"¿Dónde está Araceli?": Jornada de búsqueda y homenaje a Micaela García
Por Julia Pascolini
El 15 de abril se llevó a cabo una jornada en homenaje a Micaela, militante del Movimiento Evita en Entre Ríos, quien fue víctima de la violencia machista en su forma más violenta: el femicidio. La misma se realizó en varios puntos de la provincia de Buenos Aires y también tuvo como objetivo el rastrillaje de Araceli Fulles, de la localidad bonaerense de San Martín, quien está desaparecida hace ya dos semanas. La iniciativa fue impulsada por el Movimiento Evita, al cual pertenecía Micaela y estuvo acompañada por diferentes organizaciones. Entrevista a Carolina Pedelacq, del Frente de Mujeres en el ME.
APU: ¿En qué consistió la actividad y con qué objetivo fue impulsada?
Carolina Pedelacq: La actividad fue pensada como una jornada solidaria en homenaje a Micaela a nivel nacional. La consigna fue: “Construyamos el país que Micaela soñó" y acá en San Martín puntualmente lo que hicimos es reivindicar a Micaela buscando a Araceli. La idea fue concentrar todo lo que es la Regional La Primera en San Martín. Así que lo que hicimos fue una primera etapa de la jornada salir a volantear y afichar por cinco barrios diferentes de Suárez y tres centros urbanos, Suarez, Ballester y San Martín. También se sumaron sténciles con la consigna "¿Dónde está Araceli?". Eso sucedió durante la primera parte de la mañana en que unos 100, 120 compañeros salieron de a grupos por cada barrio a pegar afiches por Araceli difundiendo su desaparición y por otro lado, los afiches de Micaela con la consigna "Construyamos el país que ella soñó".
Después por la tarde hicimos un almuerzo en una plazoleta cerca de la estación de Suárez y después del almuerzo hicimos dos asambleas, una de mujeres y otra de varones en donde lo que hicimos fue un análisis sobre cómo el machismo nos afecta adentro y afuera de nuestra organización y después cómo continuar con esta lucha que tenemos que llevar adelante tanto los compañeros como las mujeres pero que tiene que ver con los derechos de las mujeres y las reivindicaciones propias de las mujeres. Hicimos también una puesta en común entre las dos asambleas en donde hubo mucha autocrítica hacia lo interno de la organización pero también hubieron muchas consignas y objetivos para trabajar de acá en adelante.
En lo que es conurbano, la jornada se realizó en Florencio Varela, en La Plata, Villa Soldati y en San Martín, en puntos que concentraban varios compañeros y compañeras de diferentes distritos en uno sólo, entendiendo las características de cada uno de esos espacios.
APU: ¿Cuál es el objetivo simbólico de una jornada en homenaje de una compañera de militancia y en búsqueda de otra organizada por las propias organizaciones sociales y políticas?
CP: La idea fue realizar una jornada solidaria en la que podamos poner todas las fuerzas en una problemática que estamos viviendo en todos los distritos, situación que nosotros como Movimiento Evita y como Frente de Mujeres particularmente desde el día que desaparece Araceli venimos acompañando en los cortes de calle,en la difusión que vienen haciendo. La propuesta, junto con el resto de las organizaciones, es que cada una pueda disponer de ciertos días para salir a volantear y a difundir la desaparición de Araceli. Con este fin, conjugamos la jornada solidaria en nombre de Micaela con la búsqueda de Araceli, y pusimos todas las fuerzas a disposición de la misma.
APU: ¿Crees que existió una modificación de las prácticas dentro de las organizaciones sociales/políticas con respecto a los patrones del machismo?
CP: Creo que la muerte de Micaela como muchas otras situaciones llevó a que la organización hiciera una autocrítica sobre todo en las relaciones interpersonales que mantenemos con compañeras mujeres o con mujeres por fuera de la organización y se abrió un momento de debate un poco más profundo sobre dónde se inicia un femicidio. Si bien siempre estamos todos y todas de acuerdo en que matar a cualquier persona está mal, queremos ver dónde inicia el porqué de que las mujeres estemos en una situación de vulnerabilidad mayor. Porque si no terminamos exigiendo más penas, más condenas para los violadores cuando el hecho ya está consumado. Para erradicar las violaciones, el abuso, la violencia hacia las mujeres necesitamos profundizar la discusión de cómo nos vinculamos, de cómo los varones se paran frente a esas situaciones que a veces las toman como un chiste y para nosotras las mujeres no lo es. Cómo iniciamos nuestras relaciones machistas en todas nuestra relaciones interpersonales.
