Libertad al periodista español Pablo González: a cinco meses de su detención arbitraria en Polonia
Por Juan Carlos Venturini | Desde Madrid
Se acaban de cumplir 150 días de la detención arbitraria en Polonia de Pablo González, periodista español de vasta trayectoria, hoy corresponsal del Diario Público, y enviado a la zona del conflicto en Ucrania. Decimos arbitraria porque la justicia polaca no ha presentado ningún cargo ni ninguna prueba de algún posible delito. No solo eso. Al compañero se lo mantiene aislado impidiéndosele cualquier contacto con su abogado y con su familia, integrada por su esposa y sus tres hijos.
González realizó notas desde Ucrania y, a su paso por Polonia, fue detenido por las autoridades que lanzaron el rumor infundado de que el periodista colaboraba con los servicios secretos rusos.
Muchos elementos parecen indicar que su detención está ligada a la demencial campaña de rusofobia que ha lanzado la Unión Europea.
Es que la biografía de Pablo Gonzáles es muy peculiar: nació en Moscú en 1982 y vivió en la Unión Soviética hasta los nueve años. Es nieto de uno de los muchos niños españoles que fueron llevados a Rusia hacia el final de la guerra civil, antes o después de la derrota de las fuerzas republicanas. Son conocidos como los “niños de Rusia”, o también los “niños de la guerra”. Fueron, en total, 37.500 los niños que fueron enviados por la República al extranjero, la mayoría a la Rusia soviética, en operación de salvataje. Pablo González, a los nueve años, se trasladó junto a su madre a España, residiendo en Bilbao y en Cataluña. En la inscripción en el Registro Civil cambió su nombre de Pavel a Pablo.
Es licenciado en filología eslava y máster en estudios estratégicos y seguridad internacional. Como periodista ha colaborado en medios como La Sexta y en otros varios, de España y de Europa.
Al cumplirse el quinto mes de su detención, la directora de Público, Ana Pardo de Vera, ha lanzado una vibrante proclama dirigida a su amigo y compañero detenido, que comienza con las sentidas palabras: “querido Pablo”.
En ella denuncia la cobardía del gobierno español que no ha hecho nada para terminar con esta injusticia, y la indiferencia de la Unión Europea que, mientras pontifica a todas horas sobre la “dictadura de Putin”, oculta esta aberración perpetrada contra la libertad de prensa y contra la vigencia de las libertades y las garantías individuales. La directora de Público resalta que la propia Unión Europea, en ocasiones anteriores, ha señalado los escasos atributos democráticos que detenta el régimen polaco y asegura que continuará con su campaña de denuncias, sin excluir a las Naciones Unidas, hasta lograr la liberación de Pablo González.
Todo el genuino periodismo del mundo debe apoyar esta demanda. Pocas veces como en este caso, se verifica un ataque tan flagrante a la libre profesión de informar. La detención de Pablo González es una muestra más del cinismo que aqueja a la OTAN y a su discurso democratizante.