El analista de los blogs que milita contra los blogs analistas, por Lucas Carrasco

El analista de los blogs que milita contra los blogs analistas, por Lucas Carrasco

23 Agosto 2013

 

Con gran algarabía, Gerardo Fernández y el Pájaro Salinas, ambos despechados por que los saqué del blogrroll (así de modestos son: pero, además, me critican por vanidoso...lo cual es correcto, pero nadie escribe un blog si no se quiere y muuucho, de manera histérica y fluctuante; bah, un blog o cualquier cosa: nadie escribe, produce, elabora contenido escrito si no se conoce: por algo la biblia no la escribió Jesus...porque era humilde) y entonces, oh, los saqué del blogrroll y si eso coincide con sus inspectores ideológicos, el Centro de Estudiantes del Conurbano, bueno, listo: qué bueno que puedan disfrazar de cuestión política, y no poner la firma, para que yo me caliente, en fin, laarga introducción con el solo fin de que acá nadie se coma el verso de que esto es un problema político: es otra cosa. Tiene que ver con los próceres. Y el papel que esos próceres cumplen hoy: papel y prócer son billetes, claro.  Entonces suben una nota de morondanga, de un blog que ayer estuve leyendo y tiene notas -otras- muy buenas. Es más, chicos, hagan como Oscar Cuervo, que atrae visitas (sí, a todos nos importan las visitas, aunque no lo digan) nombrándome cada tres post, pero, sin después, llorar, como el Pájaro Salinas o Gerardo Fernández por que no le difundo sus críticas, a menudo contra mí, pero además, qué carajo, los saqué, listo, ¿y?.  Son grandes, chicos. Esas cosas se ven: ya es demasiado degradante que unos pendejos que no entienden nada de comunicación les marquen la agenda por teléfono desde la Casa Rosada y ustedes, ustedes sí comprenden perfectamente cuando esa agenda es un disparate..Sus blogs, ideados por Reibel Producciones desde que todo esto se transformó en un conventillo con imposibles chusmas sensibles y algo, quien sabe si para siempre, se quebró: están los que creemos que la vemos y están los que no la ven; pero acá tampoco es el caso: acá, Fernández, Salinas, que han vivido saltando de partido en partido huelen rapidísimo lo que viene. Por eso, básicamente, quieren cortar el paso de la hemorragia: apuestan a que nadie se cuestione nada. Oscar Cuervo es distinto, es mi amigo, está enojado, desilucionado conmigo pero es por un problema político: no es nada grave, no se puede coincidir siempre. Claro que lo mío no es un planteo político, excepto cuando coincido con ellos, sino un problema psicoanalítico, que ellos, los psí de la blogósfera, detectan sin necesidad de trataymiento. En el destacamento simiótico eso se llama Nélson Castro... Pero, bue, ni Salinas ni Fernández, que supo ser mi amigo, tienen un problema político; bah, lo tienen, pero no es conmigo. Conmigo tienen un problema personal, que tiene que ver con próceres y el papel de los próceres. Volvamos a la nota, que es la coartada de todo este circo hipócrita.