Entonces, nos dimos un espacio para profundizar las causas: así como consideramos que al pibe chorro no hay que meterlo en cana como una solución punitivista, sino generar más educación y políticas de inclusión para que ese pibe pueda laburar y deje de robar, para que el abusador, el violento, deje de hacerlo tenemos que generar políticas y modificar nuestras prácticas culturales machistas. Esa fue un poco la conclusión y sobre todo tomamos las palabras del papá de Micaela: "Yo no quiero más mano dura, no quiero más penas sino que empecemos a relacionarnos de una manera diferente". Cuando dice "transformemos el dolor en lucha" o que quiere hacer el país que Micaela quería, nos pone a nosotros la pelota mucho más adelante y eso está buenísimo porque con la legitimidad que tiene el papá de nuestra compañera hace que nosotros tengamos que ponernos a la altura de esas circunstancias.
También hubo aportes de mujeres que no son de la organización, o de mujeres de otras organizaciones que nos ayudaron a pensar cómo construir otra forma de relacionarnos, donde el lugar de la mujer sea también el de los espacios de poder, los espacios de toma de decisiones. Que los varones comprendan que muchas veces no les generan las condiciones a las compañeras para poder acceder a esos espacios. La verdad es que fue muy positivo y nuestro objetivo como todo el Movimiento Evita es mantener este nivel de discusión en el tiempo y generar políticas para esas mujeres, para esas mujeres jóvenes que están en situaciones siempre de mayor riesgo frente a los varones y que tienen otro abordaje.
APU: ¿A qué reflexión te llama el hecho de que hayan sido las organizaciones sociales y políticas las que llevaron adelante la mayor difusión del caso de la compañera y en este caso la búsqueda de Araceli? ¿Fue el caso de Micaela un punto de inflexión?
CP: Dos cosas me llaman mucho la atención. En primer lugar, no me sorprende de los medios, pero sí me llama la atención la falta de reconocimiento que hubo de la militancia que tenía Micaela. Ella era del Movimiento Evita, era de la JP (Juventud Peronista), no era una compañera que solamente era solidaria y daba la leche en el merendero y hacía actividades con los pibes. Micaela era una compañera, era un cuadro integral de la organización, ella era responsable de su región dentro de la JP y tenía una visión política. Lo que hacía, lo hacía para dejar de hacerlo en algún momento ¿no? para transformar esa realidad y que ya no tenga que haber más voluntarios o voluntarias para dar la leche sino que sea una política pública, inclusiva. Me llama la atención cómo le ha costado a las organizaciones reconocer que ella tenía una identidad política y que esa identidad política era el Movimiento Evita.
Después también me llama mucho la atención cómo parte de la sociedad, esta sociedad que considera que la política es algo malo y sucio, que sólo se utiliza para hacer cosas malas, nos ha cuestionado desde el día uno esto de que nosotros utilizamos la muerte de Micaela para hacer política. Claramente la muerte de ella es política, porque las relaciones machistas son política y porque hay que utilizar la política para transformar eso. Se ha criticado muchísimo esto y es una falta de comprensión de la situación que estamos viviendo las mujeres. Se trata de una necesidad de boicotear cualquier tipo de organización popular, sin siquiera leer cuál fue la historia de Micaela, ver los videos de cómo hablaba Micaela, y cómo ella se comportaba dentro de la organización con sus compañeros, con el merendero del barrio. Y es muy triste para las personas que dejamos gran parte de nuestras vidas para transformar la realidad.
Acerca del punto de inflexión, es efectivamente un punto de inflexión, no sólo para el Movimiento Evita sino para todas las organizaciones porque es una mujer que pertenecía a un espacio político que fue violada y asesinada. Para una piba que levanta las banderas del feminismo y el derecho de las mujeres como lo hacía Micaela es una de las peores cosas que le puede pasar. Ella murió peleándola y me parece que eso es lo que lleva a que todas las organizaciones nos pongamos detrás de esa bandera: de la de una compañera feminista que luchaba y que dejaba su vida en eso y que murió de la peor manera.