Una historia para el macrismo
Por Juan Manuel Ciucci
El hijo del historiador José Luis Romero, hace años se viene destacando en el mundo de la historiografía oficial. Responsable de varias materias clave en la Facultad de Filosofía y Letras (de modo directo o indirecto), el “romerismo” es un clásico en los reclamos de pasillos que buscan una nueva manera de comprender y analizar nuestra historia.
Sus salidas al “mundo exterior” han provocado varias reacciones contrarias, por su gorilismo acentuado, casi demodé, o sus planteos repudiables en temas sensibles como Malvinas. Será que en sus reuniones de cátedra parecerán normales estas opiniones, que encuentran una línea directa para su publicación en un medio afín: el “gran diario argentino”.
Fue justamente en Clarín donde en enero de 2015 fue capaz de publicar disparates como que “luego de la muerte de Nisman todos nos sentimos amenazados de algún modo. Hasta ahora el problema eran los motochorros, los asaltantes o los narcos; ahora se le teme al gobierno y a su larga y pesada mano”. O pasajes menos “graciosos”: “En su loca carrera final, hacia el poder total o simplemente la impunidad, el gobierno parece haber traspasado un límite. Después de exacerbar la violencia verbal, las “palabras que matan” parecen mutarse en muertes reales. (…) Nos preguntamos cuántas armas tienen las “organizaciones populares” subvencionadas, y en qué circunstancias estarían dispuestas a usarlas. Es imposible no pensar en 1975”.
No es de extrañar pues que el ministro nacional de Cultura, Pablo Avelluto, dijera en el homenaje que Romero es un "historiador e intelectual contemporáneo cuyas ideas son iluminadoras para todos" y lo definiera como "personalidad imprescindible de nuestra cultura".
Ni que Romerito dijera en su auto-homenaje que con Raúl Alfonsín y el regreso de la democracia participó "de una ilusión boba, como muchísimos argentinos; de esos estados de ánimo de los momentos en que uno cree que está fundando algo nuevo, hasta que uno recupera el sentido común del historiador". Y que no pudiera escapar a la comparación: "en estos momentos tengo un segundo entusiasmo pero con mucha más parsimonia, porque todo está un poco en el aire", aunque reafirmó que "la Argentina tiene la posibilidad de salir de ciclos repetitivos y depende de lo que cada uno de nosotros hagamos". "Tengo moderadas esperanzas y yo ahora soy un moderado optimista, razonablemente escéptico, lo que me permite flotar en mi país".
Además de Avelluto, nos cuenta la crónica que estuvieron presentes “el flamante juez de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosencrantz; el ex intendente porteño, Facundo Suárez Lastra; la ex vicegobernadora bonaerense, Elva Roulet, y los legisladores de la Ciudad Eduardo Santamarina, Fernando Yuan, Carolina Estebarena, Mercedes De las Casas y Octavio Calderón (todos del PRO)”. Una bella familia, la estructura "ideológica" de la alianza Radical-Pro.