Bueno, el asunto es así: dice el autor, Damián Selci, que los militantes -que son, según su descripción, bastante pajeros- son sin embargo, también, mejores que los analistas, porque los analistas cobran vuelo propio y, aunque no lo dice, el asunto es que el vuelo propio es contrario a la fortaleza de la familia gobernante. No nombra ningún supuesto militante, pero los analistas somos Martín Rodríguez, Luciano Chicone y yo. Colosal pavada, ya desde las premisas, nomás. Una ensalada de vaguedades que, al estar escritas en el estilo del policial anglosajón, y con buen ritmo, a los ojos cualunquistas, la hilvanación delirante de premisas indemostradas e indemostrables, pasa de largo. Y entonces yo, oh, y acá vamos al punto, soy contrario al desfile de chalecos literarios que el autor considera conveniente, o sea, a la familia gobernante. Pero es probable, también, que ahí, se mezclen otras cosas: los blogs, también, dejan como un pelotudo a los peteros unimembres que deambulan buscando la gloria en editoriales que viven de lo que fueron antes de internet: y no por la venta de libros, eso es secundario en este caso, sino porque ahora se sabe, por ejemplo, las tiradas, ahora se pueden encontrar textos gratis, mejores que los editados, ahora se puede debatir un libro leído en tres continentes por tres lectores y así. Ergo, los que hicieron toda la carrera del escritor un poquito progre, un poquito puto pero un tocazo obispo de la cultura elitista, se sienten, como las vacas sagradas del periodismo, un poco, digamos, desplazados  La gran mayoría de los que escriben esas novelas infumables que salen en las editoriales que están con Macri y por eso son independientes como el festival de tango, terminan con el cuento de la militancia porque no pueden vivir de sus libros. Pero la política no les importa mucho. Y en ciertos ámbitos de la militancia kirchnerista, donde abundan los que quieren ser famosos pero no tienen ningún talento entonces terminan apalancándose con la política, en esos ámbitos, las categorías de MILITANTE (que se desvanece y niega su yo en pos del uniforme: y no te compite los cargos ni te cuestiona el manejo de la guita) y de ANALISTA se llaman MOVILIZACIÓN  y BATALLA CULTURAL: o sea, los militantes traen los votos, los analistas pasan a por ventanilla a capitalizarlos. Bueno, con esas categorías, pasé a ser conservador. No pueden decirlo de otra manera: son Milani, Berni, Chevrón, los Paraísos Financieros, las discusiones banales, los contratos,el niño que quiere ver en la vida real a Cristina y etcétera, un etcétera del que también, y no desde ahora, a veces, me averguenzo. Sí, los ególatras, también nos avergonzamos.Bueno. Naturalmente, no es contra mí, aclara, dado que no valgo nada: lo levanta a Martín Rodríguez para minimizarme, mencionando que mi amigo Martín tiene "una obra"; de lo cual se deduce que el autor del análisis contra los analistas habrá publicado libros, pero ahora estamos hablando de su militancia en su blog: y está bien, escribe bien y es inteligente. Lástima que la mayor repercusión de su blog la esté obteniendo al servirle en bandeja a los comisarios de Reibel, los que volvieron a ser jóvenes, Fernández y Salinas, que son, además, sus empleados. Y lo consideran un perfecto boludo. Antes, cuando no estaba electrificado el escueto perímetro con que hablan los encargados de expulsar herejes, no hubieran esperado la contundente derrota electoral para escribir algunas críticas. No porque no tuvieran críticas ni las hayan escrito, sino porque a esas críticas las vendieron en el primer mostrador de la Casa Rosada. Ahora, están ahí. Bueno, Celsi, lo mete en la volteada a Luciano Chicone, para que haga bulto. Luciano escribe cosas demasiado profundas y cada tres meses (Martín, una al mes) como para ser popular o ser entendido por palermitanoss con solemne vocación policial. ¿Cuándo Martín o Luciano tuvieron escritos "militantes"? Eso, sencillamente, es una infamia. Y Celsi pareciera saberlo, porque no le encuentra ninguna cualidad a los militantes. Martín y Luciano, sobre todo Luciano, sí. ¿Y cuándo mi blog fue militante, o de qué; si se llama REPÚBLICA UNIDA DE LA SOJA? ¿Qué carajo entienden con ese nombre, ustedes que están todos los días haciendo el CBC de simiótica?

Entienden, perfectamente. El asunto es que no pueden soportar que sus vaticinios, con los que iluminan el vallado, no están funcionando: no, muchachos, no fue la época histórica la que nos hizo, den vuelta a Hegel, fuimos nosotros los que supimos entender la época. Como ustedes creen que su época se acabó y les da bronca no poder saltar el perímetro, a quienes siempre fuimos y vinimos silbando una de Karina, se nos reserva la subestimación errante de replicar un blog que nunca leyeron, un autor que no junan, unos criterios que no comparten, pero el sanbenito de explicar porqué algunos no son subtenientes de la Brigada Cola de la simiótica, los blogs. Para que lo entiendan: les falta decir "en el mundo se nos cagan de risa".

Con algo de astucia, me tratan de poner del lado de Massa; de manera de sacarse de encima el planteo de si desviaron, o no, el camino. A lo que llaman la derecha, sus examigos (incluido yo) no la pelean, no se le animan, así que la explican para consumo interno. Con octavillas del Frente del Sur, año 92 o 93. Una generación, donde se cayó el muro, se traicionó el peronismo, se otoñó la primavera democrática, se desbastó el país, se licuó el capital nacional ahorrado y, bue, parece que nada cambió. La derecha sigue igual. Sólo que triunfo. ¿O será que no cambiaron la caracterización de la derecha pues Menem ahora es K? No, no la cambiaron porque se colgaron, toda la vida, del último tren psicobolche y tienen más miedo de ser defraudados que de ser echados del estado ahora que tienen que empezar a mirar la jubilación. Suerte que no son ególatras y apuestan a lo colectivo, porque sino, se hubieran dado cuenta que el colectivo lo administra una empresa de Cirigliano. ¿Se acuerdan de Cirigliano? ¿Ustedes, que eran críticos del Indec y muchas gracias, y desde el lunes carrasquearon tres días y después volvieron, como anticipó Gonorrea, al business de pegarle a Clarín, no recuerdan que Cirigliano maneja las líneas de colectivos y las notebook que entrega Educación?

