La pesadilla americana: historias de migrantes mexicanos
Por Enrique de la Calle
APU: En primer lugar, cuéntenos del libro "Vivir en las sombras", sobre los migrantes mexicanos en Estados Unidos.
Pedro Guadiana: El libro fue concebido a raíz de la lectura que el connotado analista político Norberto Emmerich hacía de mis publicaciones cotidianas en Facebook. Estas publicaciones eran pequeñas cápsulas que narraban vivencias de inmigrantes mexicanos indocumentados que yo atestiguaba y a la vez vivía en carne propia. Él me sugirió escribir un libro. El título surgió a raíz de la intención de Obama, por lo menos en el discurso, de sacar de la ilegalidad a los inmigrantes en esa situación. Él proponía sacarlos de las sombras. Luego entonces, vivir en las sombras significa vivir en la ilegalidad. Ahora bien, si la vida –ese devenir de altas y bajas, alegrías y tristezas, logros y decepciones- es en sí misma un camino lleno de vicisitudes que hay que sortear, imaginemos cómo es esa vida viviendo en una situación en la que se es diferente a los demás, a los “otros”, a los que no tienen problemas de estatus migratorio.
APU: En el subtítulo se hace referencia al gobierno de Donald Trump. Alguna vez, charlamos sobre la administración de Obama, que no fue tan progresista en su política migratoria como suele pensarse. ¿Qué cambio en el Gobierno de Trump en relación a Obama?
PD: Lo que sucede con Trump es la agudización de lo que ya venía ocurriendo de manera soterrada. En la era Obama el cerco laboral, social y económico se iba cerrando hasta la asfixia a través del endurecimiento de la normatividad laboral, la presión y las multas a empresas que contrataran indocumentados, el incremento de las deportaciones y el confinamiento en jaulas. Todo ello al tiempo que se esgrimía un discurso conciliador, incluyente, de reconocimiento de que, salvo los pueblos originarios, todos los que han llegado a Estados Unidos, desde la fundación de las trece colonias, son migrantes o descendientes de migrantes. “Nosotros alguna vez fuimos ellos”.
No obstante, hay que reconocer que incrementar las deportaciones no era una orden directa de Obama y menos una orden ejecutiva. Inclusive, en algunos de sus discursos se podía notar un tono autocrítico. Además, en Estados Unidos existe un verdadero federalismo. Hay estados claramente xenófobos como Texas y otros más incluyentes como California.
APU: ¿Trump empeoró ese escenario?
PG: Si en la era Obama el cerco asfixiaba, en la era Trump se busca que el cerco aniquile de manera tal que no solo se expulse a los migrantes sino que éstos se autodeporten, cosa que ha sucedido. Si Obama expulsaba inmigrantes en medio de un discurso incluyente, Trump los expulsa con un discurso xenófobo, lleno de amenazas, insultos, descalificaciones, denostaciones, criminalización que culpa a los inmigrantes indocumentados de todos los males de Estados Unidos.
Este discurso es acompañado con acciones concretas, inclusive por órdenes ejecutivas, que se asemejan a las purgas de judíos en la Alemania nazi: prohibición de ingreso (como sucedió con los viajeros de países árabes), negación de presupuesto federal a las llamadas “ciudades santuario”, habilitación de casi cualquier policía en agente de migración, propuestas de “marcar” digitalmente a los indocumentados en una acción que recuerda a la marcación de la Estrella de David en la piel de los judíos, en disposiciones seudo legales que incitan al norteamericano común a exhibir públicamente imágenes de criminales o supuestos criminales en lugares públicos. El discurso de Trump está desprovisto de autocrítica. Se exhiben los crímenes cometidos por indocumentados y a las víctimas o familiares de éstas, pero hay un ominoso silencio cuando los crímenes son cometidos por ciudadanos blancos anglosajones. Se acusa a los cárteles de la droga de México y el resto de Latinoamérica de llevar la droga como si los narcos latinoamericanos y gringos (que también los hay) pusieran una pistola en la sien para obligarlos a consumir, y se omite groseramente que sin demanda no hay oferta. El discurso y la propuesta llegan a la paranoia. Se habla ya de emergencia nacional, de invasión de inmigrantes indocumentados… y hay una base social que comulga con Trump al respecto.
APU: Antes de conocer historias, vayamos a datos duros. ¿Cuántos migrantes hay en Estados Unidos?
PG: Existen y se manipulan varias cifras. Organismos como Federation for American Immigration Reform, Center for Immigration Studies y Center for Migration Studies hablan de alrededor de 11 millones de migrantes indocumentados, aunque Trump habla de hasta 30 millones.
APU: ¿Podría describir la trayectoria más común en un migrante mexicano? ¿Cómo llega a Estados Unidos? ¿De qué trabaja?
PD: No hay una trayectoria común. Hay varias comunes y se definen en función de la situación social y económica del inmigrante, preponderantemente. La gente de escasos recursos, principalmente campesinos y obreros generalmente arriesgan la vida en un cruce por tierra o por el Río Bravo acordado con traficantes de personas denominados comúnmente “polleros” o “coyotes”. Los de puntos muy lejanos arriesgan la vida desde que parten al abordar el tren conocido como La Bestia. Se endeudan y tienen que pagar estando allá. En ambos casos se entienden con “polleros” y “coyotes”. Otra trayectoria es entrar legalmente, sea por aire o por tierra, y quedarse allá.
