Nivelar la plaza: una nueva revista digital sobre internet, medios y política
Por Agustina Paz Frontera, Alejandro Montalbán y Gabriel Reches*
En una época en que la saturación y la repetición se convirtieron en el modo de producción privilegiado para crear desde celulares hasta chistes, apareció en el ecosistema mediático un espacio vacante. No había, hasta entonces, una publicación digital especializada en internet, medios y política. Encontramos un terreno baldío y sobre él diagramamos una revista, que llamamos Plaza.
Plaza (plazarevista.com.ar) es una revista nativa digital que surge en el seno de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual y se enmarca en sus objetivos y principios. Tiene como motivación primordial la construcción colectiva, y tantas veces postergada, de una comunicación democrática, diversa y plural, donde se la comprenda como un derecho de los pueblos.
La comunicación es un campo dinámico y polimorfo, con una presencia inmanente en la vida de nuestras sociedades, no es posible pensar la política del siglo XXI sin hablar de comunicación, no es posible preguntar cómo se construye el estado anímico de la ciudadanía sin preguntar por la circulación de sentido que promueven los diversos medios y redes sociales, lo mismo ocurre con aspectos fundamentales de lo social, como la educación o la salud, esfera en la cual la incidencia de los mensajes informativos quedó fatalmente comprobada durante la pandemia por Covid 19 que aún atravesamos.
Como en una plaza de juegos, a la revista Plaza es posible entrar desde todas las direcciones. Es un espacio donde es probable el encuentro con aquellxs con quienes de otra forma no nos cruzamos en las trayectorias profesionales, políticas o personales. Plaza es un lugar donde la diferencia se mitiga a favor de la coalición. Porque lo que buscamos es poder llevar al espacio público una reflexión y la promesa de una acción sobre los discursos sociales que nos están formando. Cuáles son sus significaciones y cuáles son sus lógicas de producción, para poner ese conocimiento, esas opiniones, a mano de las audiencias que tienen derecho a ejercitar la crítica sobre la cultura en la que están inmersas.
Discursos de odio, fake news, violencia simbólica y mediática, trolls y ciberataques masivos, la desinformación en términos generales es hoy un problema que atraviesan todas las naciones. Antes de proponer un apagado de las fuentes de estas operaciones, especialmente las redes sociales en internet, proponemos pensar también la potencialidad de internet como propiciador de nuevas formas de organización, movilización y protesta ciudadana. De nuevas estéticas y comunidades.
Era necesario hacer una plaza en el baldío, construir un medio especializado donde poner en discusión pública los problemas vinculados a la comunicación en un contexto en el que la desigualdad en el acceso a la información, de un lado, y la concentración del mercado de la comunicación cada vez en menos y más poderosos actores, vuelve urgente el establecimiento de marcos normativos y legislativos para que la actividad se adapte a los estándares internacionales de derechos humanos que el Estado argentino adscribe. Hoy estamos lejos de la diversidad, el pluralismo y el pleno ejercicio de la libertad de expresión, en Plaza ponemos el tema sobre la mesa para tomar mejores decisiones y exigir mejores soluciones.
Así, detectamos cuatro grandes segmentos temáticos y cada uno de ellos toma la forma de sección dentro de la web de Plaza. Quinto poder: la comunicación como negocio, la encrucijada temática que vincula política, economía y medios de comunicación. Juego de espejos: representaciones mediáticas de temáticas, sujetos y colectivos sociales. Falsos verdaderos: los temas vinculados a la desinformación. Algunos hitos: una memoria de productos mediáticos que vale la pena recordar.
Dentro de este abanico temático, en Plaza ya hemos publicado cerca de 40 textos, cada uno acompañado de una fotografía o una ilustración producidas exclusivamente para la revista. Plaza ya es leída en todas las provincias argentinas, en todas las redes sociales y comienza a sugerirse como un espacio de referencia. Por Plaza han pasado Horacio González con un texto epifánico sobre el pueblo, la plaza y la lluvia; Gabriela Borrelli alzando la pregunta por las voces lesbianas en la historia de la TV y la radio; Martín Becerra en un artículo que imagina cómo será el próximo periodismo; Alejandro Kaufman sobre el Covid y la enfermedad de la mentira; Nancy Pazos sobre la equidad de género en los medios; Adriana Carrasco sobre una serie que cosechó mucho debate; o Daniel Rosso sobre el nuevo personaje bizarro de la política local; entre otres.
La Plaza está abierta y en continua transformación, en ella se pueden encontrar textos que nacieron urgidos por la coyuntura, en un año electoral, con una aguda crisis social, con la población hiperconectada y bombardeada con información y entretenimiento, que necesita tomar decisiones. Pero también hay textos atemporales, como uno que pregunta por los usos de los mensajes de voz en la mensajería instantánea o uno sobre cómo hizo el feminismo para comunicar la nueva era que inauguró Ni Una Menos en 2015.
Junto con la Defensoría del Público, la revista Plaza forma parte de un amplio acuerdo social contra los discursos de odio y la violencia política en entornos mediáticos y digitales, un acuerdo que también incluye formas creativas de democratizar la palabra en un escenario en donde hay unos que históricamente se han oido por sobre otros, otras y otres. Se trata, una vez más, de que la comunicación cierre con todes adentro. Pensamos y escribimos sobre internet, medios y política. Hicimos una revista y le pusimos Plaza.
*Editores de Plaza.
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