Que el costo de eso que ustedes desean -ser pocos, para comer más bizcochos-  sea lo que está sucediendo en el paisaje kirchnerista, el desbande producto de estos comisarios de la ideología, eso, no es que no lo vean, son un poco brutos, pero lo saben. Porque en el Código Penal de Celsi; Fernández y Salinas se ponen fuera del espacio centrado a los analistas, o sea, vendrían a ser militantes. Mirá vos. ¿Les gustará que los traten de militantes en ese texto, teniendo en cuenta que todos los días escriben análisis políticos?. Sé que no.  Bue. Yo no soy militante, siempre lo dije, estoy en contra de cualquier organización bloguera, pues escribir es un combate entre la soledad y el entusiasmo, y, porque, considero, que, además, el compromiso de los intelectuales es romper los límites del lenguaje. Aunque hoy y acá no es el punto (¿no?). Con esos criterios de militantes-boludos y analistas-peligrosos, los que difunden el Código Penal del analista de blogs que milita contra los analistas, busca encasillarme en algún lado. Meterme con Massa. Por eso ligan Ezequiel Meler (que siempre está dispuesto a un debate, pero razonable. Y que tiene más militancia que todos nosotros) Luciano y Martín. Pero no Omix, Manolo o Abel, pues, decirles que no son militantes es un poco mucho. No entran en la taquería conceptual. Pajeros. Encasillar los blogs, claro, no es fácil. Bah, a ver, el de Jorge Giles, Gerardo Fernández, Juan Salinas, Anita Montanaro, Artemio López, Los Caniches de Perón y Moria Casán; son todos, sencillamente, previsibles: están a favor de las medidas de gobierno antes de que el gobierno las saque. No siempre fue así. Más vale. Pero bue, ahora, es así. No hay ninguna injusticia interplanetaria, ellos escriben, lo que piensan: que casualmente es lo que piensa, noooo, YA PENSÓ,primero las damas, Cristina y ellos, ya pensado, lo defienden. Vuelven al 2009, ahora, mostrando que su badage militante, bordeando los 60 años, es más bien pobre: no porque no hayan militado, sino porque casi nunca entendieron el momento histórico. Y se mandaron tantas cagadas que, al borde del desconcierto, no pueden más que odiar a quienes les cambien las preguntas cuando ya habían ahorrado las respuestas. Con algunas críticas. Hasta que les acomodan el contrato. Pero, igual: fue Clarín, Lanata es Puto, no hay que proponer, ni criticar, pero si se propone debe ser para conveniencia de Cristina, dado que Cristina es el pueblo, su vanguardia y toda esa sarasa leninista que, además, ni siquiera leyeron. Y si no les queda otra que criticar, siempre lo van a hacer de manera ineficaz: completamente despreocupados por los resultados. Siempre cuidando de no ofender al poderoso. A la jerarquía. De manera, mis examigos, que acá les traigo la línea divisoria que ustedes no se animan a trazar: se las regalo. Disfrutenlá. Jueguen. Pero quiero dejar asentado que no hay ningún problema político: Fernández y Salinas coinciden en casi todas mis críticas. Pero no entienden porqué, cuando yo critico, no lo hago a lo Vandor: para negociar contratos. Esto es lo que pasó, para quienes tenían una lectura mediocre de la blogósfera: el poder los compró a la mayoría. Algunos, que siguieron, meritoriamente, cuando desde el gobierno el planteo era que había que dejarse de joder, Fernández y Salinas siguieron. Tuvieron huevos. Se los reconozco. Ahora, ya no.

