La Argentina macrista: el “buen ejemplo” de Obama
En una entrevista para la cadena CNN, y a poco más de una semana de aterrizar en Buenos Aires, Barack Obama indicó que las políticas de la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner eran “siempre antiestadounidenses”, con una “retórica que data de los años '60 y '70”, y que la administración de Mauricio Macri, en cambio, reconoce que hay “una nueva era” y busca “transparencia, competitividad y progreso”.
Estas palabras elogiosas se dan en el marco de un cambio de la política exterior argentina, que nuevamente comienza a alinearse bajo los designios de los EEUU. “La Argentina es un buen ejemplo de un cambio que ha ocurrido en cuanto a las relaciones de EEUU con otros gobiernos y otros países en general”, agregó Obama.
Contó que “a la presidenta Fernández (Cristina Fernández de Kirchner) yo la veía a menudo en los eventos del G-20 o similares. Teníamos una relación cordial, pero en lo que respecta a sus políticas, sus políticas de gobierno eran siempre antiestadounidenses. Creo que ella recurría a una retórica que data probablemente de los años 60 y 70 y no a la actualidad”.
Luego resaltó el contraste con la nueva administración: “El presidente (Mauricio) Macri reconoce que estamos en una nueva era, y que debemos mirar adelante, y que Argentina, que históricamente era un país muy poderoso, ha visto debilitada su posición relativa en parte por no haberse adaptado a la economía mundial tan eficazmente como hubiera podido”. Señaló, además, que “el objetivo del Presidente Macri es brindar el tipo de apertura, transparencia, competitividad, progreso adentro de Argentina que permitirá que personas incríblemente talentosas con maravillosos recursos naturales prosperen de un modo que no ha ocurrido por mucho tiempo”, dijo.
Este diálogo se da en el marco de la visita a Cuba, y el intento por volver a tomar control de lo que EEUU siempre consideró su “patio trasero”. “Es el punto culminante del mucho trabajo que hemos hecho en América Latina. El prestigio de EEUU en la región era muy bajo, con figuras como Chávez y el ALBA en ascenso. Había mucha sospecha con respecto a las intenciones de EEUU y mi política fue entablar una relación con base en el interés mutuo, el respeto mutuo, en vez de entrar en competencias de insultos con Chávez. Dimos un paso atrás para atraer tanto a los amigos como a los adversarios en la región en sólidos términos diplomáticos, a fin de producir resultados concretos sobre comercio exterior, negocios, educación, ciencia y energía”.
Sin ocultar sus intenciones que, por desgracia los nuevos presidentes de la región festejan con complicidad, agregó: “en consecuencia, ahora vemos en el continente latinoamericano, en todo el hemisferio, un mayor respeto para con EEUU y una percepción de que de hecho estamos interesados en ser socios fuertes, en pie de igualdad con los países de la región”. Con el deshielo con Cuba, dijo, “ya no iba a tener ese irritante o esa percepción pendiente de que de algún modo EEUU intentaba pisotear a los países más pequeños de la región”.