La revolución como “un modo de seguir viviendo”
Por Carla Moriana
Cuando uno lee reiteradas despedidas hacia una persona y la palabra que surge para describirlo es “generoso”, ocurre cierto deseo de haberlo conocido. Más aún cuando incluso en su ausencia Paco sigue siendo generoso con nosotros, prestando su nombre para este espacio de militancia que busca la palabra justa.
Su poesía no escapa a su pulso militante, su palabra milita verdades que se aborrecen. Militante, periodista y poeta parecen ser una utopía, pero él podía con estos tres ribetes.
Releer la entrevista a Julio Cortázar es un ejercicio válido para los que nos adentramos en el oficio de las letras y, también, para los que nos sentimos parte ideológica de un proyecto colectivo.
Escribir cuando tu cabeza tiene precio, escribir como pulsión de vida es lo que nos permite construir a partir del relato de terceros, por el cual conocemos su vida. Su escritura como su militancia, incluso su trágico o heroico final, son testimonio de sus convicciones, testimonios que nos inspiran a continuar luchando por las causas comunes del pueblo libre.
Su pluma inquieta atravesó todos los géneros de la creación literaria. Su pronta desaparición física nos dejará siempre con la pregunta ¿cuales serán los textos del cual nos privó la muerte?; mientras esa pregunta no tenga respuesta, nos quedaremos con la imagen del militante que no separó la cultura de la acción.
Sus relatos se transforman en un retrato de la época, pero también en reflexiones y análisis sobre los procesos de modernización neoliberal en Argentina, sobre cómo las construcciones foráneas construyen centro y periferia, y por tanto, generan grupos marginales, generan excluidos, una lectura que merece relectura, que merece reflexiones, que parece no haberse leído lo suficiente.
Paco piensa la revolución como “un modo de seguir viviendo y” su obra lo confirma. Una prueba de ello es el hecho de que ahora, a 40 años de su asesinato, sigamos escribiendo sobre él.