"¿Qué podemos hacer los compañeros ante el paro de mujeres, lesbianas, travestis y trans?"
Por Colectivo Ni una Menos
El #NosotrasParamos es una medida de fuerza auto-convocada por las compañeras para alzar la voz y poner el cuerpo ante los femicidios, travesticidios y transfemicidios que siguen arrebatándoles la vida y para exigir políticas públicas que permitan efectivamente prevenir, sancionar y erradicar la violencia machista. Muchos de sus compañeros de militancia, de laburo, de estudio, del sindicato, de la vida, desde múltiples subjetividades e identidades sexo-genéricas, desde diversas adscripciones políticas e ideológicas, pero todos conmovidos y movilizados de alguna manera ante ésta reacción patriarcal, nos estamos preguntando desde dónde poder participar de las acciones que se desarrollen para denunciarla.
Considerando que la violencia machista es un problema social que tenemos que enfrentar entre todxs, pero que pretender sustituir las voces de las compañeras, disputar su protagonismo, invadir espacios de encuentro entre ellas a los que no somos convocados, son también manifestaciones –aunque más sutiles- de violencia machista, se hace indispensable debatir de qué formas podemos contribuir en este contexto. Y cuando nos señalan que nuestra participación está siendo invasiva, retroceder sin victimizarnos ni ponernos a la defensiva.
Se nos ocurren algunas posibilidades de cara al paro del 19 de Octubre:
1- Ponernos a su disposición para que puedan participar plenamente del paro. Si ellas lo disponen y de la manera en que lo hagan, podemos contribuir apoyando desde las comisiones gremiales, sindicales, espacios de trabajo y estudio, de militancia y organización y comunitaria, desde las redes familiares, sexo-afectivas y de amistad, a la redistribución del trabajo (de cuidado, laboral, militante). De forma que las compañeras puedan delegar aquello que pudiera obstaculizar su participación activa en el paro y las manifestaciones. También es buena ocasión para dimensionar la desigual e injusta división sexual del trabajo y pensar seriamente qué vamos a hacer para cambiar esa situación en el día a día.
2- Generar espacios de problematización de nuestro propio machismo. De forma individual o preferentemente colectiva, en los diferentes ámbitos que habitemos ese día, podemos tomarnos un rato para reflexionar sobre nuestras propias prácticas, reconociendo que el Patriarcado no está “allá fuera”, sino que nos atraviesa y constituye, y que si realmente queremos aportar a la lucha contra el machismo, tenemos que transformarnos a nosotros mismos. Una posibilidad puede ser leer el texto sobre Micromachismos de Luis Bonino (https://vocesdehombres.files.wordpress.com/2008/07/micromachismos-el-poder-masculino-en-la-pareja-moderna.pdf ) que si bien está inspirado en la clínica psicoterapéutica con mujeres y varones heterosexuales en España, es muy potente para problematizar las violencias sutiles y cotidianas en otros ámbitos y relaciones. Podríamos hacer un listado de al menos 5 de esas prácticas que nos reconocemos ejerciendo y preguntarnos honestamente; ¿somos conscientes de esas prácticas cuando las estamos ejerciendo?, ¿con qué objetivos lo hacemos?, ¿cómo reaccionamos cuando nos las señalan?, ¿en qué medida podríamos erradicarlas y cómo? Estas reflexiones pueden ser compartidas y contrastadas con sus compañerxs.
3- Asumir un lugar secundario y periférico en la manifestación pública. El protagonismo es y debe ser de las compañeras. Las convocatorias que vienen realizándose en los principales centros urbanos (CABA, Rosario, Córdoba) vienen resolviendo que los compañeros sí pueden participar de las manifestaciones públicas. Sin embargo y al calor de la invasiva intromisión de muchos varones en el último ENM en Rosario, en casi todas las reuniones se resaltó que los compañeros no asuman tareas ni roles visibles. En caso de que la ya mencionada asunción de las tareas delegadas por las compañeras, permitiese a los compañeros participar de la manifestación, consideramos que tiene que hacerse desde un lugar secundario y periférico, ocupando los márgenes, yendo al final de la marcha, sin tomar tareas de vocerías de prensa, lugares de exposición, protagonismo o referencia. Los compañeros podemos ser parte de las respuestas a la violencia machista, siempre y cuando asumamos primero que somos gran parte del problema.