Ahora castigan la audacia, el pensamiento rebelde, la astucia, y mi literatura. la que antes, cuando los dardos sinceros iban hacia otro lado, los conmovió. Quizás cambié yo, quizás ustedes, quizás el mundo, quizás nadie. Yo no mido primero y tecleo después. Yo escribo un blog que morirá conmigo.Siento la implacable violencia de los adjetivos nunca dichos. Me siento, a veces, solo, o tonto, o miserable, a veces siento lástima de mí mismo, pero no por defender su rancho, siempre, cada tanto, se me va la compasión que me acompaña, por ahí, a ninguna parte, donde no pueda encontrarla. Y dudo, me cuestiono, me enloquezco, reflexiono. Escribo por esas cosas. Trato, no siempre lo consigo, bah, la mayoría de las vece quizás no,  trato de respetarme en lo que escribo. Me importa más la señorita de la que estoy enamorado que esta discusión de matracas que no lleva a ningún lado. Pero. Ojo. Creo que hay que correr los límites. De manera que si ustedes desean tanto una raya -de paso, los ayudo con las metáforas- que nos delimite, se las escribo: es este texto, el que ustedes no se animarían a publicar. Pero, eso sí, después no vengan a reclamarme nada: porque siempre cuando me amagan con perímetros yo me fui a la mierda. Después no se pongan mal porque quedaron del lado de los policías. Ustedes pusieron la raya. Mientras escribo esto, en La Paco Orondo, sinceran -ahí, con ellos, sí hay un debate político, pero también, hay otras cositas, ja- el asunto y ponen, directamente, mi foto. Recortada. En la foto original están Aldo Jarma, Gerardo Fernández y Abelardo Vitali. Es de 2008 o 2009, creo. Algo viejo. Bueno, ja. Ya ni recuerdo qué escribí en todo esto. Ademásl, anoche, publiqué algo, que después saqué. Hay cosas que por códigos, los que les faltan a mis ocasionales adversarios, no quiero decir. Pero bue, la operación viene creciendo, a mí me conviene: son los mariscales de la derrota, son el negocio del país dividido, son los boludos que en vez de contener a quienes interpelaban, ante la menor dificultad, como el claro y prístino voto castigo a la mersa del Centro de Estudiantes del Conurbano, que a esta altura ya hay que ponerle todos los nombres, en este microclima, que sabemos. Estos boludos se empeñan en defender su quinta, simbólica (acá no hay chorros, simplemente, fracasados políticos que vieron su última oportunidad de significar algo, la última que tienen en una vida de la que se arrepienten, una vida a la que, en el fondo, olvidan: una vida, propia, a la que le tienen miedo como la ex-esposa golpeada, siempre esquivará los lugares donde fue feliz, lo hará para preservar su esperanza, su convicción, para ponerle curitas a la herida del fracaso) aunque, además, se lleven puesto a, ya que hablamos de blogs, que son los libros del siglo 21, llevarse puesto a los lectores, estallar en catarsis sus silencios y cobardías: yo, no. Y más aún. No sólo que se que en el mediano plazo saliré de este cerco policial donde soy conservador, troskista, gorila, peronista de derecha, o sea, soy todas las listas electorales que ganaron pero me obstino en defender un lugar, cuando todos, sobretodo Salinas, La Paco Orondo y Fernández, hacen sus valijas para ir a venderles al próximo sus convicciones, porque si algo hace que se enojen conmigo es que se quedarme solo, sé perder, sé respetarme: ellos, no. Siempre están convencidos que el ganador tiene razón, en su espacio de poder. Que puede ser Manzano o el Frepaso, pero lo que sea tratarán, siempre, de olvidarlo. Yo, no. Yo hago de lo vivido, incluso las cosas de las que me arrepiento (y no está el kirchnerismo: ahí pasé lo mejor de mi vida) hago, muchachos, post.  Lo que, claramente, no constituye una obra. Como la del Conu. Ja.

Bueno, la corto acá. Muchachos, sepan, porque ustedes me conocen, que tensaron la cuerda y sucedió lo que temían: de ahora en más, hay una raya. Nos separa. No es el kirchnerismo o el antikirchnerismo, pero si quieren, sí, traigan una autorización del escribano familiar para usar el nombre. Lo que no pueden pretender es que yo regale mi pasado, mis luchas, mis derrotas, los dolores, lo escrito, lo equivocado, los papelones, los besos, los calendarios, a un par de pajeros que ni siquiera se atreven, como sí hacen en La Paco Orondo u Oscar Cuervo, a hablarme de frente. Temen que yo cuente sus chanchuyos. Porque, claro, soy tan ególatra que digo la verdad más a menudo que ustedes. Y les encantaba. Cuando les servía para firmar contratos. Yo les blanqueo la raya, muchachos. Ustedes quedan del lado de los narcos y la buena moral sanitaria. Van a ganar en la chiquita, ya tienen todo el reproductor de chiqueros de su lado. ¿Y? Yo tengo razón. Y esto recién empieza. La historia es un tumulto donde puede colarse, con mayor facilidad que en el presente, donde puede colarse, de vez en cuando, la gente que perdió teniendo razón.

