Paul Krugman: Grecia al filo del abismo
Grecia al filo del abismo
Por Paul Krugman
Ha sido evidente desde hace algún tiempo que la creación del euro fue un error terrible. Europa nunca tuvo las condiciones previas necesarias para una moneda única. Sobre todo, respecto del tipo de unión fiscal y bancaria. Ejemplo: cuando estalló una burbuja inmobiliaria en Florida, Washington protegió automáticamente a la tercera edad en contra de cualquier amenaza para su atención médica o sus depósitos bancarios.
Abandonar una unión monetaria es, sin embargo, una decisión mucho más difícil y aterradora que haber ingresado, y hasta ahora, incluso las economías con más problemas del continente se han parado de este lado del borde del abismo. Una y otra vez, los gobiernos se han sometido a las demandas de los acreedores de mayor y más exigente austeridad, mientras que el Banco Central Europeo ha logrado contener el pánico del mercado.
Pero la situación en Grecia ha alcanzado lo que parece un punto de no retorno. Los bancos están cerrados temporalmente y el gobierno ha impuesto controles de capital - límites al movimiento de fondos fuera del país. Parece muy probable que el gobierno pronto tendrá que empezar a pagar las pensiones y los salarios de su propia alforja, en efecto, crear una moneda paralela. Y la semana que viene el país celebrará un referéndum sobre la conveniencia de aceptar las exigencias de la "troika" - las instituciones que representan los intereses de los acreedores - para imponer mayor austeridad.
Grecia debe votar "no", y si es necesario, el gobierno griego debe estar listo para abandonar el euro.
Para entender por qué digo esto, es necesario darse cuenta de que la mayoría - no todos, pero la mayoría - de lo que has oído hablar sobre el despilfarro griego y la irresponsabilidad fiscal es falso. Sí, a finales de 2000 el gobierno griego estaba gastando más allá de sus posibilidades. Pero desde entonces ha reducido en varias ocasiones el gasto y los impuestos recaudados. El empleo del Gobierno ha caído más de un 25%, y las pensiones (que eran demasiado generosas) se han reducido drásticamente. Si se suman todas las medidas de austeridad, han sido más que suficiente para eliminar el déficit original y convertirlo en un gran superávit.
¿Por qué no ocurrió esto? Debido a que la economía griega se desplomó, en gran parte como resultado de las medidas de austeridad, arrastró los ingresos hacia abajo.
Y este colapso, a su vez, tuvo mucho que ver con el euro, que atrapó a Grecia en un chaleco de fuerza económico. Ejemplos de austeridad exitosa, en la que los países frenan el déficit sin entrar en una depresión, por lo general implican grandes devaluaciones monetarias que hacen que sus exportaciones sean más competitivas. Esto es lo que ocurrió, por ejemplo, en Canadá en los 90s, y en una medida importante es lo que pasó en Islandia, más recientemente. Pero Grecia, sin su propia moneda, no tenía esa opción.
¿Así que vamos directo al "Grexit", Grecia + exit (NDT: salida del euro)? No necesariamente. El problema con la Grexit ha sido siempre el riesgo de caos financiero, de un sistema bancario suspendido por los retiros de fondos debido al pánico y los negocios obstaculizados tanto por los problemas bancarios y como por la incertidumbre sobre la situación legal de las deudas. Es por eso que los sucesivos gobiernos griegos han adherido a las demandas de austeridad, y por qué incluso Syriza, la coalición de izquierda en el poder, estaba dispuesto a aceptar la austeridad impuesta. Lo único que pedía Syriza era frenar las demandas de mayor austeridad.
Pero la troika no sacaba nada de ese planteo. Es fácil perderse en los detalles, pero el punto esencial ahora es que a Grecia le presentaron un “tómalo o déjalo” que es indistinguible de las ofertas de los acreedores de los últimos cinco años.
Esto fue una oferta que Alexis Tsipras, el primer ministro griego, no puede aceptar, porque destruiría su razón de ser política. Por tanto, el objetivo fue echar a Tsipras, lo que probablemente sucederá si los votantes griegos temen la confrontación con la troika y votan sí la próxima semana.
Pero no deben, por tres razones. En primer lugar, ahora sabemos que una austeridad cada vez más dura es un callejón sin salida: después de cinco años de Grecia está en peor forma que nunca. En segundo lugar, porque posiblemente el caos tan temido desde el Grexit ya ha sucedido. Con los bancos cerrados y los controles de capital impuestos, no hay mucho más daño que hacer.
Por último, adherir al ultimátum de la troika representaría el abandono definitivo de cualquier pretensión de independencia griega. No te dejes engañar por las afirmaciones de que los funcionarios de la troika son sólo tecnócratas que explican a los griegos ignorantes lo que debe hacerse. Estos supuestos tecnócratas son en realidad fantasiosos que han hecho caso omiso de todo lo que sabemos acerca de macroeconomía, y se han equivocado en cada paso del camino. No se trata de análisis, se trata de poder - el poder de los acreedores de determinar la economía griega - poder que persistirá mientras la salida del euro se considere impensable.
Así que es hora de poner fin a lo impensable. De lo contrario Grecia se enfrentará a la austeridad interminable, y una depresión sin ninguna pista de final.
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