Grecia: los mercaderes de la “troika” quieren la rendición del pueblo
Por Carlos Iaquinandi (*)
“El F.M.I. mata, el Banco Mundial mata, a ciegas por supuesto, no de manera intencional sino a través de sus políticas, mediante sus posturas dogmáticas”. Jean Ziegler, ex relator especial de las NN.UU. para el derecho a la alimentación.
“Un ejemplo de negociación exitosa en el país heleno vale más que cualquier pago del tramo de la deuda: las victorias son contagiosas y eso es lo que más teme el FMI y el Banco Central Europeo, de ahí que su objetivo sea doblegar al primer gobierno que ha decidido plantarles cara”. Miguel Urbán, europarlamentario de Podemos (España)
“El asunto importante aquí es la deuda. Y la deuda no baja cuando bajan los precios, al revés: sigue subiendo porque simplemente se acumula y los intereses siguen corriendo. Así que tenemos menos euros y más deuda. Estábamos en bancarrota y ahora lo estamos aún más. (…) Pero la Unión Europea, en lugar de admitir la realidad, ha decidido vendernos que es un éxito, en la perversa distorsión de la realidad”. Así se expresaba Yanis Varoufakis, actual ministro de finanzas griego pocos días antes de la victoria electoral de Syriza del pasado 25 de enero.
En esas frases se anticipaba la clave del actual atasco de las negociaciones que afronta el nuevo gobierno griego con los poderes económicos que “mandan” realmente en Europa a través del Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Y lo que pretenden los grupos del poder económico y financiero europeo es simplemente la rendición del nuevo gobierno griego y de la mayoría popular que le votó para terminar con la austeridad y el estrangulamiento económico y social de los ciudadanos.
Porque la “troika” quiere impedir que el ejemplo de una salida razonable de la crisis griega aliente iguales expectativas en los movimientos sociales de otros países del sur de Europa como España, Irlanda o Italia. Eso rompería el estricto control que ejercen desde Bruselas sobre los gobiernos europeos.
Economías y países “encadenados”
Grecia quedó atrapada cuando en el 2010 le dieron el préstamo más grande de su historia a condición de que redujeran sus ingresos. Y, como señaló Varoufakis, “no es necesario ser economista para entender que eso no funcionaría: si uno está en bancarrota significa que sus ingresos no son suficientes para pagar sus deudas, y si para tratar de solucionarlo se le da un préstamo que lo que hace es aumentar su deuda y además con la condición de reducir más los ingresos, es imposible. Hasta un niño entiende que es un acto criminal”.
En principio, y tal como ocurrió en España, los bancos han sido “rescatados” a costa de los ciudadanos, que ven cada día más deterioradas sus condiciones de vida. El gobierno conservador de Samarás, con la colaboración de la socialdemocracia del PASOK, fueron los cómplices de las operaciones que hundieron la economía helena, y permitieron que el banco de inversión norteamericano Goldman Sachs falseara las cuentas del estado griego. (Recordemos que el presidente de la sección europea de Goldman Sachs hasta el 2006 fue Mario Draghi, actual presidente del Banco Central Europeo.)
Ese país con su economía destrozada, con la sanidad pública, la educación y sus principales infraestructuras bajo mínimos, con sus jubilados con pensiones reducidas e insuficientes, con altas cifras de desocupación, fue el que recibió Syriza como herencia de sus antecesores conservadores y socialdemócratas.
El compromiso electoral de Syriza es el de lograr la recuperación paulatina a través de estimular el desarrollo y el consumo interno. Pero para ello es imprescindible aliviar la presión de la deuda heredada. Como afirmaba el Premio Nobel de Economía y ex vicepresidente del Banco Mundial Joseph Stiglitz “cuando un país consigue una reducción de la deuda de sus acreedores y redirecciona esos fondos hacia la financiación de una política fiscal expansionista, eso produce resultados positivos”. Pero Juncker (el mismo que como primer ministro luxemburgués otorgó cómplices y ventajosos convenios fiscales en su país a las grandes multinacionales ) y los demás “gerentes” de la “troika”, no parecen dispuestos a que ningún país europeo rompa el cerrojo económico que limita sus soberanías.
