ISIS pierde el control de Palmira: ¿Qué significa esa derrota?
Por Guido Luppino
En los últimos días se consumó la pérdida de la ciudad de Palmira, perteneciente a la provincia de Homs, en manos del Ejército Árabe Sirio que responde al presidente Bashar al-Asad.
El Estado Islámico (ISIS) continúa cediendo terreno en el conflicto civil que atraviesa Siria desde hace ya cinco años. Esta vez se trata de la ciudad de Palmira, la cual se encontraba bajo dominio de los yihadistas desde mayo del pasado año. El combate dejó un saldo negativo en las filas wahabitas del ISIS, con 500 bajas dentro de sus tropas.
Cuando el ISIS capturaba Palmira en 2015, parecía que podía acercarse el final del gobierno de al-Asad, ya que los fundamentalistas islámicos acrecentaban continuamente su poderío militar dentro del territorio sirio. Sumado a esto, las grandes potencias extranjeras, especialmente referimos a los Estados Unidos, no respondían militarmente a la toma de Palmira por parte del ISIS. Entonces, en esos momentos, el Califato ampliaba sus territorios y no había respuesta contra sus actos, al menos por parte de los Estados Unidos.
Pero lo sucedido en Palmira dejó en claro que el actor principal del conflicto es el gobierno de Bashar al-Asad, junto al Estado Islámico. La administración estadounidense nunca mostró intenciones serias de desmantelar al ISIS, sino que se enfoca en derrocar al presidente sirio, aliado de la República Islámica de Irán, enemigo político de los norteamericanos.
El gobierno contó con la ayuda militar de su principal socio internacional, Rusia, para poder recuperar la ciudad histórica de Palmira. De esta manera vuelve a dominar una gran porción de terreno, clave para vislumbrar un hipotético ataque hacia al-Raqqa, capital del Califato Islámico declarado por el ISIS.
No sólo tuvo la ayuda desde Moscú, sus otros aliados (Irán y el Hezbolá libanes) también participaron activamente en las batallas que devolvieron el control de la ciudad. Las facciones de la rama chií del islam continúan su alianza con el objetivo de poner fin al wahabismo que se pretende imponer en la región, desde la declaración del Califato Islámico en junio de 2014.
Podemos asegurar que esta derrota fue la más importante que sufrió el Estado Islámico en los últimos tiempos. Pero, ¿significa el principio de una caída total del ISIS? Si bien entendemos el fuerte golpe que representan los sucesos de Palmira, también la situación geopolítica del país deja ver que el conflicto no parece mostrar un final cercano.
El ISIS continúa teniendo posesión de importantes pozos petroleros tanto en Siria como en Irak, lo cual equivale a inmensos flujos de dinero por la venta de petróleo en el mercado negro. Si a esto le sumamos los impuestos recaudados en las ciudades dominadas, más las arcas municipales apropiadas de los territorios tomados, podemos estar convencidos que los yihadistas tienen fuerza y presupuesto para seguir luchando en el conflicto sirio.
Luego de recuperar Palmira, el presidente sirio ha expresado que lo ocurrido aceleraría un proceso de paz con miras a un gobierno de transición, lo cual fue rechazado por la principal oposición política (Consejo Nacional Sirio-CNS). La coalición opositora, con base en Estambul, Turquía, pretende la creación de un nuevo gobierno con poderes plenos y sin la presencia de Bashar al-Asad.
Por otro lado, el monarca del Reino Hachemita de Jordania, Abdullah II, sigue extendiendo su apoyo militar y económico a la coalición encabezada por Arabia Saudita para combatir al Estado Islámico. Mientras esto ocurre, los yihadistas dan muestra de su fuerza y predisposición al combate adjudicándose los atentados recientes en Bruselas. Aquellos hechos, sumado al poderío económico y militar que aún mantiene el ISIS, nos dejan ver que los conflictos seguirán extendiéndose en el tiempo.
La recuperación de Palmira en manos del Ejército Sirio expuso de manera concreta que los dos bandos transcendentales del conflicto son el Gobierno de Bashar al-Asad, junto a sus aliados, y el ISIS. Pero, a la vez, no creemos que esta pérdida del ISIS signifique el principio de su fin. El Estado Islámico ha demostrado ampliamente tener capacidad militar, económica y de organización en sus territorios, y es esto mismo lo que nos hace pensar que el conflicto se encuentra lejos de tener una resolución.
Tendremos que estar atentos a las próximas combates que se den, ya que se prevé que el Ejército Sirio intenté recuperar al-Raqqa, capital del Califato.