Paraná: exigen renuncia de la secretaria de Cultura
Por Pablo Russo
Colorida por sus acciones, por sus carteles, por su alegría, la marcha de la que participaron unos 500 hacedores culturales de Paraná sacudió la apatía general en la mañana del jueves. Desde la Plaza Alvear hasta la Plaza 1 de Mayo, la concentración transitó cuatro cuadras –tres de ellas peatonales- en las que hubo diversas paradas de intervenciones artísticas. Cada uno con su arte, malabaristas, músicos, bailarines, poetas y otros gestores culturales se expresaron de forma creativa para exigir la renuncia de Magda Mastaglia de Varisco, actual secretaria de cultura municipal y madre del intendente Sergio Varisco (Cambiemos).
Precedida por una bandera de tres palos con el lema “No al vaciamiento cultural en Paraná”, junto al pasacalle de la Asamblea por el Derecho a la Cultura, la manifestación se distinguió por su tonalidad roja: remeras, pintadas en las caras, y accesorios como crestas de gallos. Al canto del gallo que sonaba en un megáfono, todos eran uno en el grito: “¡Despierta cultura!”. Algunos llevaban caretas con el rostro de la octogenaria secretaria, e incluso bebés con la cara del jefe municipal con chupete. Los carteles, pintados a mano, hacían referencia a la situación del sector en la ciudad: “La cultura es un derecho”, “Más poesía, menos policía”, “Más talleres en los barrios”. Frente al edificio municipal, los asistentes cortaron el tránsito para leer el documento que entregaron en el municipio. Allí también tuvo lugar la última expresión artística: un canto en coro apoyado por instrumentos de viento y percusión, que utilizaba el ritmo de duerme negrito pero con letra pensada para la ocasión: “Duerme, duerme Varsico / Que tu mama está en cultura, Varisco / Te va a traer abandono para ti / Va a contratar a los de afuera, vas a ver / Se va a olvidar de la cultura local / ¿Qué va a pasar con el arte en la ciudad? / Y si el pueblo no se duerme / y defiende sus derechos, saz! / Se cierra la puertita chicabum, chicabum”.
Esta primera gran demostración de descontento con las políticas culturales locales, de la cual no se registran precedentes cercanos, terminó en el caluroso y soleado mediodía paranaense. Los artistas, trabajadores, docentes, estudiantes, vecinos y gestores culturales de Paraná visibilizaron el reclamo.
¿Qué es la asamblea y qué piden?
La Asamblea por el Derecho a la Cultura (ADC) reúne a más de 100 personas cada semana, desde principios de enero de este año. Su primer comunicado (del 9 de enero), marcaba las coincidencias básicas que los aglutina:
- La falta de fomento a la actividad cultural y artística local e instancias de formación municipales.
- La desidia y el abandono de Centros Culturales Municipales y espacios públicos destinados a la cultura que no cuentan con el mantenimiento y el equipamiento adecuado (Centro Cultural Juan L. Ortíz , Centro Experimental de Imagen y Sonido Gloria Montoya, Anfiteatro Héctor Santángelo y Anfiteatro Linares Cardozo).
- La falta de normativas claras y de respuestas inmediatas para la habilitación tanto de espacios culturales autogestionados como para los artistas y trabajadores culturales de la vía pública.
Si bien el conflicto afecta principalmente a los trabajadores culturales, el cierre de programas y talleres limita el acceso a la cultura para el ciudadano común, sostuvieron sus integrantes en una conferencia de prensa, el miércoles pasado. La asamblea ha ido reuniendo denuncias, pedidos y expedientes de mucho tiempo sin atender, y el objetivo planteado es el de asesorar y proponer respuestas. “El municipio no se ha acercado formalmente, se siguen sosteniendo irregularidades tanto en las contrataciones como en las habilitaciones de los eventos que han surgido posteriores a la conformación de la asamblea. Se ha querido deslegitimar nuestro trabajo y por eso la invitación a salir a las calles y mostrarnos”, dijeron.
En el documento presentado el jueves, la ADC solicitó políticas culturales más inclusivas y participativas, y la resolución concreta de estos puntos básicos, además de pedir la renuncia de Magda Varisco y de solicitar explicaciones al presidente del bloque de legisladores de Cambiemos, Carlos González, por una diferencia de números. En cuanto a este último punto, los integrantes de la ADC denunciaron que “se ha ofrecido a algunos artistas contrataciones informales para los últimos eventos de “Sumar Arte”, en los cuales se ofrecieron pagos irregulares en los tiempos y montos. A los artistas le ofrecieron entre 5 y 10 mil pesos, pero luego salió en los medios una nota firmada por el concejal Carlos González en la que pide 20 mil pesos para cada artista del evento. ¿A dónde fue a parar la diferencia? ¿De qué parte del presupuesto municipal proviene ese dinero?”. La misiva con el pedido del dinero dirigida al intendente Sergio Varisco y fechada el 31 de enero de este año, fue publicada por el periodista Alfredo Hoffman el lunes pasado, en la página de Agenda Abierta.
Algunos días atrás, en declaraciones televisivas, la secretaría de cultura los había responsabilizado por el deterioro de los espacios culturales. “Repudiamos las declaraciones públicas que hizo la secretaria de cultura, donde no solo nos ninguneaba sino que nos responsabiliza por el deterioro de los espacios públicos destinados a la cultura”, afirmaron. “Hace oídos sordos y nos echa la culpa, por eso la Asamblea le exige la renuncia”. La consideración de Magda Varisco como persona que no es idónea para ocupar el cargo no implica un revanchismo político, indicaron, sino que simplemente piensan que no es la persona adecuada. “Exigimos canales formales de diálogo como asamblea constituida donde queden asentados los reclamos”, destacaron.
Como asamblea, se organizan en comisiones (según los rubros artísticos: música, artes escénicas, artes plásticas, legislación y gestión cultural) y trabajan en propuestas. “La Asamblea quiere constituirse como un órgano de consulta y hacer valer los derechos de los hacedores culturales”, anunciaron. La cultura es un derecho y entre todxs la defendemos, expresan los asambleístas, que ya sacaron el conflicto a la calle.
Fotografías: Pablo Russo