Boca y el relato (radial)
Por Ulises Castaño
Si al cabo de una nueva victoria de Boca (la segunda consecutiva además, esta vez frente a Racing) esta columna insistiera en el flojo desempeño futbolístico del equipo de Carlos Bianchi, no solo no sería nada original, ya que esta visión es sostenida por bastantes observadores en estas horas, sino que además, y en virtud de la naturaleza de todo observador, tal vez no resultaría del todo honesta, pues el pasado domingo no tuve la oportunidad de visualizar el partido. Si a esto le sumamos la difícil situación institucional de ambos equipos, pero sobre todo la de Boca, seria fácil caer en un -a estas alturas casi inevitable- análisis con acento en lo extra-deportivo.
Sin embargo, tuve ocasión de seguir el clásico por radio. De modo que por qué no escribir desde ese lugar, perceptivamente tan distinto a aquel del habitual, acostumbrado y hasta domesticado observador. Tal vez incluso ese puente ilusorio que tiende la radio con el relato de una realidad distante contribuya a enriquecer la imagen deslucida que cada fecha la televisión se encarga de dejar al desnudo.
Duró poco la ilusión. Una vez mas, la sensación del bajo nivel de juego (en este caso de ambos) se hizo presente, de la misma forma como cuando se lo ve por televisión. Claro, el partido es el mismo, pero a veces al hombre le gusta amasijarse alentando quimeras.
Tampoco es la intención hacer una elaboración teórica sobre las virtudes radiofónicas, y mucho menos ahondar en las particularidades de este tipo de trasmisión en épocas led, slow motion y sobre todo de televisación gratuita en todo el país. No obstante, en un entorno agreste y silencioso, empezando con la previa, mientras se trabaja en algún quehacer domestico, alternando con los flashes informativos del resto de los partidos, entrando en clima a la hora que cae el sol con unos matecitos y aquellos periodistas que cubren específicamente a tal o cual equipo y cuya tarea en muchas ocasiones consiste esencialmente en traccionar a fuerza de mensajes de texto, para por último corroborar que, aunque imaginado a través del relato y el ambiente sonoro radial, se trata casi del mismo partido que el anterior, podría considerarse una experiencia digna del Aldous Huxley de Las puertas de la percepción, aunque una vez más la vuelta a la realidad, ya concluido el partido, no sea precisamente a Un mundo feliz. O tal vez si.
Lo cierto, e importante, es que Boca ganó 2 a 1, y de visitante, en un momento donde todo quema. Está a 4 puntos del líder quedando por disputarse más de la mitad del torneo, y estas dos victorias al hilo, una de local y otra de visitante, es decir, la certeza de los 6 puntos conseguidos, termina siendo, no se si la mejor noticia a largo plazo, pero si la única que le permite seguir prendido en la competición. No creo que desde lo institucional ni desde lo estrictamente futbolístico se puedan pedir mayores cambios, al menos hasta la finalización del torneo.
Boca pudo ganar un encuentro difícil, como siempre lo es un clásico, mas allá del lugar que ocupa Racing en este torneo. Tal vez por esta razón, como una suerte de paradójica chicana, desde la trasmisión radial se quiso destacar especialmente algunos cánticos de la parcialidad racinguista, y sobre todo uno en el cual exhortaban a su equipo ganar con el argumento de que “no jugaban contra nadie”.
Singular momento el de algunos equipos como Boca, Racing, River, Independiente por hablar de aquellos que integran la famosa ristra de los grandes, hoy atravesando etapas criticas, quienes a la luz de cánticos como el del domingo, da la sensación que mas que contra nadie, el partido mas chivo, fecha tras fecha, lo siguen teniendo contra si mismos.