APU: ¿Qué pasa con las familias: primero viaja un miembro y luego atrae al resto?
PD: Sobre quienes viajan, las historias son tan distintas como migrantes haya. En ocasiones viaja primero una persona que puede ser el padre, el hermano u otro familiar y se va llevando uno a uno a quienes quieran iniciar una nueva vida allá. El primero en viajar se responsabiliza de sufragar el viaje de los demás.
En el libro se habla de distintas trayectorias. Una de ellas, llamada “el sembrador de futuro y sus 10 hijos migrantes” habla de la tradición familiar de que cada hijo se fue hacia los Estados Unidos una vez cumplidos los 17 años. En otro caso, viajó la madre con sus dos hijos de 2 y 3 años huyendo de la guerra de El Salvador. En otra historia, se fueron dos amigos, uno soltero y otro casado. El segundo esperó a la esposa y al hijo que habían procreado. Hay quienes viajan solos.
En general, desde la amplia gama que va desde analfabetas o semiletrados hasta profesionistas con posgrados, la mayoría tiene que trabajar en oficios: limpieza de tiendas, mudanzas, lavacoches, cocineros, lavaplatos, botargas que anuncian productos o servicios, demostradores de productos en supermercados, cuidadores de niños o ancianos. Rara vez un profesionista puede ejercer su carrera porque ha llegado a otro mundo. Los estudios reconocidos son los que se hacen allá. Puede haber un doctor en nutrición pero debe revalidar asignaturas, obtener una certificación o reiniciar sus estudios superiores. Por ejemplo, un profesionista en el área de Recursos Humanos, un gerente que trabajó en una empresa mexicana, con cultura mexicana, leyes mexicanas, sindicatos mexicanos y leyes mexicanas, difícilmente podrá ser gerente de Recursos de Humanos en empresas con cultura y normatividad norteamericana, amén de que necesita inglés fluido.
APU: ¿Cuáles son los principales motivos que explican que la migración se mantenga en niveles tan altos?
PD: Sin duda, la migración es efecto de la expoliación de los países dominantes a sus periferias. Las potencias, los imperios, geográficamente están en el norte. Por eso, la inmensa mayoría de las migraciones son de sur a norte. Idílicamente, a Estados Unidos se le ve como el país de las oportunidades. Y lo es. Solo que el motivo real no es idílico. Concentra las oportunidades arrebatadas a las periferias. Las políticas económicas dictadas desde organismos controlados por los imperios como el Fondo Monetario Internacional o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico crean desigualdad en las periferias de los imperios y riqueza en éstos. Para mantener su hegemonía, los imperios tienen que dotar de inmejorables condiciones a sus ciudadanos. De ahí que las oportunidades se concentren en los imperios y los marginados de las periferias busquen mejorar en el país de las oportunidades, que es como muchos mexicanos llaman a los Estados Unidos.
Entonces, los motivos tangibles de los migrantes son de índole económica y social; los intangibles son los políticos expresados en la sumisión de la clase política a los intereses económicos que adoptan políticas públicas que masifican la pobreza y la inequidad y concentran la riqueza y oportunidades en pequeñas élites.
APU: ¿Qué puede cambiar con una presidencia de López Obrador en México?
PD: Considero que poco van a cambiar las cosas con Andrés Manuel López Obrador porque México está lejos del crecimiento económico en un entorno de justicia y equidad. El propósito de AMLO es loable: que la migración sea opcional y no obligada por las circunstancias. AMLO propone que se haga un muro de inversiones y acabar con la corrupción. Propone muchos “qué” con los que nadie puede estar en desacuerdo. El problema son los “cómo”. Esta falta de conexión entre lo que se quiere y cómo se va a hacer le ha hecho abrir muchos frentes. Se ha disgustado con empresarios, con activistas y líderes sociales que teóricamente deberían ser afines a sus proyectos, con organizaciones como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, con medios de comunicación, con expresidentes, con adversarios políticos que no piensan como él.
A pesar de su alta popularidad y aceptación en las encuestas, poco cambiará en el tema migratorio si no logra tasas de crecimiento económico que acoten la migración. Las calificadoras son cada vez más pesimistas en sus pronósticos. Las acciones de AMLO en esta materia pueden generar varios escenarios: 1. La migración de veras se vuelve opcional; 2. Se mantiene conforme a las tendencias actuales; 3. Empeora; 4. Se mantiene en la tendencia actual pero se sientan las bases para una reducción paulatina.
Particularmente, creemos que, dado que los cambios de paradigma se materializan en el largo plazo, y 6 años son insuficientes para lograr transformaciones radicales, de fondo, el escenario posible sería el 4. Es decir, no habrá cambios espectaculares en la migración en el sexenio pero se habrán sentados las bases para que se dé el escenario 1 paulatinamente en el mediano plazo… Esto si su gestión no golpea el crecimiento de la economía, lo cual todavía está por verse.