El camino al robo: Ghost Dog
Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis
Esta es una de esas películas que le gustan a los que estudian cine, van a festivales de cine o simplemente creen que la presencia de un sable de samurai es garantía de que la película va a estar buena. La película es mala, es una versión para cómics de “Asesino perfecto”, pero en esta el asesino a sueldo es un negro que pasa los cien kilos, tiene un metro de ancho, vive en el último piso de un barrio pobre, donde cría palomas mensajeras con las que se comunica con el italiano mafioso para el que trabaja, con quien hizo un mal acuerdo comercial, por fidelidad. “Ghost Dog. El camino del samurai” se llama esta película del afamado director Jim Jarmusch. No la vean. ¿Y por qué escribir una nota? Porque fue el tema elegido para el suplemento del domingo, a cada uno le tocó escribir sobre una película y esta fue la que me tocó a mí.
La película tiene una sola genialidad, o más que genialidad, un solo grano de verdad. A Ghost Dog le ordenan matar a un hombre que se supone debe estar solo pero está acompañado por una belleza blanca de unos veintipocos años, baja, de pelo negro y corto a la altura de las orejas, sentada en un sillón con un camisón rojo. En la cama está sentada la futura víctima mirando dibujitos de Betty Boop. El padre de la Betty de Jarmusch, que mandó a matar al atrevido que la osó tocar, también mira dibujitos animados dentro de su auto mientras el chofer maneja. El director también mostrará a padre e hija mirando dibujitos, lo que estuvo de más, con lo anterior se entendía.
La verdad que hay una camada de directores que podrían ahorrarse contratar actores y limitarse a cortar y pegar películas de la mafia, porque son las mismas caras, las mismas voces, los mismos personajes, es todo muy previsible. Muestra Jarmusch que para los europeos tanto da si indios o negros, son todo lo mismo, lo cual sabemos que es cierto y ha fomentado las divisiones sociales y el racismo en toda América. La película va a seguir en que el papá de la nena va a mandar a matar a Ghost Dog y le va a pedir al que lo contrató que se lo entregue. Este se resiste, lo conoce desde adolescente, lo salvó de una paliza que le estaban dando en la calle tres jóvenes blancos, uno con un arma, y por haberle salvado la vida Ghost Dog se considera su sirviente y le declara fidelidad. El mafioso que lo contrata se niega a entregarlo, con la excusa de que es el mejor asesino, que por donde pasa no deja huellas, lo mismo que dicen del personaje que encarna Jean Reno en “Asesino perfecto”.
Al igual que en la película que pasó a la historia por “no women, no kids”, el asesino profesional de Jarmusch sólo se conmueve por la vida natural, si el otro dedicaba su tiempo al cuidado de una planta, el Samurai de Baltimore se lo dedica a las palomas para las cuales compra la bolsa de maíz. También va a tener una relación de maestro con una nena, no tan cercana, es cierto, a la que le busca pasarle la pasión por Japón, por la filosofía samurai. Ghost Dog tiene un solo amigo, también negro, francés, que se supone que no lo entiende, hasta el final, cuando Ghost Dog se va a dejar matar en una escena de cowboys por quien lo contrató para trabajar. Y la nena juega a ser una asesina.
"Ghost Dog" es a "Asesino perfecto" lo que "Closer" a "La insoportable levedad del ser". Habiendo visto una, para qué la otra.