"Las mamás de los chicos abusados viven un calvario en Argentina”

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"Las mamás de los chicos abusados viven un calvario en Argentina”

09 Agosto 2016

Por Damian Cots*

DC: En el mundo sólo 1 de cada 1000 casos de Abuso Sexual Infantil encuentra la posibilidad de poner a los abusadores tras las rejas. Queríamos preguntarle: ¿Por qué se da esta constante en la justicia?

CR: Son muchos los factores. Es el delito más impune de la tierra. Y es así por varias dificultades. Las más importantes creo yo son: La complejidad de los fenómenos porque sucede a puertas cerradas, porque se silencia a la víctima y no hay forma de comunicarse. Las artimañas que utilizan los abusadores para manejar ese poder que tienen sobre la víctima y la mala intervención, la intervención desarticulada de parte del estado entre la justicia y los distintos operadores de otras disciplinas. Eso atenta claramente contra el esclarecimiento y es uno de los factores más importantes.

DC: Tuvimos acceso a varias causas judiciales y pudimos comprobar que en el Cuerpo Médico Forense elaboran informes basados principalmente en las víctimas. Y cuando uno va a buscar las pericias que se le hacen a los imputados siempre tienen dos hojitas que concluyen con que el perfil del imputado no se corresponde con abuso. En cambio, cuando se trata de la denunciante, son un montón de hojas donde aparece el trastorno de personalidad, la implantación de discurso, las proyecciones masiva de la madre sobre el niño. Le pregunto sobre este tema porque los instrumentos psicométricos y proyectivos que se utilizan en esas pruebas muchas veces no tienen la suficiente validez ni confiabilidad y se apoyan en la teoría del falso Síndrome de Alienación Parental de Richard Gardner, que es un pedófilo confeso…

CR: Varias aclaraciones. La víctima es el testimonio más importante (el chico). Lo que puede explicar la víctima con su lenguaje de acuerdo a la edad o a los elementos con que cuente y el nivel traumático que haya tenido es lo más importante en las causas. Tanto la criatura como su cuerpo hablan, están diciendo lo que pasó. Cuando uno ve los informes muy pequeños del agresor, no está mal porque tiene que ver, y esto es a nivel internacional, con que no hay un perfil definido del agresor. El agresor sexual puede tener cualquier tipo de perfil, de hecho los hay de todo tipo de perfiles. Yo no me centraría tanto en el perfil del abusador porque además el Derecho Penal Argentino es un derecho penal de Acto no de Autor, es decir, no se investiga al autor desde ese punto de vista. Respecto del otro tema que es el de la mamá. Efectivamente, las mamás de los chicos abusados viven un calvario en Argentina y en el mundo. Sobre todo en los países que se le hace caso a ese síndrome inexistente que es el SAP, que es una falsedad, que inventa este hombre Gardner que es un pedófilo. Quien compra no es sólo algún miembro del Cuerpo Médico Forense, compran muchos jueces y la razón más terrible para que compren es la propia ideología patriarcal, machista, varonil, masculina, de toda la vida, que atraviesa también a toda la justicia no sólo en el ámbito de la salud sino también en otros ámbitos donde esa ideología es la que va a guiar y orientar las investigaciones y por consecuencia va a terminar marcando  que se descalifique a una mamá y que se le crea al abusador.

DC: Volviendo al tema del testimonio de la víctima. En muchos casos, son niños muy pequeños  que son, en el mejor de los casos, puestos en una cámara Gesell. A mí me tocó acompañar a madres, y uno va al Cuerpo Médico Forense y es terrible porque un chico, por ejemplo de 4 años, entra ahí y lo sientan al lado de un tipo con la cara rota, esposado, que tal vez acaba de asesinar a alguien y lo ponen ahí al menor y pretenden que en muy poco tiempo el niño hable ante personas que desconoce totalmente. Sabiendo que estos menores además de ser abusados son amenazados de muerte por los perpetradores. ¿Usted cree que se usan elementos realmente efectivos para determinar si el testimonio puede ser correspondientes con abuso o no?

