Teatro: “Dashua” una mirada poética sobre la violencia 

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Teatro: “Dashua” una mirada poética sobre la violencia 

27 Mayo 2017

Por Miguel Martinez Naón 

Agencia Paco Urondo: Estamos ante una nueva propuesta del grupo de Teatro Inestable, un gran estreno. La obra se llama “Dashua”, y es una historia de dos personajes. 

Omar Pacheco: Sí, yo en general no hablo de personajes, sino más bien de roles simbólicos, significan más que personajes, se multiplican, generan un telón de fondo y hablan de otras cosas más trascendentes. No sé si me interesa una historia de una pareja, me interesa más lo que significa la violencia, en este caso sí hay una microhistoria, una relación entre dos seres que tienen una determinada temporalidad, que no tiene que ver con algo urbano, o algo reconocible para nosotros como nuestro país sino que es un viaje más universal donde la violencia contra la mujer es algo que está todo el tiempo sostenida en un nivel de tensión muy alto, es algo que a mí me preocupa mucho como temática, nuestra historia y la historia de la humanidad con respecto a la represión y lo que representa este personaje central (Anté) en estos saltos temporales y esta estética narrativa que tenemos nosotros, el no ser lineales y no caminar formalmente, no hablar en español y construir un metalenguaje y establecer con la luz ese fragmento onírico donde todo es real e irreal, hace a una definición estilística y fundamentalmente una estética narrativa que nos diferencia de otro teatro. Por lo tanto hablar de una sinopsis de esta propuesta es complejo porque sería vulgarizar el tipo de comunicación que tenemos nosotros, cuando hay una comunicación profunda no es sólo lo que se ve sino lo que se presiente, lo que se intuye, lo que se percibe, y eso es lo que le llega como signo al espectador, yo quiero que si aparece la violencia no sea una violencia explícita, direccionada, pero al mismo tiempo necesito que sea lo más clara posible, en este caso en la relación que hay entre estos dos personajes. 

APU: ¿La obra es de tu autoría?

OP: Sí, yo nunca hice una obra con tan pocos personajes, lo cual es un gran desafío porque ya se está presentando en Quito, en Colombia, ya la pidieron para festivales. Yo me enriquezco mucho con los actores, ellos están formados por mí, esta es la primera producción que hago con este grupo nuevo. María y Valentín llevan toda la cuestión actoral, hay un equipo muy sólido atrás, en luz, sonido, en todo lo que hace a la mecánica del laburo que es muy compleja. Nuestra obra no son dos personajes que se sientan y hablan. Es una dinámica enorme de fragmentación, de velocidad, de un entrenamiento actoral absolutamente atípico que solamente se puede explicar si lo ves.

APU: Claro, si lo sentís en el momento.

OP: Te puede modificar físicamente en el momento. Entonces esto es una vuelta de rosca más en la búsqueda de una estética narrativa que nos representa a nosotros desde la ideología, desde la forma de ver el mundo, no solamente por la temática sino por lo que construimos en este espacio de convivencia. Somos un grupo muy sólido con una filosofía que nos une y con principios a los cuales no hay que claudicar jamás, por lo tanto nuestra convivencia en el teatro es permanente, es diaria, la formación es así, y el compromiso del grupo es absolutamente con un proyecto militante aquí dentro, muy fuerte, muy contundente, que va cambiándonos la vida todo el tiempo, porque en realidad resistir a este momento político es muy duro, muy difícil y yo creí que no lo iba a volver a padecer, pero hay que reformular, juntar fuerzas, y ser sumamente claros para que este proyecto no avance como creemos que está avanzando. Hay que salir a la calle, estar movilizados, y dar desde el campo de la cultura una resistencia muy clara como para poder oponerse. 

APU: En ese sentido hay una resistencia no sólo hacia este poder de la derecha que nos gobierna, sino también hacia ciertas formas de hacer teatro. Un teatro que responde a esos intereses de clase ¿no?

OP: Sí, un teatro ligado al entretenimiento, al pasatismo, a la idea de que esto es algo para divertirse y pasar un lindo momento, no es para poder modificar conceptos en los cuales uno siente que ha sido tocado por algo, se le ha descubierto algo internamente que lo movilizó, que el teatro es en alguna medida transformador o revolucionario, según quien lo ejecute y lo que diga, por lo tanto ellos no van a adherir nunca a este tipo de proyecto, de propuesta, de trabajo que es el que hago yo con el grupo desde hace muchísimos años, hace 35 años que venimos esta pelea y ya el teatro también se convierte en algo bastante convencional, parece que está fosilizado, que es siempre lo mismo, que depende solamente del autor y de la palabra, que no hay grupos que puedan perdurar, y esto lo ha desestructurado, un sistema que ofrece la tentación del individualismo.

APU: ¿Un arte contaminado de individualismo?

OP: Sí, claro. Así funciona el sistema, así funciona la cultura y el teatro, que parece el mejor del mundo pero lo que conlleva es una sensación de repetición que tiene que ver con los lugares de comodidad, no con el riesgo y el salto al vacío.

APU: Y desde este lado, desde el lugar de la resistencia ¿No te sentís muy solo?¿O se pueden seguir estableciendo vínculos con otros grupos?