Ustedes van a ser ascendidos a patovicas de la coyuntura. Ojalá, aprendan de Oscar Cuervo, que fue invitado a 678 para hablar mal de mí y dijo que no. Es el tipo que me defendía cuando fui el único que se levantó y se fue para siempre de ese programa. Y no lo hizo por ningún lucro personal. Pájaro, Gerardo, ustedes son distintos. Se cuidaron de que yo no me enoje; y no estoy enojado, pero, sumando a Hernan Reibel y a Máximo, sepan que yo aprendí a patear el chancho titular para que salten los suplentes.

Arrepiéntanse toda la vida, me enseñó, a mí, el kirchnerismo, a pelear por mis ideas y cuando me tienen arrinconado, redoblar la apuesta.
Sabemos claramente cuál es el sendero donde ustedes tratan desde hace un tiempo, cuando dejé de conseguir contratos y lugares para los que en ese entonces creían en algunas cosas y hoy se cansaron. Sabemos cuál es el sendero, pero no lo dicen, ustedes. Se cuidan, mariconeando, y bueno. Acá tienen la frontera militarizada conceptualmente: van a ganarme en estos años, pero, ustedes me conocen, antes de que quieran tirar la toalla yo voy a seguir y  seguir y seguir y seguir y, claro, los ególatras, jamás perdonamos. Ni olvidamos. Chúpenme todos la pija.

No, ustedes no, tienen una moral más conservadora que Bergoglio, su jefe.

Bien, compañeros, amigos, preciosas, cachivaches y demás extraterrestres: soy tan egocéntrico que, recuerdo, justamente, un blog que planteaba que si la blogósfera no se rebelaba la derecha ganaría terreno, como ha comprobado, escandalizado, Oscar Cuervo.  Para echarme la culpa mí por no ser un uniformado en el discurso tonto por la batalla equivocada. Es el mismo blog que habla de la vanidad del autor. Y se ríe. De sí mismo. Y deja que los comentaristas lo insulten de arriba a abajo. Y que los amigos lo traicionen para ascender. Es este blog. Los saqqué del blogrroll. No es para tanto. Los saqué, además, bah, los saqué para no verlos por un tiempo, para no sentirme defraudado, porque a mí, y ustedes lo saben, estas cosas me duelen de verdad. A ustedes también. Mi planteo es que al poder, no. Que terminamos siendo marionetas de ellos y cuando se equivocan pagamos el pato nosotros. Y terminamos en un lugar horrible: ¿o no es horrible hacerme un examen ideológico a mí para que después todos votemos al conservador Insaurralde? ¿No es horrible? ¿No es un descenso, de comisario a versiones suboficiales? ¿No debería, yo, tomarlo como la última claudicación de ustedes, con una mueca cínica, no debería, como hice tantas veces, perder en la coyuntura y esperar que pasado el tiempo se comprenda lo complejo?

Este blog, que no está respaldado por ninguna obra -no escribí ningún libro basado en este blog- y cuyo único capital es la credibilidad, este blog está loco, es desmesurado, loco, en ocasiones un asesino de sangre fría, pero trata de colar, con sinceridad, algunas blasfemias. Ustedes siempre fueron unos mediocres a los que no se les escapa una idea más que como conspiración u cualquier otra operación moral. Nunca arriesgaron, nunca perdieron, y en este decantamiento de la alcahuetería K les llegó la hora, muchachos. Además, es su última batalla.

Yo voy a seguir tratando de que una parte dura de quienes me leen, me crean. Siempre traté eso. Trato, aunque soy un zorro atorrante, trato de colar la verdad. Bueno, en estos párrafos, lo hice. Porque aunque a ustedes les suene raro y difícil de digerir, es el único capital de la literatura política y de cualquier literatura. El verosímil. No el que dice la verdad, esa presunción de inocencia de los que se dan un protocolo de importancia, como ustedes, que saben, antes que hagan las preguntas,la única respuesta y es: no me pises el césped de la quinta.

Sino el que no puede contra sí y se desborda y lo dice, aguantando el psicoanális moral y sanitario de un negocio del país dividido y a la otra semana del comercio que le compite. En un equilibrio de mercado perfecto. Que tengan mucha suerte. Pueden opinar acá, en mi quinta, cualquiera pisa el césped.

Si sienten que, eso de decir lo que uno de verdad piensa,  lo están perdiendo, no le echen pasado mañana  al contexto cultural o político o social o económico: es porque no son comisarios eficaces; no les sale; son buena gente. Han hecho menos bien pero también menos daño que yo. Los felicito. Tienen un ego igual de grande que el mío. Pero ustedes se toman a sí mismos muy en serio. Y están sin ganas ni imaginación ni fe para cambiar. Yo, también.

Para la próxima, ojalá vengan de a uno.