Los gobiernos europeos, incapaces ante la crisis humanitaria

  • Imagen

Los gobiernos europeos, incapaces ante la crisis humanitaria

16 Septiembre 2015

Por Carlos Iaquinandi Castro (*)     

No. No aceptes lo habitual como cosa natural.

Porque en tiempos de desorden,

de confusión organizada,

de humanidad deshumanizada,

nada debe parecer natural.

Nada debe parecer imposible de cambiar.

Bertolt Bretch

La reunión de los ministros de Interior y Justicia de los 28 países que componen la Unión Europea evidenció su incapacidad para gestionar la crisis humanitaria causada por la llegada de decenas de miles de refugiados que huyen de guerras, conflictos y persecuciones políticas, étnicas o religiosas en sus países de origen. Al concluir, solo hubo intervenciones individuales de algunos ministros y funcionarios. Los anuncios del “acuerdo” alcanzado se limitan a ratificar el obtenido en julio pasado sobre 40.000 refugiados, que ni siquiera tiene la conformidad de todos los países con las cuotas allí establecidas. Lo que se hará con los restantes 120.000 se posterga al próximo 8 de octubre.

ACNUR y Médicos Sin Fronteras estiman que el número de refugiados en territorio europeo ya supera los 350.000. Pasan las horas y los días y los gobiernos siguen sin adoptar las decisiones urgentes que la crisis humanitaria exige.  El canciller luxemburgués Jean Asselborn, que ejerce la presidencia rotatoria de la Unión Europea, expresó al término de la reunión de ministros sobre el presunto “acuerdo”: “estoy encantado de que el Consejo haya sido capaz de adoptar esta decisión. Es un importante mensaje político”. Menos de 24 horas más tarde, el mismo personaje admitía el fracaso y convocaba un nuevo consejo de ministros europeos para el próximo martes 22.  Hasta entonces, no se sabe qué política concreta adoptarán los gobiernos europeos de forma colectiva ni qué ocurrirá con las decenas de miles de refugiados que deambulan por el corazón del Viejo Continente.   

 

La solidaridad, como los refugiados, también naufraga en Europa

Los anuncios de las últimas horas en Bruselas no mencionan ninguna medida inmediata efectiva para facilitar el “desbloqueo” de la situación de miles de refugiados. Y las decisiones unilaterales de varios gobiernos no son precisamente tranquilizadoras. El de Hungría realiza el “trabajo sucio” de frenar el paso de los refugiados blindando con alambradas con los 175 kilómetros de frontera con Serbia. Para ello se han utilizado concertinas con cuchillas cortantes provistas por una empresa española, cuyo portavoz aclaró que solo han comercializado el material, pero no hicieron la instalación. Es cierto, el montaje lo hicieron presos comunes húngaros controlados por la policía y el ejército. En las últimas horas quedó cerrado el último paso posible, el de la vía férrea que utilizaban las caravanas de refugiados. El gobierno de Víktor Orban no les ofrece más que vigilancia policial y arrestos. Orban, miembro del Partido Popular Europeo, no ha sido sancionado por el incumplimiento de las normas vigentes. El espacio entre Serbia y Austria se convierte en un limbo donde miles de refugiados quedarán atrapados por las fronteras de la insolidaridad. Por si fuera poco, decenas de ellos han sido detenidos por ingreso “ilegal” y podrían ser condenados a cárcel con penas de tres a cinco años según una ley que ha entrado hoy en vigencia en Hungría.  ¿La Unión Europea no tiene nada que decir?  ¿Por qué son tan estrictos en “recortes” o en el rigor de medidas económicas y tan tolerantes con la violación de los derechos de las personas?  ¿Por qué son rápidos y “duros” en la defensa de los bancos y débiles cuando se trata de proteger a  seres humanos? ¿Dónde está la Europa de los principios y los derechos?