OP: Siempre se pueden establecer vínculos, pero el hombre está como adormecido, de alguna manera baja banderas y claudica fácilmente, no estoy solo porque aquí hay un grupo de gente que está sosteniendo ideas, con una convicción y una presencia y un altruismo que se ha perdido en general, nosotros somos producto de una férrea formación, trabajamos mucho en la formación del hombre, del actor, están ligados indivisiblemente, en la convivencia cotidiana, de algo distinto, de confiar, de la verdad, de una búsqueda ideológica que pueda sentir que los problemas más importantes que consideramos nosotros, que también son universales: el genocidio, la violencia en masa, el ultraje a la mujer, todo lo que tiene que ver con esta vida que nos han hecho padecer esta gente. Nosotros nos resistimos a eso, y luego da un resultado que es esto, un estreno, que a la vez es un pretexto de seguir viviendo de esta manera, de seguir formándonos, de tomar un mate, de crecer.

APU: ¿El estreno sería sólo un pretexto?

OP: Sí, pero también es un hecho trascendente porque es el resultado final. Ese individuo que se pone ahí, vos lo ves, lo ves mucho más sólido, mucho más convencido, no está haciendo algo en contra de sus principios, ha elegido este camino, coincidimos en la temática, tenemos las mismas convicciones ideológicas.

APU: ¿Consiguen una comunión entre los actores y el público?

OP: Absolutamente, y se modifica físicamente porque ese actor se preparó para eso.

APU: Una modificación física y espiritual por parte del espectador.

OP: Absolutamente, eso es lo que buscamos nosotros, que no exista un proceso intelectual sino que lo atraviese este tipo de comunicación, es entonces cuando el teatro se convierte en una herramienta importante de cambio, ayuda a un proceso revolucionario, a un cambio, ayuda por lo menos a no perder la memoria.

APU: Sí, personalmente sentí eso al ver “La cuna vacía” tu otra puesta (que dicho sea de paso se presenta todos los viernes en el mismo teatro) sentí ese compromiso colectivo, esa convivencia, esa comunión. Ahora, en “Dashua” hay una conjunción de disciplinas, al igual que en las obras anteriores ¿cómo lo hicieron en esta ocasión?

OP: Sí, hay una relación con los objetos muy particular, un uso de  los mismos extraordinario, la magia de estar suspendidos en el espacio, los objetos tienen vida propia, hay una mística muy particular donde movemos una zona de una gran inocencia que hemos perdido y eso se activa, porque primero se activó en nosotros durante la formación. Siempre hay algo de magia, la idea es no venir a buscar al mago sino dejarse llevar, y me parece que esto sucede en Dashua. De hecho siempre estamos jugando al límite, con un lenguaje desconocido, que está inventado pero que es una música que merecen esos cuerpos que caminan de una manera no convencional, implica relacionarse también con los objetos y la altura, los espacios, los tiempos de una manera distinta.

Esta sensación del arco, que hace María, que es una gran actriz y un gran ser humano, pasar desde la inocencia y la construcción de un vínculo a una toma de posición muy clara a partir del proceso que se vive en el desarrollo del guión, y Valentín que tiene una capacidad ilimitada como actor. Son solo dos actores pero somos un equipo: Hernán, que está afuera pero que participa parcialmente, Caio, las chicas del sonido y las luces, Samanta, Agustina, Ivana…somos un equipo. Si falla uno fallan todos, dependemos todos de todos, y eso es lo que yo enseño. 

APU: Me dan ganas de colaborar, en cualquier momento vuelvo al teatro (risas). Por lo que me contás hay una poética parecida a “La cuna vacía”, no?

OP: No, la cuna fue una obra comprensible, mucho más operística. Dashua es más reducida, en el sentido de cantidad de gente, lo que hay es la búsqueda incesante de encontrar, desde la investigación, la emisión o el lenguaje que represente a ese cuerpo irregular en el espacio, por lo tanto vas a escuchar un idioma que desconocés. El punto es que tenés que entender todo, no es que necesitás subtitularlo. Justamente la búsqueda de ese lenguaje universaliza el lenguaje, por eso lo vamos a llevar al exterior. Creemos que la interrupción de la comunicación por el lenguaje es una interferencia para no conectarnos con temáticas universales. Porque nosotros siempre pusimos como protagonista algo que el hombre ha olvidado: su cuerpo. Lo que tiene debajo de la cabeza se está anquilosando, evidentemente está cargado de censura clerical, falto de autoestima. El trabajo que hacemos con los chicos en los talleres, en los seminarios, es eso, básicamente saber que nuestro cuerpo no puede más que lo funcional: caminar, ir a la cama, levantarse…o sea, es nuestro cuerpo, es esencial para poder conectarnos, pero está cargado de todo un sistema que lo ha cosificado, y más aún el cuerpo de la mujer, es lo que queremos rescatar como valioso, está ultrajado, como en la obra “La cuna” no? la reivindicación de esas mujeres que lucharon y que siguen luchando por lo que realmente no debemos olvidar nunca: mis hermano muertos, mis 30 mil hermanos muertos que ya no están más. 

Entonces, ser fiel a los principios, ser coherente, tener convicciones muy profundas  y seguir soñando, eso es algo que no quiero perder nunca.

Obra teatral “Dashua”
Estreno: Sábado 3 de Junio, 21 hs
Grupo de teatro “Inestable” - https://www.teatroinestable.com/
Actores: María Centurión y Valentin Mederos
Dirección: Omar Pacheco
Teatro “La otra orilla”, Urquiza 124.