El futuro del dólar y el gobierno de Macri
Por Horacio Rovelli
El gobierno de Macri va a la deriva de un seguro naufragio, sin un norte claro y sin brújula para llegar a él, se agotó en cinco meses de una anodina gestión, fruto de su falta de representación y sin un plan, el único camino que sabe es el de generar oportunidades y negocios para los sectores de mayores ingresos, pero esos sectores no lo reconocen ni como referente, ni como conducción, y por eso no solo se aprovecharon y aprovechan de todas las amplias ventajas que el gobierno les dio y les da, sino que lo hicieron y lo hacen desaforadamente, reflejado en el aumento de los precios, sobre todo de los alimentos, del combustible y de la energía en general, y de las tasas de interés, en una desenfrenada apropiación de rentas en los mercados cautivos o semi cautivos que tienen.
La esencia de la propuesta inicial del Plan A de Macri consistía en devaluar de manera tal que el tipo de cambio creciera más que las tasas de interés, que el promedio de los precios y que los salarios, generando una transferencia de ingresos de los asalariados y de los pequeños y medianos productores a favor de los sectores más concentrados, del sector financiero y a los exportadores. Una segunda etapa era que una vez producida la devaluación se asegurara que las tasas de interés local sean mayores que las nuevas depreciaciones cambiarias, propiciando el ingreso de capitales especulativos en una nueva versión de la bicicleta financiera de Martínez de Hoz y de Cavallo.
Pero la inmediata y acelerada suba de los precios y el mayor endeudamiento para pagarle a los fondos buitres con el fin de dejar librado el ingreso de capitales del exterior, no contemplan la incapacidad en el tiempo del repago de la deuda, fruto que la devaluación y quita y reducción de las retenciones no implica mayores exportaciones, y si mayor apropiación de ganancias, pero esa ampliación de los márgenes de ganancias se deriva a capitales especulativos y a la fuga del circuito económico local, dado que nadie invierte en un país que se achica y genera desempleo como hizo y hace el gobierno de Macri. Si a ese contexto le sumamos el hecho que los sectores beneficiados perciben o determinan la existencia del atraso cambiario, hará que más temprano que tarde (una vez pasado los meses de liquidación de la cosecha y ante nuevos y mayores pagos de los servicios de la deuda externa y de los LEBAC y otros mecanismos de endeudamiento interno en pesos), recomience nuevamente la compra de divisas, a lo que el BCRA tiene como única defensa otra vuelta de suba de la tasa de interés, con lo que la situación se torna insostenible, que sumado al descontento popular, auguran nuevas y más profundas crisis que se irán repitiendo sistemáticamente mientras cae la producción y se incrementa el desempleo
En síntesis, en todo este contexto generado por la mala administración y política económica del macrismo, es muy poco y coyuntural lo que puede hacer el BCRA para frenar la tasa de expectativa de depreciación de nuestra moneda, por lo tanto, la puja tasa de interés vs. valor del dólar está perdida, además del daño irreparable a la economía real y su rol de beneficiar al capital financiero y a la concentración económica, la fuga de capitales depende de la decisión de los grandes operadores de la economía de nuestro territorio, que si bien entiende al gobierno como afín, no están dispuestos a limitar sus ganancias y la dolarización de la misma para un país cuyo pronóstico cierto es que cae en una fuerte recesión que siempre se sabe cómo se entra, pero nunca cómo y cuándo se sale.
Con la política del macrismo estamos destinados a un ciclo perverso de devaluación, alcanzada al poco tiempo por la inflación, y nuevo ajuste del tipo de cambio, y nueva suba de las tasas de interés para que no se pasen al dólar, conformando un circuito perverso y regresivo contra el salario y el empleo, en que paradójicamente las variables se frenan si de cae el nivel de actividad, donde solo prevalecen los nichos de reproducción del capital que en la Argentina son pocos, el campo, las actividades extractivas y algún tipo de industria (aceitera, siderúrgica, y no más), incapaces de hacer crecer a la Argentina en su conjunto (por su rol de enclaves productivos y bajo multiplicador de la inversión) y de generar empleo.
Un país para pocos y donde los demás sobreviven como pueden, el problema para esos pocos, es que los demás son la mayoría y tienen derecho a hacer oír su voz y su voto.