La cuna vacía: teatro, poesía y memoria
Por Miguel Martínez Naón
Omar inició su trayectoria en la década del 70, sufrió el exilio durante la dictadura (en Estados Unidos y Brasil) y al retornar al país conformó este grupo de teatro. En el año 94 fundaron la sala “La Otra Orilla”(Gral. Urquiza 124) donde actualmente presentan La cuna vacía todos los viernes y sábados.
Al salir de la sala noté a un público estremecido, impresionado por todo lo que vivió desde su butaca. Tuve la oportunidad de conversar con Omar, y los actores Valentin Mederos, María Centurión y Hernán Alegre, y aquí comparto fragmentos de esa extensa charla.
Agencia Paco Urondo: Omar, contanos más acerca de este proyecto, La otra orilla
Omar Pacheco: Lo más difícil de un proyecto es primero que perdure, segundo que tenga la consistencia filosófica, ideológica, y fundamentalmente el concepto grupal. Los grupos fueron desapareciendo y lo que hace el sistema es captar y generar algo individual, de equipo, de casting, de elenco y no de un grupo solidario, que aparte de ser un grupo tenga una filosofía de vida, una ideología, un compromiso.
APU: Cuando hablás de grupos te referís a grupos sociales en general, no sólo a grupos de teatro.
OP: Sí claro, se van disgregando, hay toda una organización para que eso suceda, para que no podamos ver al otro, para que no podamos reconocernos en el otro, ni tener un mínimo de solidaridad, y mucho más en estas ciudades. Yo mantengo esa utopía desde mi militancia, siempre he puesto toda mi energía para que eso suceda. Es difícil, muy difícil porque el sistema te devora, pero hay que dar la lucha.
APU: Y en ese sentido creés la crisis se va profundizando…
OP: Muchísimo, sí, ahora es de una evidencia patética, y los que vivimos ya esto nos parece casi absurdo. Una manera tan descarada, tan atroz, que ya sabemos cómo empezó y cómo va a terminar. Es muy duro para quienes ya venimos resistiendo, conocemos este tipo de gobiernos, este tipo de personajes. Siento que no traen nada nuevo, es casi elemental todo lo que se plantea, con una ferocidad y un pragmatismo patético, hasta casi parecen estereotipos, ni disimulan, ni buscaron una vuelta de rosca, es una evidencia tan feroz que no me dan la posibilidad siquiera de discutirlo intelectualmente. Realmente da pena que hayamos retrocedido tanto.
APU: ¿Cómo viviste la etapa anterior, con el gobierno anterior?
OP: Hubo un rescate, salieron los pibes a la calle y eso es muy importante. Yo no provengo del peronismo, pero hubo reivindicaciones valiosas, sin duda frente a esto cualquier cosa es extraordinaria. Rescato cosas que significaron la posibilidad de un cambio, pero es el individuo el que está muy contaminado, es difícil apostar desde la fe, desde la convicción a que perduren ciertos valores, me parece que es muy importante desde lo colectivo, pero desde lo individual también.
APU: La obra La cuna vacía ¿forma parte de un proceso anterior, de otras puestas en escena?
OP: Sí, hubo primero una "Trilogía del horror” con la obras Memoria, Cinco Puertas y Cautiverio, que era un poco lo que yo tenía que exorcizar. Antes veníamos trabajando con obras como Sueños y ceremonias, cuando volví del exilio no quise hablar de esto, me parecía oportunista, entonces se fue decantando, apareció como el discurso que me atravesaba más. Había que encontrar una estética, una narrativa, y fundamentalmente que el hombre tenga un sistema de comunicación y un aprendizaje que no tiene en la escuela, que no tiene en cierto lugar donde el esquema es conductivo, y que lo lleva a una enseñanza pragmática y no le permite trabajar la creatividad, la libertad, todo lo que tiene de ser humano. Nuestra escuela nace como necesidad de todo eso, el proyecto nace con esa necesidad, y si no se entiende eso no haríamos teatro porque lo hacemos eliminando esa contaminación.
Todo ha sido organizado por un sistema que quiere un tipo de modelo, y me parece que cuando se opone a eso la educación es evidente que llega hasta un punto y después claudica. Entonces queda esta cuestión constructivista de poder dejar que el hombre elabore su potencial, y no que lo conduzcan a repetir, no habla de la creación habla de la reproducción, y nuestros actores no hablan de otra cosa que de la creación, no de la reproducción. No son meros peones los artistas, son los que construyen el hecho.
APU: Y lo construyen desde distintos lugares, no sólo como actores, en el caso de esta obra, no? Hay títeres, hay música, hay una dramaturgia…
OP: Absolutamente, hay cosas que las han escrito los actores con el cuerpo, sin duda. Yo deposito la fe en ese hombre creador. Tiene que formarse, tiene que encontrar una neutralidad luego de venir tan contaminado. Eso se hace desde la formación, hay gente que hace muchos años que está, y eso permite que uno crea que no todo está perdido. Los que soñábamos con otro mundo, con ver a esta altura otro proceso de cambio mucho más importante, hemos perdido referentes en la región, ahora está la derecha otra vez, antes con golpes de estado, ahora por algo corporativo, empresarial.
