Un voto táctico para Mariano Recalde
Por José Cornejo
El dato de color fue el mismo que pobló las pantallas de TN: la vicecandidatura del radical Leandro Santoro y su agrupación, los Irrompibles. La presencia de este colectivo en el Luna da cuenta del intento del Frente para la Victoria local de ampliar sus bases de sustentación y hacerle un guiño a la esquiva clase media porteña. En esa estrategia electoral reside la posibilidad de superar a Martín Lousteau y confrontar con el macrismo en una eventual tercera vuelta (considerando las PASO) o balotaje.
Hay que comenzar por una autocrítica. Si se quiere llegar a la instancia final, el porteño debería individualizarnos como una alternativa. Y en este sentido, es difícil modificar en las últimas semanas un perfil que se ha consolidado en los últimos ocho años. El kirchnerismo porteño, al menos en la Legislatura de Perú 130, ha desdibujado su rol opositor. Sea por necesidades del gobierno nacional (como lo fue el Plan Procrear) o por iniciativas del bloque menos comprensibles (como la Policía Metropolitana), el FpV ha acompañado en varias ocasiones al macrismo. Para peor, durante las PASO tanto Mariano Recalde como el resto de los candidatos K han sido muy moderados en cuestionar la gestión capitalina.
Si se denuncia que Santoro corre por el carril derecho del kirchnerismo, entonces también hay que señalar el notable error de cálculo del carril izquierdo. El M-Evita, que ancla en la Ciudad a su principal figura electoral, Jorge Taiana, promovió una lista “rebelde” que no pudo superar los 4 o 5 puntos porcentuales para pasar las PASO e insertarse en la lista de Carlos Tomada. Y tuvo el muy problemático acompañamiento del ex jefe de gobierno Aníbal Ibarra. Por su parte, Alternativa Popular, la fuerza de Pablo Ferreyra, el Partido Comunista y otros incuestionables referentes sociales – a los que hemos acompañado con todas nuestras energías – obtuvo un insignificante 0,4%. Estos guarismos impiden que uno pueda sustituir al radical de Caballito. Quizás la única excepción sea la de Itaí Hagman, que a duras penas obtuvo los números necesarios para seguir en el ruedo. La cercanía de su fuerza, Camino Popular, es aún muy periférica al kirchnerismo (participan de la CTEP) como para que alguien pudiera haber soñado una fórmula Recalde Hagman. Así y todo, es el único sector al que el kirchnerismo hoy podría seducir.
Ahora, regresando al electorado metropolitano, hay que decir que es un público muy muy complicado. El voto al macrismo no sorprende, ha sostenido casi con exactitud los mismos porcentajes que la campaña de Macri en 2011. Considerando que “Mauricio” aspira a ser presidente y este es su distrito vidriera, alguien podría decir que las elecciones no le han agregado mucho al capital que ya tenía. Lo notable son los 18 puntos de Lousteau (más 4 de su contendiente, Graciela Ocaña). Dos exministros kirchneristas, uno el responsable de la resolución 125 que tuvo a buena parte de los porteños de clase media alta caceroleando insistentemente durante un trimestre entero. Es difícil determinar el voto exacto de Lousteau, y si quienes lo hacen son concientes de ello, pero al menos se puede identificar su geografía (de Avenida Rivadavia hacia el norte). Esto es un gran ejemplo de voto táctico: elegir incluso al responsable de la medida más crispadora del kirchnerismo si esto es lo que más daño le hace.
Santoro, al que alguna vez entrevisté, es un radical sincero, en el sentido que piensa que todos los peronistas somos delincuentes. Y difícilmente acerque por sí mismo algún voto. Pero lo que es correcto es la estrategia de ampliar las bases electorales del kirchnerismo porteño y hacerle un guiño a una clase media que piensa parecido a Santoro. Las demás fórmulas kirchneristas probadas el 26 de abril gastaron su bala de plata.
Ahora quedan tres semanas y Mariano Recalde deberá mostrarle a los porteños que él es la verdadera oposición al macrismo. Es una tarea titánica, pero que cualquier porteño de bien, aún con críticas más agudas que las vertidas acá, debe acompañar. Porque lo que está enfrente es la fórmula liberal – conservadora más explícita e inteligente desde Julio Roca hasta la fecha. Aunque más no sea por mera táctica.
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