Tiene el celular de dios, pero se quedó sin guasap
Por Ulises Castaño
Las cosas están raras. Hace tiempo que cualquiera puede advertir su desmesurado protagonismo, e incluso la psicosis que genera. Me refiero al tema climático, o mejor dicho, al pronóstico meteorológico. El caso es que ayer jueves por la tarde-noche no solo iba a llover, sino que había alerta meteorológico, -rayos y centellas mínimo-, y por esta razón se decidió reprogramar la cadena nacional en la que iba a intervenir la presidenta Cristina Fernandez desde Florencio Varela.
Con anterioridad se había anunciado que el evento oficial alteraría el horario televisivo del partido entre Boca y Rafaela, por la tercera fecha, en una jornada de por si atípica (vamos a ver cosas peores hasta junio) debido a la apretada agenda que impone el calendario mundialista. En este sentido, alguien pudo pensar que hasta el partido mismo hubiese corrido la misma suerte. Pero no.
No llovió, no habló Cristina, ni rayos ni centellas, ni Batman, y en Boca todo sigue igual. El partido se jugó con normalidad, y ya alguno con el resultado puesto hubiese preferido lluvia, con la esperanza de comprobar si al menos el dicho popular finalmente surtía efecto. Pero al parecer, tampoco esto acompaña al xeneixe. Digamoslo pronto: mucho mérito que digamos no hacen los de Bianchi para que sus pronósticos se cumplan.
Siempre que llovió paró, dicen, pero a Boca ni siquiera le llueve y aún así continúan las malas rachas.
Mas allá del chiste (con algo hay que entretenerse) si bien hasta ahora Boca no ganó, ni en el torneo ni en lo que va de 2014, habíamos dicho en columnas anteriores que en los dos primeros partidos Boca había conseguido ser mejor a sí mismo. Ahora bien, atendiendo a las palabras de Orion al termino del partido, “esto es boca viejo, hay que ganar”, es comprensible que este aspecto quede en un segundo plano.
Sin embargo, parece imposible ocultar que la peor noticia para Boca fue justamente esa. En esta tercera fecha, hasta ese mínimo de orden futbolístico alcanzado se diluyó bajo la inexistente lluvia. Decir que volvió a ser un equipo desordenado es solo para resumir, porque de fútbol ni hablar. Difícil decir algo mas sobre este Boca. Injusto es también que el mal momento de Boca sea el protagonista excluyente frente a sus mas que dignos adversarios. Burruchaga mismo lo dijo en entrevista al termino del partido “fue un partido muy disputado”. Esta expresión generalmente significa fue un partido malo. Aun así, como sucedió con Belgrano de Córdoba, Rafaela demostró saber jugar sus partidos, aunque estos salgan malos.
En este vapuleado Boca, salvando a Gago de floja actuación pero siempre varios escalones mas arriba, una vez mas desde que debutó en el verano, el mejor jugador fue el pibe Acosta. Y lo seguirá siendo muy probablemente, por una sencilla razón: es el único que todavía practica el fútbol, que a veces sale mejor y otras peor, pero intenta, y sobre todo no se lo comió el pánico, o el excesivo uso de la fuerza y el carácter como si de gladiadores se tratase.
Para finalizar, tan solo una impresión, susceptible de sugestión mediática. En un día en el cual el presidente de Boca, Angelici, había declarado que no le temblaría el pulso en caso que tuviese que tomar decisiones respecto a Bianchi y Riquelme, y con el diez aun afuera por lesión, al celular de dios pareció fallarle el guasap, tal vez producto de la transición tan anunciada.