 

Las cifras del éxodo sirio

La población siria era de poco más de 22 millones de personas. La situación bélica interna lleva ya cuatro años, durante los cuales han muerto 220.000 personas y casi 13 millones necesitan asistencia humanitaria urgente. En este momento Amnistía Internacional estima que el 50 % de la población está en situación de desplazamiento, ya sea interno o hacia otros países.  Hay más de 4 millones de refugiados sirios en solo cinco países: Turquía acoge 1,9 millones, más que ningún otro en el mundo. Líbano unos 1,2 millones, lo que equivale a uno de cada cinco personas de la población propia. Jordania acoge unos 650.000, aproximadamente el 10% de su población. Irak tiene 250.000 refugiados sirios, pero también tiene sus propios desplazados y refugiados en el exterior (unos tres millones), huyendo del conflicto interno que sucedió a la invasión y ocupación del país por tropas de EEUU y de la OTAN.  Egipto recibió a 132.000 refugiados.  Arabia Saudita, Kuwait, Qatar y  Bahréin, considerados países árabes “aliados de Occidente” no han ofrecido ninguna plaza de reasentamiento para refugiados sirios. Tampoco la ofrecieron otros países de altos ingresos, como Rusia, Japón, Singapur o Corea del Sur.

 

Se repiten muertes como la de Aylan

Y mientras los ministros europeos siguen sus discusiones en Bruselas, alternadas con pausas, comidas y anuncios que no tratan la realidad inmediata, el drama de los refugiados es constante y se agrava por momentos. Miles de ellos continúan deambulando por carreteras, campos o precariamente alojados en campamentos o simplemente al aire libre. Lo único que tienen en abundancia son carencias de todo tipo. Y en el Mar Egeo, en las últimas horas, otra embarcación zozobró al intentar cruzar desde Turquía a las islas griegas. Murieron 34 personas, de ellos 15 menores, incluyendo cuatro bebés. Las aguas seguirán dejando cuerpitos sin vida en las costas, como el de Aylan.  ¿Terminaremos acostumbrándonos a esas imágenes?  ¿Hasta cuándo tanta palabrería hueca? 

 

Otro “atasco” de refugiados sirios

Otras situaciones de la frontera europea no son tan conocidas, pero forman parte del “bloqueo” al ingreso de refugiados. En Melilla, ciudadanos sirios esperan con inquietud que familiares que permanecen en el lado marroquí puedan cruzar la frontera. Algunos ya  llevan varios días en España, pero parte de sus familiares no lo han conseguido. Lo intentan pero, al advertir que se trata de sirios, la gendarmería marroquí no les autoriza el cruce. Según indica la periodista Gabriela Sánchez de Eldiario.es, la delegación del gobierno español se desentiende de lo que ocurre a 200 metros de su puesto fronterizo. “Preferimos no meternos”, dicen. Del otro lado, un agente marroquí preguntado por qué un país de tránsito les niega salir a España, que dice querer recibirlos, responde: “no es cosa nuestra, es política”. Mientras tanto las familias sirias aguardan poder reunirse en territorio español.

 

Los ciudadanos por delante de sus gobiernos

La magnitud de la tragedia que suponen los desplazamientos realizados en precarias condiciones, la cifra de casi tres mil muertos y la incertidumbre sobre la suerte de quienes buscan su lugar en el mundo han movilizado a ciudadanos, organizaciones no gubernamentales, e incluso municipios que se definen como “ciudad-refugio”. Unos acercando alimentos, agua y enseres a las familias y a las personas que llegaban. Otros, disponiendo sus recursos, como Médicos Sin Fronteras, para tratar de rescatar a los que tienen dificultades en el Mediterráneo. En Hungría miles de ciudadanos reclamaron al gobierno en las calles por su política hacia los refugiados. En Austria, cientos de ciudadanos han cruzado para recoger en Hungría a personas y familias para llevarlas gratuitamente hasta la frontera con Alemania.