APU: en la obra es notable la oscuridad, los apagones, la incertidumbre constante, el miedo ante un personaje omnipresente, que actúa de dios y torturador, y también me llamó la atención la imagen de las madres con pañuelos negros…
OP: Me da mucha bronca la obviedad, para hablar de estos temas tenés que tener algún vuelo poético, de lo contrario no sirve, todo tiene que ver con lo que sugiere, más que con la evidencia. En teatro se trabaja mucho desde la información, nosotros trabajamos desde la modificación física del espectador. El espectador no es alguien que viene a contemplar, es alguien que viene a vivir una experiencia y vitalmente se lo lleva a un lugar y a un territorio donde él tiene un desgaste también porque está recibiendo un mensaje muy potente con su cuerpo que es de energía, de acumulación, de descarga, de una vitalidad muy fuerte a la que no puede sustraerse. Esto les cuesta mucho a los críticos, porque ellos escriben y se mueren de hambre acá (risas)
APU: Al ver la obra es muy perceptible el trabajo grupal, el riguroso entrenamiento físico y la comunión fraternal entre los actores.
OP: Sí, eso se nota, vivimos para eso, para construir un puente de solidaridad de una manera distinta, el que no entiende eso no puede participar.
APU: Hace mucho tiempo que esta obra está en escena, que están haciendo funciones ¿van a seguir un tiempo más?
OP: Sí, ahora venimos con una producción nueva, pero esto se hace con actores que formás acá, entonces eso lleva mucho tiempo, el código, la capacitación, los acuerdos, mucha demanda en una sociedad que fracciona y genera a ese individuo que se aísla. Entonces querer agrupar, querer ser solidario, entender la formación como un hecho determinante del proyecto es fundamental. Hay gente que claudica porque afuera hay un menú realmente muy grande, de boludeo y de cosas que te llevan a pelear por vos, por la guita, por seguridades que no existen, por certezas que ahora promueve este gobierno. No es una derecha inteligente, es una derecha feroz, no temen a nada, es una corporación feroz. El continente se ha derechizado de una manera patética.
CON LOS ACTORES
Hablamos con Valentin, María y Hernán, tres actores de La cuna vacía junto a su director.
APU: En la construcción de esta obra hubo un compromiso grupal ¿pueden contarnos mejor esa experiencia?
Valentin Mederos: Esta no es una obra aislada, para nosotros es adherir a un proyecto, a una filosofía, a una ética, a una ideología, cada una de esas cosas no están separadas, tienen que ver con un todo. Formarse acá, a través de un trabajo colectivo, adhiriendo a una propuesta, a la confiabilidad de un orientador, ponemos todo, y la confiabilidad y la solidaridad no pueden no estar.
Esto tiene que ver con lo que hiciste ayer, con lo que vas a hacer mañana, dentro de cinco años, es una mirada a futuro y hacia atrás porque este proyecto tiene mucha historia, ya son más de 30 años lo que viene trayendo Omar.
APU: Cómo es la relación de ustedes con los nuevos alumnos que llegan?
María Centurión: Tratamos de acompañarlos en el proceso, y de transferir lo que uno vivió, lo que uno aprendió. El conocimiento que uno va adquiriendo acá, con Omar, con los compañeros que nos enseñaron. Es como una rueda y queremos que continúe, cada vez con más gente, que sientan lo que sentimos por el proyecto, y acompañarlos.
Hernán Alegre: También uno intuye que hay una búsqueda desde lo filosófico que puede llegar a unir también, y que se corrobora con el tiempo y que tiene que ver con el azar cotidiano, con la búsqueda constante de lo que es el proyecto.
VM: Hace poco Omar pudo viajar a Colombia, algunos pudimos viajar con él, a un encuentro con gente de teatro. Allí siempre se hablaba de los pilares esenciales: la verdad, el compromiso, la mística, el trabajo con el cuerpo, como ejes muy definidos. El que viene a tomar un taller va a encontrar esas bases. Eso nunca va a variar.
APU: En ese sentido ¿hay un intercambio con otros grupos de Latinoamérica?
Omar: sí, se intenta, lo que pasa es que no hay más grupos, hay muy pocos grupos. Se atomizó tanto, se ha operado tanto sobre la individualidad que es muy difícil la convivencia. Lo nuestro es hacer un surco mucho más profundo que todo aquel que se plantea hacer una obra de teatro circunstancial, por eso decimos que la formación es determinante, y que la producción sea coherente con esa formación. Siempre digo que detrás de un proyecto, de una propuesta, hay una coherencia en la gente que lo hace, y tratamos de que eso se plasme en que ellos sean los mejores actores, pero básicamente el buen actor es un individuo que transitó buscando zonas que desconocía.
Ficha Técnica
Elenco: Hernán Alegre, María Centurión, Ivana Noel Clara, Kaio De Almeida, Samanta Iozzo, Valentín Mederos, Emilia Romero, Zulma Serrano, Zulma Beatriz Serrano, Agustina Miguel, Agostina Pedranti, Betiana Cueva, Luciana Capriotti, Cintia Gauna, Florencia Anaya, Paula Guzzo y Víctor Flores
Música original: Rodolfo Mederos
Música incidental: Gerardo Gardelín
Arreglos musicales: Colacho Brizuela
Participación especial: Liliana Herrero
Titiriteras: Samanta Iozzo y Zulma Beatriz Serrano
Voz en off: Liliana Daunes
Diseño de títeres: Esteban Fernández
Diseño de luces: Omar Pacheco
Video: Daniel Gómez
Operador de sonido: Damián Suarez
Operadora de luces: María Silvia Facal
Fotografía: Antonio Fernández
Idea, guión y dirección: Omar Pacheco
Teatro “La otra Orilla” (Urquiza 124), viernes a las 22 hs. y sábados a las 21 hs.