CR: Hay elementos. La utilización de la Cámara Gesell para este tipo de procedimientos en realidad se origina en una ley de la cual soy autor. Hace muchos años elaboré un proyecto que después se convirtió en ley. Y es el único país del mundo que prohíbe a los jueces, fiscales, policías, etc. interrogar a niños. El sentido de esa ley fue sacar a los chicos del juicio. Este es un tema central. En aquél momento, hace 20 años, lo hice con la mira puesta en que la prioridad era sacar a los chicos del juicio. Esto lo aclaro porque hasta ese momento, la ley sale en el 2003, los chicos eran llevados a los juicios como pasa en muchos países del mundo todavía, en Argentina no. Por lo tanto, la concepción que yo establecí de esa ley fue que salgan de esos juicios presuponiendo que el sistema que se iba a instrumentar iba a ser a través de técnicas que no afectaran a las criaturas.  Si no estaríamos en una situación casi igual a la otra. Es muy bueno sacarlos de los juicios pero no llevarlos a un ámbito en el cual van a ser agredidos o no van a poder expresarse. El objetivo central es que el Estado tiene la obligación de generar los espacios para que las criaturas víctimas se puedan expresar. Ese es el derecho a ser oído y no al revés. Antes se entendía que llevarlo a un juicio para que hablara era respetar el derecho a ser oído y es exactamente al revés. Eso es silenciarlo. Escucharlo en términos de la Convención sobre los Derechos del Niño es crear las condiciones para que el niño pueda expresarse de acuerdo a la edad, al trauma que vivió y a veces eso se logra dibujando, hablando, con silencios o escribiendo.

DC: Si lo pensáramos idealmente, a uno se le ocurre la elaboración de un trabajo sistémico, donde los auxiliares de la justicia tendrían que ir a la casa de ese niño en varias oportunidad y ganar una confianza porque el niño no le dibuja ni le muestra a cualquiera lo que le sucede. Pero me parece bien lo de la ley porque es realmente re-victimizante poner a un niño ante un tribunal.

CR: La articulación es clave, las leyes por sí mismas no cambian absolutamente en nada. Son las personas cuando las aplican bien las que pueden cambiar la realidad. La Cámara Gesell puede ser muy buena si es un contexto en el cual la criatura no tiene que andar al lado de ese hombre esposado que usted describía. Ahora cuando hacen eso en realidad no hay que demonizar la técnica en si sino el mal uso que se le da que es por la falta de articulación. La Convención de los Derechos del Niño es muy clara porque el principio rector es la protección integral y la protección integral no significa exponer a una criatura. Sacarla del juicio es muy bueno ahora ponerla en un sistema donde no se analiza articuladamente, no se trabaja conteniéndola, no se la separa de los agresores y se la mantiene en un ambiente hostil es obvio que no se está cumpliendo con esa idea. El derecho está en que la norma se tiene que traducir en actos, en actitudes del poder judicial y del resto de los operadores del estado que trabajen articuladamente. Ahora, eso es muy difícil cuando se refiere a una disciplina como puede ser el derecho en este caso y otras disciplinas donde la soberbia puede más que los derechos que tienen que aplicar sobre la criatura y no hablemos de las madres, que es un calvario porque además de ser maltratadas se desprotege a los hijos por procedimientos que no son adecuados.

DC: Ayer, tuve la oportunidad de compartir un buen rato con una gran cantidad de madres que están impulsando en la justicia las denuncias por el abuso de sus hijos y una constante que aparecía era el maltrato que sufren por parte del Poder Judicial. Contaban como tenían que soportar la humillación de cualquier funcionario judicial. ¿Qué se puede hacer para menguar esa situación, para lograr que el Poder Judicial pueda tener un trato más humano?

CR: Ahí la responsabilidad más grande la tienen los jueces, tienen todo el poder para que eso no pase y sin embargo sigue pasando. Ahí ya hay un problema ideológico claro. El poder judicial es tradicionalmente conservador, es muy reaccionario, tiene una mirada masculina como la ha tenido toda la vida a lo largo de la historia y modificar eso es un cambio cultural muy profundo. Hay modificaciones, desde el punto de vista de las leyes, muy positivas, incluyendo la Convención sobre los Derechos del Niño que está en la constitución, el problema es que eso se traduzca en la práctica en mejoras muy importantes porque la ideología de los jueces no siempre es acorde a ese modelo actual que es de defensa de los derechos de los niños. Hay un ejemplo de hace unos meses, en donde un tribunal de Buenos Aires absolvió a una persona acusada de abusar de sus hijos y no sólo denunció a la mamá sino que el tribunal por unanimidad denunció a la señora y  desvalorizó su testimonio con el argumento de que no había derramado una lágrima durante el juicio. Esto da la pauta de la visión discriminadora constante que hay. Yo escribí una artículo en página 12 que se llamo “La mujer que no lloró”y realmente es muy fuerte porque pensar que quien tiene que salir a defender a sus hijos además tiene que sentir que se la está maltratando y desvalorizando. Ese maltrato y desvalorización se traduce después, sin ninguna duda, en muchísimos casos de impunidad. Por eso se esclarecen tan poquitos hechos.

* Integrante del Consejo Directivo de la Revista Hamartia y miembro del programa radial #NoNosQuedaOtra.