La “troika” pretende más miseria para los griegos
Más de tres meses de conversaciones han resultado inútiles para alcanzar un acuerdo que permita al gobierno griego intentar atender las urgencias humanitarias de gran parte de sus ciudadanos y comenzar a estabilizar su economía. Jean- Claude Juncker, en nombre de la “troika”, comunicó este fin de semana a los negociadores griegos condiciones inasumibles para Siryza.
Entre ellas, según explicaba Varoufakis, la eliminación de las ayudas sociales a los jubilados de bajos ingresos y el aumento de diez puntos porcentuales en las facturas de la electricidad. “No podía imaginar que no tendrían en cuenta todo lo que negociamos en tres meses”, dijo el ministro de finanzas griego.
Pide la intervención de Merkel
En un último recurso, Yanis Varoufakis pidió una actitud decisiva de Angela Merkel, recordando a la canciller germana el “discurso de la esperanza” que en setiembre de 1946 pronunció James Byrnes, secretario de estado norteamericano, para dar la posibilidad a la Alemania -hundida tras la Segunda Guerra Mundial- “de imaginar la recuperación, el crecimiento y un regreso a la normalidad”. “Siete décadas después –añadió- es mi país, Grecia, el que necesita una oportunidad semejante”. Ese discurso fue clave para la recuperación alemana a través del Plan Marshall y la condonación de la deuda en 1953, patrocinada por EE.UU.
Añadió que la dirigente alemana podría aprovechar la ocasión “para sugerir un nuevo planteamiento de la integración europea, que comience con el país que más ha sufrido”, en alusión a los programas de ajuste aplicados en Grecia, “víctima tanto de la concepción defectuosa de la zona del euro como de los fallos de su propia sociedad”.
Varufakis destacó que Grecia “está lista y dispuesta para concertar un pacto con Europa”, en referencia a la propuesta de acuerdo que su gobierno ha presentado a los acreedores, pero dijo que para el país “aplique esas reformas con éxito, sus ciudadanos necesitan un ingrediente del que carecen: la esperanza”.
Días decisivos
Estas últimas jugadas sobre el tablero europeo no permiten albergar muchas esperanzas de un acuerdo razonable. Quizás porque la “troika” nunca tuvo la menor voluntad de que pudiera alcanzarse. Porque desde un comienzo pretendían una “rendición” del gobierno y el pueblo griegos, para que “esa oveja descarriada” volviera al redil manso y sumiso del resto de los gobiernos europeos. Gobiernos que han hecho pagar con el sacrificio y el sufrimiento de sus pueblos (recortes presupuestarios en servicios sociales básicos, pérdidas de derechos, leyes “mordaza”, disminución de salarios, retroceso en condiciones laborales, etc.) la crisis que ellos mismos y los sistemas económicos y financieros generaron.
Los días que vienen, serán decisivos. Es lamentable la desigualdad de fuerzas. Los restantes gobiernos europeos que deberían haber apoyado a los griegos, no solo no lo han hecho, sino que algunos, como el de Mariano Rajoy, han pretendido mostrarse como “los más disciplinados alumnos” de la “troika”, sin importarles la siembra de pobreza, angustia, inseguridad y falta de futuro entre su gente.
Y los movimientos sociales, enfrascados en sus propias luchas nacionales, no han tenido la suficiente fuerza como para expresar su solidaridad efectiva con el pueblo griego. Esta es la realidad del momento. Pero estamos en un proceso dinámico de cambio político y social en Europa. De todos nosotros dependerá que los pueblos logremos romper estas cadenas de la dependencia con los poderes económicos y financieros y sus “capataces” en la política europea.
Está en juego el futuro de nuestras sociedades y de las próximas generaciones.
(*) Por el Servicio de Prensa Alternativo (SERPAL).
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