De 1989 a 1994 en nueve meses
Por José Cornejo*
Me voy a disfrazar de Paenza y le voy a proponer un ejercicio matemático. Supongamos que la Marcha Federal del pasado viernes 2 de septiembre representa el mismo punto de protesta social que representó la Marcha Federal de 1994. De nuevo: las dos manifestaciones fueron cuantitativamente iguales y los reclamos exactamente los mismos.
Está claro que es un ejercicio. Según los organizadores de ambas marchas, la última tuvo una convocatoria cinco veces mayor (40 mil contra 200 mil). Y mientras la de 1994 criticaba el modelo neoliberal pero no tenía una contrapropuesta clara, esta última exige, además del final del macrismo, su reemplazo por las políticas adoptadas por el gobierno kirchnerista.
Pero concedamos que ambas significaron lo mismo. La Marcha de 1994 nace como corolario de las reformas económicas del menemismo. Es decir, desde la asunción de Menem (8 de julio de 1989) a la llega de la Marcha a Capital Federal (12 de julio de 1994) transcurren cinco años y cuatro días. Redondeemos cinco años.
La Marcha Federal del pasado viernes surge como confrontación al macrismo, asumido el pasado 10 de diciembre. De esa fecha al 2 de septiembre transcurren ocho meses y 23 días. ¿Redondeamos nueve meses? Es decir, lo que al campo popular le tomó cinco años durante el menemismo, le tomó tan solo nueve meses durante el macrismo. Haciendo una regla de tres simple:
9 meses macristas = 5 años menemistas
1,8 meses (un mes y 24 días) macristas = 1 año menemista
En criollo: cada año de protesta del menemismo equivale a menos de dos meses macristas. Entonces, si estamos ante un ciclo de movilizaciones sociales comparable al menemismo pero más acelerado, ¿qué debería ocurrir en el mediano plazo?
Veamos. Las puebladas de Cultra Có y Plaza Huincul ocurrieron en junio de 1996 y marzo de 1997. Tomo estas manifestaciones porque se les reconoce el nacimiento del término “fogoneros” luego popularizado como piqueteros. La causa principal fue la desocupación derivada de la privatización de YPF, pilar básico de la economía neuquina. Si en años menemistas estamos en julio de 1994, falta casi un año exacto para la primera pueblada y otros nueves meses para la segunda. Si el ejercicio es correcto, en los próximos dos meses (antes que acabe noviembre de 2016) deberíamos tener un gran conflicto social en el interior del país. Y otro igual de duro antes de la primera semana de enero de 2017.
Así podríamos tomar cualquier evento de la conflictividad de los 90s, pero no perdamos su tiempo lector. Lo que en realidad usted quiere saber es cuándo será el 20 de diciembre de 2001. A ver… estamos a mediados de 1994, faltan 7 años y medio para fines de 2001. Dije que cada año menemista son dos meses macristas, es decir, faltan aproximadamente 15 meses. Estamos en septiembre de 2016, sumo 15 meses, me da… diciembre de 2017.
El 2001 macrista sería un poquito después de las elecciones legislativas del año que viene y ya entrado el calor, la crisis de servicios públicos, el sostenido tarifazo y el típico subidón de precios de la época.
Usted, que se tomó el trabajo de leer hasta acá la nota dirá y no querrá sentir que desperdició su tiempo, dirá: “qué ingenioso este Cornejo, cuánto tiempo al dope tiene”. Puede ser. Pero déjeme acotar algo. En economía existe algo muy nostradamusiano (por el profeta Nostradamus) que se llaman las ondas de Kondratiev. Este economista ruso pudo prever con sorprendente exactitud los ciclos expansivos y depresivos de la economía mundial (de aproximadamente medio siglo cada uno). Kondratiev nunca logró identificar las causas, pero los ciclos se repiten uno tras otros y economistas como Joseph Schumpeter lo dieron como válido.
Este intento de señalar la existencia de unas “ondas de la protesta social en Argentina” tiene un punto fuerte que es el siguiente: imprima o fotografíe con su teléfono este artículo, y volvamos a discutirlo en enero de 2018. Es una afirmación falsacionista, no es un horóscopo, es fácil de comprobar o desmentir. Acepto apuestas.
* Director Agencia Paco Urondo