Massa quiere actualizar la pena de muerte con la “Ley derribo”
Por Esteban Rodríguez Alzueta*
Si es cierto, como repite mi amigo Leo Grosso, las contradicciones del modelo son las limitaciones del pueblo, entonces las boludeces de algunos candidatos son los miedos de la clase media. No sólo los miedos, también el gorilismo y el resentimiento que fue macerando al interior de familias argentinísimas que miran el mundo por el ojo de una cerradura. En efecto, las boludeces propaladas y militadas por algunos presidenciables están hechas a la altura del ojo blindado. Me explico: decime qué canal de TV miras, cuál es tu periodista favorito y te diré qué tiene que decir tu candidato. Candidatos entrenados para estar a la altura de los prejuicios de la hinchada formada frente al televisor. Prejuicios que nos hacen retroceder tres décadas, incluso un par de siglos. Candidatos que clausuran los debates cuando se ponen más allá de la política, avivando la guerra, tensando conflictos, alentando los mal entendidos entre los argentinos.
El lector no debería escandalizarse ante la brutalidad de las palabras que elegimos para pensar la prosa proselitista de estos candidatos que van a la guerra con una sonrisa estampada en el rostro, que meten miedo agitando las banderas del caos, anunciando que son ellos o todo se va al diablo. Si hablamos de “boludeces” será porque sus “propuestas” lo son -y que conste que lo digo entre comillas-, porque su bulla no resiste ninguna prueba histórica. Basta comparar estas propuestas con lo que sucedió con ellas en otras partes del mundo, muy cercanas a la Argentina, para darnos cuenta enseguida que resulta muy difícil tomarles con seriedad. Para prueba basta un botón: Sergio Massa. Massa no sólo tiene la cara, sino que sus “propuestas” son boludísimas. La más boluda de todas tiene que ver con el narcotráfico.
Massa propone tres cosas al respecto. Una: declararle la guerra al narcotráfico, militarizando con ello el conflicto. Cuando lo hace no sólo usa un lenguaje pirotécnico, perdiendo de vista la distinción entre defensa y seguridad, tan cara por otro lado a la historia que nos tocó, sino que lo hace olvidando las diferencias que existen entre el comercio interno y el comercio externo de drogas. No hay ingenuidad en la tabla rasa. Para Massa el problema se reduce a la droga, la qué es nuevamente presentada como un flagelo: no hay nada detrás o delante de su comercialización. Ya lo dijeron los creadores de la serie de The Wire, David Simon y Ed Burns: si uno sigue la ruta de la droga llegará al consumidor, y en todo caso alcanzará al narcomenudeo, es decir, a aquellos actores que referencian al tráfico como estrategia de sobrevivencia o venden drogas para seguir consumiendo. Pero si se sigue la ruta del dinero, no sabremos hasta dónde se puede llegar.
A Massa no le conviene seguir esta última dirección porque seguramente se topará con los nombres de prestigiosos abogados, contadores y asesores financieros, y porque seguramente chocará también con muchos especuladores e inversionistas inmobiliarios que echaron raíces en Tigre -el distrito que gestiona- para blanquear el dinero procedente tanto del narcotráfico como del tráfico ilegal de granos y la evasión impositiva. Dos: Massa propone que los militares patrullen además las villas miserias. Con ello, no sólo asocia la droga a los más pobres sino que le agrega mayor estigmatización a sectores que no merecen más maltrato. Y tres: Massa quiere actualizar la pena de muerte con la sanción de la “Ley derribo” para todos aquellos aviones que crucen la frontera por el espacio aéreo con droga encima. Massa se olvida que la pena de muerte está desterrada de nuestra Constitución desde hace mucho tiempo.
Cada una de estas propuestas fracasó en México, Colombia y Brasil. En cada uno de estos países el uso de la fuerza, lejos de resolver los conflictos terminó agravándolos, agregándole más violencias a otras conflictividades sociales. Eso sí, como siempre, los muertos los pusieron los pobres. No es necesario contar acá esos informes, invitamos a los futuros electores, que suponemos no son ningunos boludos, que apaguen la TV y revisen la abundante bibliografía que existe sobre la materia.
Finalmente decir que nos llama la atención que Diego Gorgal sea el aspirante a ocupar el cargo de Ministro de Seguridad del Frente Renovador. Justamente él, que escribió que el problema del narcotráfico “no se resuelve con tanques o un fusil en la mano, sino con contadores, peritos y mucha inteligencia criminal” (La Nación, 16 de junio de 2014). Pero ya sabemos que en la campaña de la boludez, cuando muchos candidatos proponen volver a los ’90 -la era de la boludez!- todos compiten para ser el boludo mayor.
Video: Propuesta de Sergio Massa
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*Docente e investigador de la UNQ. Autor de Temor y control. La gestión de la inseguridad como forma de gobierno. Miembro de la Campaña Nacional Contra la Violencia Institucional.