El orGullo de ser peronista, un homenaje a Dante Gullo
Por Florencia Villar *
La marcha peronista se escuchaba de fondo. Después de la muerte de Nestor Kirchner nunca fui a otro velorio en donde se cante tantas veces y con tanta emoción. Mientras nos saludábamos con los compañeros de diferentes espacios y generaciones, se escuchaban los distintos cánticos utilizados en los 70, desde el “somos de la gloriosa Juventud Peronista”, hasta canciones que pedían la liberación del Canca cuando estuvo preso. El final de la marcha se mezclaba “con el fusil en la mano y Evita en el corazón“ y otras veces con el clásico “ resistimos en los 90 , volvimos en el 2003”, como un reflejo de ese puente entre generaciones que significó Dante.
Estábamos todos y todas; sus compañeros de militancia, las Madres de Plaza de Mayo, los compañeros que militamos ahora en la JP, y que gracias a él pudimos organizarnos y ser lo que somos hoy. Había compañeros de distintos espacios, desde Julio Bárbaro hasta Andrés Larroque. El Canca había logrado unirnos, como si nos dejara un mensaje con su partida, “sigue militando hasta cuándo se va” decían los compañeros ese día.
Luego durante la jornada empezaron a caer compañeros que traían distintos recuerdos para poner sobre el féretro, que Carlos (hijo) iba a dejarlos, todos con un nivel simbólico impresionante. El primero fue la bandera Argentina, porque era un soldado de la Patria. Luego, como si la historia nos mandara mensajes, llegó el brazalete que utilizaron compañeros y compañeras de la JP que estuvieron a cargo de la seguridad el 25 de mayo de 1973 con la llegada de Héctor Cámpora a la Casa Rosada.
Más tarde, una foto de Perón con el Canca, porque era un soldado de Perón y fue quien desde el retorno al país conversó a solas como representante de la JP. Luego llegó la hora de los pañuelos, que trajeron Lita Boitano de Familiares de Desaparecidos y Taty Almeida de Madres Línea Fundadora, también los dos apoyados como símbolo de su lucha por los Derechos Humanos y su búsqueda de justicia inclaudicable sobre su mamá y su hermano. Y como culminación de símbolos casi cronológicos, llego la pechera de la Cámpora, la organización para quién cumplió un rol fundamental para su fundación, porque para él, los jóvenes no solo servíamos para hacer pintadas. También teníamos un rol fundamental en el armado del proyecto nacional.
Finalmente dijeron unas palabras Carlos Gullo y el Cuervo Larroque, algo que pensábamos todos los que habíamos ido ese día. No sólo por quien era sino para agradecerle por todo lo que hizo por nuestra generación. “Néstor Kirchner tenía una obsesión que era reconstruir el movimiento juvenil en la Argentina, pero el que lo implementó fue Juan Carlos Dante Gullo. Hoy es hora de dolor, pero tiene que ser poquito. Lo que él hubiera querido es que salgamos de acá y lo llevemos siempre en el corazón, pero fundamentalmente que le devolvamos la dignidad al pueblo argentino”.
Luego los hijos y nietos, lo acompañaron a la explanada del Congreso, y salió por esa puerta y entró a ese panteón celestial en donde están los que hicieron historia, junto con Perón, Evita y Néstor, porque como decía Walsh el verdadero cementerio es la memoria. Partió aplaudido por una multitud que lo fue a despedir, el hijo mayor llevaba puesto el brazalete de la JP, y recordé algo que siempre decía: que él seguía siendo un militante de la JP, y nos dejó la posta a nosotros para que sigamos el camino que una vez empezó con sus compañeros.
Te prometemos Dante que lo vamos a seguir, y que vamos a hacer todo lo posible por recuperar y liberar este país como vos querías. Y sino lo logramos este año lo seguiremos intentando siempre, porque la lucha es larga y como vos nos enseñaste un día “más vale compartir la derrota con los compañeros que la victoria con extraños e indeseables". El fin es importante pero nunca hay que olvidarse del camino.
Por tu lucha inclaudicable y por todo lo que nos enseñaste, te decimos ¡GRACIAS!
* Militante de la Cámpora