¿Qué nos suma Leandro Santoro?
Por Santiago Gómez
El flexible radical Leandro Santoro será el candidato a vice jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la fórmula del Frente Para la Victoria (FPV), que encabeza Mariano Recalde. El kirchnerismo otra vez eligió a un radical para compartir la fórmula a un cargo ejecutivo, negando la posibilidad a los candidatos propios que participaron de las PASO. En este caso se sumó a un espacio residual del radicalismo, sin construcción territorial, más que un local en el barrio de Caballito.
Quien se burló de la muerte de Néstor Kirchner y se subió a cuanta campaña mediática hubo contra el gobierno hasta pocos meses atrás, fue premiado con la candidatura. Al ser consultado respecto a qué cree que le aporta a la fórmula, Santoro respondió “rock & roll”.
Bueno sería darse una vuelta por el sur de la ciudad para ver a cuántos sumamos con esa musiquita. Con una larga historia de combate a la peor expresión de la militancia durante los noventa, tanto en la escuela secundaria, como en la universidad, Mariano Recalde compartirá la fórmula con un histórico militante de Franja Morada.
¿Qué suma?
La pregunta obligatoria es qué agrega Santoro al FPV en la próxima elección. Quedó demostrado que en Caballito, territorio en el que el radical tiene su comité (Formosa 114), su aporte al FPV no fue notorio. En un barrio de extracto de clase media y media alta, Recalde quedó a 26,7 puntos de Macri, que sacó el 44,1% de los votos, y a casi diez puntos de Martín Lousteau (26,4%).
En declaraciones radiales, Santoro señaló que el objetivo es discutir los valores de la CABA, instalar a Recalde en la Ciudad, ya que señaló no lo conoce mucha gente, y su aporte lo hará como “un pibe de barrio”. Lejos de aportarle pluralidad a la fórmula, la incorporación del radical breva en la imagen de dos jóvenes profesionales de la clase media porteña.
Si el objetivo es sumar a los correligionarios que no apoyan la gestión macrista, cuesta creer que con esta fórmula el FPV consiga sacarle esos votos a Lousteau. Mientras Santoro, y un sector del kirchnerismo que repite a Brienza, se ocupan en decir que Macri y Lousteau no son lo mismo, cuando a nivel nacional van juntos, para los porteños Recalde es lo mismo que Cristina y el resultado de las PASO demostró que los porteños no quieren que su municipio sea gobernado por peronistas.
Según Carlos Heller la elección de Santoro refleja la apertura y pluralidad que ese sector venía reclamando. Si lo que se quería era agregar un radical a la fórmula, se podría haber sumado a Gustavo López, que también viene del radicalismo, no se suma a último momento, cuando sólo quedan ocho meses de Cristina en la gestión y al menos sabemos que tiene un 0,4% de votos.
¿Qué resta?
La incorporación de Santoro a la fórmula le resta credibilidad a la misma. Cuesta pensar que quien escribió que “La bala q mató a Mariano rozó el corazón de Néstor, porque tenía demasiado cerca a los sicarios”, o que “Raúl está en una bóveda en Recoleta y Néstor en un MAUSOLEO en el sur. La diferencia entre querer ser presidente constitucional o faraón” (SIC de su Twitter), apoye sinceramente al Proyecto encabezado por Cristina Fernández de Kirchner.
El alineamiento de la UCR con el PRO obligó a muchos radicales a votar a otros candidatos, la elección de Lousteau lo demuestra, pero lo de Santoro no puede leerse más que como un claro ejemplo de oportunismo. No estamos hablando de un joven que se sumó a la política con el kirchnerismo o que a partir del kirchnerismo revisó sus posiciones, como es el caso de Gustavo López, sino que estamos hablando de un experimentado cuadro radical, que militó la Alianza, que puso una bandera negra en el local de Formosa cuando fue el 20 de diciembre y que después de tremenda masacre siguió militando para el radicalismo y esparciendo su odio contra el peronismo hasta hace muy poco tiempo. El histórico de sus publicaciones en las redes sociales, que han sido recuperados por varios usuarios, así lo demuestra. En las entrevistas le preguntarán por aquellas declaraciones y será difícil que convenza a un elector que después del odio derramado ahora lo guía el amor.
La poca cancha electoral
Con el resultado de las PASO resulta fácil arriesgar que el FPV no va a ganar las próximas elecciones. Sin embargo, si como señaló Mariano Recalde en la primera mitad de su discurso tras el cierre de los comicios, estas elecciones son el primer paso de un objetivo a largo plazo, como es ganar la Ciudad de Buenos Aires, ahí sí resulta acertada la elección de Recalde. Es un dirigente joven, con histórica militancia y mucho tiempo para instalar su imagen de cara a la elección del 2019.
En ese camino de mediano alcance, tampoco aporta demasiado Santoro. Primero Cobos, después fue Martín Insaurralde y ahora el Irrompible: queda claro que somos muy buenos para gobernar y construir, pero no para armar fórmulas.