¿Si en vez de vender miles de televisores o importar celulares fabricamos un millón de casas?
Por Ricardo Inti Alpert
Pasó el momento de querer producir un millón de autos, hechos con autopartes importadas, así como el de vender un millón de televisores para algún mundial, o seguir importando otros 5 millones de smartphones, como pasó últimamente. Y llegó definitivamente el de construir al menos un millón de casas, con insumos nacionales.
Basta para ello generar algún modelo de financiamiento al costo real, que capte todos los pesos que andan con miedo a desvalorizarse y les resguarde su valor de compra real, actualizando los montos según el precio de la misma contsrucción, de las naftas de YPF o del dolar oficial, a gusto de quienes presten y quienes tomen esos créditos.
Desde TECNOPOLITICA invitamos a Scioli, Macri, Massa, Randazzo, Dominguez, Uribarri, Taiana y al resto de los candidatos con posibilidades a protagonizar las próximas elecciones, a asumir que esta posibilidad es concreta.
Argentina tiene en la regularización dominial de los casi 3.000 barrios irregulares y los al menos 2 millones de viviendas necesarias, no un problema, sino una oportunidad de crear valor, riqueza, trabajo productivo, inclusión social e ingresos tributarios genuinos.
Cualquier familia que reciba un crédito de 50 mil pesos para regularizar el lote donde vive y dotarlo de servicios, o hasta 300 mil pesos para construir una vivienda, puede devolver esa cifra en un tiempo de entre 3 y 8 años, sin la menor necesidad de que le regalen la cuota.
Simplemente se necesita acordar en base a que indicador de la economía real se la actualiza y punto.
En esta década, más allá de algunas cuestiones en las que podemos discrepar, logramos cosas que a todos los argentinos nos parecen correctas, que se basan en sacar a los chicos y las personas mayores de la miseria extrema, mediante una ampliación jubilatoria y una asignación básica que podemos querer mejorar, pero nadie considera apropiado hacer desaparecer.
Hoy, la inmensa mayoría de las familias tienen algún ingreso, y por lo tanto hay que conducir ese ingreso a la compra de bienes durables y estructurales, de industria nacional y no más chucherías importadas, que agregan algún condimento a la coyuntura pero no definen desarrollo alguno.
Hay que poner en agenda al millón de casitas, como alguna vez pusimos al millón de lotes y a la producción de suelo.
Y vamos a hacerlo.
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