Nueva guerra de Turquía contra los kurdos
Por Taylan Tosun
Ha habido muchos cambios en Turquía desde la elección nacional que tuvo lugar en junio. Tayyip Erdogan, Presidente de la República y su partido que ha estado en el poder durante 13 años, no han sido capaces de armar un gobierno con un partido único.
Debido al gran éxito del Partido pro Kurdo, HDP (Partido Democrático Popular) que fue capaz de pasar el umbral electoral del 10 por ciento, el partido gobernante AKP perdió el poder y las aspiraciones de Erdogan de convertirse en dictador, con el pretexto de un “sistema presidencial” se mantuvo latente, por lo menos en el corto plazo.
Pero la historia no termina ahí, como debería ser en un país democrático. Dado que ninguno de los partidos políticos en el parlamento podía obtener la mayoría necesaria para formar un gobierno, los diferentes líderes de los partidos hicieron declaraciones indicando sus intenciones de formar una coalición y todavía siguen sosteniendo reuniones para un posible acuerdo – aunque no probable -. Parece que estas “negociaciones” continuarán por un tiempo, probablemente sin ningún tipo de resolución, de manera que una elección anticipada tendrá lugar en noviembre próximo.
Hasta aquí, todo bien y todo parece normal. Pero aquí nos enfrentamos a otra realidad, que es peculiar en Turquía. Se puede decir fácilmente que hay dos centros de poder en su política. Uno se encuentra ubicado en el parlamento, es decir, un gobierno debidamente electo, un primer ministro, un gabinete y los partidos de la oposición.
La otra es una constelación de poder formado por Erdogan – como su líder – los militares, el Servicio de Inteligencia Nacional MIT y algunas figuras de alto nivel del AKP.
La democracia parlamentaria limitada no ha estado funcionando en Turquía desde las elecciones de junio. Bajo estas circunstancias, el segundo centro de poder, aprovechando ese vacío político se ha apoderado de todo el poder, tomando una serie de decisiones importantes y muy peligrosas con respecto tanto a las relaciones nacionales como las internacionales y ahora lleva a cabo operaciones militares y policiales integrales contra el llamado grupo “Estado Islámico” (ISIS), el PKK y algunas organizaciones de izquierda radical.
Así que un bloque de poder ilegítimo está ahora gobernando Turquía. Un no tan visible golpe de Estado ha tenido lugar y un régimen provisional ha sido establecido.
El 20 de julio, un miembro suicida de ISIS se inmoló en Suruç, una ciudad Kurda, cerca de la frontera con Siria y mató a 32 jóvenes socialistas que estaban llevando ayuda humanitaria a Kobane.
Esta masacre fue el último anillo de una cadena de ataques contra los kurdos. Un miembro de una delegación de investigación, enviada a la región por el CHP – un partido político estatista – acusó abiertamente al MIT por haber permitido el ataque suicida. El bloque de poder ilegítimo de Turquía trató la masacre en Suruç como un ataque a la seguridad del país y declaró que se unirá a la coalición internacional contra ISIS, permitiendo el uso de sus bases aéreas en İncirlik y Diyabakir a los aviones de guerra estadounidenses. Los aviones Turcos F-16 han bombardeado posiciones de ISIS en el norte de Siria al menos en dos ocasiones.
Sin embargo, las “operaciones contra el terrorismo” por parte de Turquía no se limitaron al bombardeo de posiciones de ISIS. El Primer Ministro Davutoglu dejó en claro que esta sería una campaña total contra todas las “organizaciones terroristas” que amenazan “nuestra seguridad” y los aviones turcos F-16 también bombardearon las bases del PKK en el norte de Irak.
Obviamente, el bombardeo de las bases del PKK fue una clara violación del alto al fuego que ha sido continuo durante más de dos años como resultado de las “negociaciones de paz”, que comenzaron a principios del 2013, con diálogos entre el encarcelado líder del PKK, A. Öcalan y los oficiales de seguridad del Estado.
La política del gobierno turco contra ISIS no era sostenible. La táctica de apoyar secretamente a ISIS contra los Kurdos Sirios, que derrotaron a ISIS varias veces, servía a los intereses de los kurdos en lugar de los de Turquía.
El PYD (Partido de la Unión Democrático), que representa a la mayoría de los Kurdos Sirios y es al mismo tiempo una organización hermana del PKK, ganó el reconocimiento y simpatía internacional. El YPG (Unidades de Protección del Pueblo), el brazo armado del PYD, todavía están llevando a cabo operaciones contra ISIS con el apoyo aéreo de la coalición.
El apoyo de Turquía a los grupos yihadistas como ISIS en Siria estaba en aguda contradicción con la política de los EEUU. No era posible para Turquía obtener el apoyo estadounidense a sus ataques contra los movimientos Kurdos, a menos que se una a la coalición contra ISIS y contribuya a los esfuerzos de Estados Unidos para contener a ISIS, si no para derrotarlo.
El factor más importante es que el movimiento Kurdo y los kurdos en general estaban consiguiendo grandes ventajas debido al “proceso de paz”.
Mientras el alto el fuego continúe, el PKK podía enviar parte de sus fuerzas de guerrilla al norte de Siria (“Rojava”) para luchar contra ISIS. Del mismo modo, miles de hombres y mujeres jóvenes kurdos podían ir a Rojava para ayudar a sus compatriotas uniéndose a las filas del YPG.
Por otra parte, debido al clima de paz, el partido pro-kurdo HDP tuvo espacio para organizar y llevar a cabo una campaña electoral exitosa y transmitir sus opiniones al pueblo turco. Razón por la cual el HDP pudo pasar el umbral electoral del 10 por ciento con un fuerte apoyo de los votantes kurdos y algún apoyo de los votantes turcos también. Gracias a esta victoria electoral el HDP impidió que el AKP llegue nuevamente al poder como un solo partido de gobierno.
El bloque de poder ilegítimo, que defiende las “líneas rojas” de la República de Turquía, no podía tolerar las ganancias de los kurdos, tanto en Rojava como en Turquía.
Turquía decidió estar de acuerdo con la política de EEUUs contra ISIS y una compensación tuvo lugar: Turquía se uniría a la coalición contra ISIS y al mismo tiempo abriría dos bases aéreas muy importantes para el uso de la fuerza aérea de EEUU. A cambio se le permitiría recurrir a la “solución violenta” del problema kurdo, al menos por un tiempo.
Ahora, aviones de combate turcos bombardean bases del PKK en el norte de Irak todos los días, mientras las fuerzas de seguridad turcas están oprimiendo las manifestaciones pacíficas con violencia y usando una fuerza desproporcionada contra los manifestantes que chocan con la policía en Alauita y en los barrios kurdos. Hay detenciones masivas incluyendo miembros y administradores de los partidos pro-kurdos. El PKK está tomando represalias contra los bombardeos de sus bases en el norte de Irak, matando soldados, policías y un oficial militar de alto rango. Al menos una docena de personas han muerto en una semana como resultado de la guerra de Turquía contra los kurdos.
En suma, el bloque de poder ilegítimo formado por los militares, el Consejo Nacional de Seguridad, el MIT, algunos elementos del AKP y dirigidos por T. Erdogan han logrado convertir a todo un país en un infierno, y existen todas las razones para suponer que las cosas van a ser peores si los que defienden la paz en Turquía, tanto en el ámbito nacional como en el ámbito internacional, no ejercen una fuerte presión contra la nueva guerra de Turquía contra los kurdos.
Fuente: Resumen Latinoamericano