando nuestro mundo con inteligencia e impertinencia como lo hacían estos libre pensadores. Ayer los asesinos quisieron callarlos para siempre. ¡Ahora y siempre, rompamos el silencio oscurantista!
* Francesa, Profesora de Español, vivió algunos años en Buenos Aires. Desde 2011 reside en París.