 

Carta de Médicos Sin Fronteras a los gobiernos europeos

Otro claro ejemplo de movilización de la sociedad civil es Médicos Sin Fronteras, ONG que ya en el 2014 decidió disponer de embarcaciones para cubrir el hueco que dejaron los gobiernos europeos, al reemplazar la operación de rescate “Tritón”, por la de “seguridad” llamada Frontex, que vigila pero no rescata. Ahora decidió enviar una carta abierta a los gobiernos europeos, incluido el español, en la que solicita que faciliten un acceso “seguro y legal” a los refugiados.

Su texto reclama que se abran ya “vías legales y seguras para los refugiados” y  condensa la magnitud de la tragedia y de la angustia de cientos de miles de seres humanos que escapan del horror de guerras, conflictos, miseria o persecuciones de todo tipo. La misiva, que firma el presidente de MSF José Antonio Bastos, dice en su comienzo: “Le enviamos hoy esta carta junto con un chaleco salvavidas que perteneció a una de las 15.000 personas que han sido rescatadas en el Mediterráneo desde el pasado mes de mayo por Médicos Sin Fronteras (MSF). Este chaleco salvavidas es de mala calidad, pero era la única seguridad con la que contaba ese hombre, esa mujer o ese niño mientras intentaba cruzar el mar para llegar a Europa.

A veces, en estos chalecos, se pueden leer oraciones, o números de teléfonos de familiares y amigos con los que contactar en caso de que no lo logren.

Este chaleco nos recuerda que las personas que emprenden estos viajes son plenamente conscientes de los riesgos que asumen, y nos muestra la desesperación que deben sentir para exponerse, tanto a sí mismos como a su familia, a ese gran peligro.”

Tras otra serie de explicaciones sobre la gravedad de la crisis humanitaria, concluye la carta: “Se deben poner en marcha con urgencia todas las formas de acceso legales que permitan a los refugiados llegar a Europa, y hay que encontrar soluciones eficientes para reubicar a los solicitantes de asilo de un Estado miembro de la UE a otro.  Se debe ofrecer acceso a unos procedimientos de asilo coherentes, así como asistencia en los puntos de entrada, por toda Europa y a lo largo de las rutas migratorias. A la llegada de los refugiados, hay que proporcionar un registro rápido y una protección temporal. Deben crearse vías de migración legales y ofrecerse condiciones de acogida dignas para todos.  Hay que conseguir que este chaleco salvavidas sea innecesario y sustituirlo por alternativas humanas y dignas”.  

 

Lágrimas de cocodrilo

El periodista español Juan Luis Sánchez escribe: “Se secaron las lágrimas de cocodrilo. Los gobiernos europeos ya no lloran emocionados en entrevistas, tuits o ruedas de prensa con gesto compungido, con la palabra ‘drama’ en la boca. Ahora se han sentado a hacer políticas de verdad y ha florecido lo más cruel: Europa no existe, es un chiste sin gracia contado a 28 voces discordantes”.  “Europa no ha reaccionado hasta que ha tenido el cadáver de un niño en una playa. Perdón. Europa no ha reaccionado hasta que no se ha publicado la foto de un cadáver de un niño en una playa. Perdón. Europa no ha reaccionado”.

 

Egoísmo e hipocresía

Mientras tanto, en Bruselas, los representantes de los gobiernos seguirán debatiendo qu hacen con los refugiados de guerras y conflictos que llevan varios años. Entre ellos figuran representantes de países que fabrican el armamento utilizado para matar y destruir en esas guerras o que han contribuido a generarlas por intereses geopolíticos. Es por eso que no hay reuniones para tratar el fin de esos conflictos, para actuar sobre las causas de las guerras, de la miseria, de las persecuciones. Para que millones de personas no tengan que huir de sus países. Y eso es lo que reclaman y esperan los ciudadanos de sus gobernantes.

 

(*) Por el Servicio de Prensa Alternativo (SERPAL).