“Cambiemos utiliza deuda para financiar importaciones que destruyen la industria local”
Por Martín Massad
La historia económica de nuestro país lleva a cuestas una proceso de toma de deuda externa que no ha podido ser revertido, excepto en parte durante el kirchnerismo. En los sucesivos gobiernos los préstamos solicitados a los organismos de financiamiento externos han sido mal utilizados. A pesar de que cualquier tipo de endeudamiento debería fortalecer los flancos débiles de una economía emergente a la que le cuesta mucho hacer pie en el crecimiento industrial, la mayor parte de la deuda argentina ha sido utilizada para alimentar la dolarización de nuestra economía, cuando no para pagar intereses y servicios a los acreedores externos.
La creciente pobreza estructural que soportan las clases bajas de nuestro país, tienen como uno de los factores principales, sino el principal, a la deuda ilegítima contraída para el beneficio de unos pocos que han sabido aprovecharse de ella. El actual gobierno nacional tiene como política económica tomar deuda y así poder abastecer al mercado de dólares. Esta vieja receta, que ya fue utilizada en nuestro país, tiene como corolario más pobreza y exclusión.
Agencia Paco Urondo entrevistó a Emanuel Álvarez Agis, economista y ex viceministro durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
APU. La deuda externa argentina data de muchos años. Sin embargo durante la última dictadura militar que fue desde 1976 hasta 1983 la deuda se multiplicó. ¿Cuánto influyó y sigue influyendo la misma en la pobreza estructural de nuestro país?
Emanuel Álvarez Agis: La deuda es, en algún punto, como una droga: utilizando una dosis adecuada, puede curar una enfermedad. Si la dosis es demasiado alta, puede matar al enfermo. Un país como Argentina no produce internamente todo lo que consume y, entonces, tiene que importar regularmente para sostener su economía. Pero, más importante aún, cualquier salto hacia el desarrollo requiere de bienes de capital y tecnología que Argentina no produce y que tiene que importar. Si Argentina usara la deuda externa para financiar un proceso de desarrollo, la deuda podría ser el remedio a la pobreza estructural. Sin embargo, si se acumula deuda para tapar los problemas estructurales de la economía, ese esquema nos dejará un futuro incierto y riesgoso. Luego de un mal acuerdo con los Fondos Buitres, Cambiemos logró reabrir el acceso de Argentina a la deuda externa. Pero esa deuda se está utilizando para financiar importaciones que destruyen a la industria local y para contener la altísima demanda de dólares que genera un mercado cambiario absolutamente desregulado. Si utilizáramos el 10% de la deuda externa tomada por Cambiemos para desarrollar, de la mano de YPF, Vaca Muerta, Argentina podría solucionar su déficit energético apostando a la producción nacional y al desarrollo de un activo estratégico. Lamentablemente, ese no es el caso. Hoy Argentina toma deuda a cien años, pero esos fondos permanecen en el país menos de dos meses. Ese esquema no es sostenible en el mediano plazo.
APU: ¿Por qué la toma de deuda externa nunca se utilizó para mejorar las condiciones de las clases más empobrecidas?
EAA: Esto no es así. Durante el gobierno anterior el 100% de la deuda que se tomaba se destinaba a financiar obras de infraestructura que, directa o indirectamente, tenían como objetivo mejorar las condiciones generales de la economía, y de especialmente la de los sectores más vulnerables. De hecho, toda la financiación externa proveniente de organismos internacionales como el Banco Mundial o la CAF, se utiliza para financiar cloacas, programas educativos, entre otras cosas. El problema actual es que el grueso del endeudamiento proviene del mercado internacional de capitales y no tiene como destino la inversión productiva, sino alimentar una demanda de dólares creciente que, de no ser contenida, puede presionar sobre el valor del dólar. Esta dinámica no es más que la consecuencia del desmantelamiento por parte del gobierno de todas las medidas precautorias y regulatorias sobre la compra-venta de dólares. La “libertad” para comprar y vender dólares hoy condiciona a nuestra economía a tener que asumir niveles de endeudamiento que el mercado internacional ya comienza a percibir como insostenibles.
APU: El kirchnerismo logró desendeudar al país en una proporción muy basta y además aumentó los ingresos de los sectores más vulnerados. ¿Por qué no se logró bajar la pobreza estructural?
EAA: Porque reducir la pobreza estructural requiere de un salto de calidad de la economía Argentina en su conjunto. Este salto solo puede venir por el lado de la industria. Y este programa, que el kirchnerismo encaró, sufrió significativamente con la crisis internacional de 2009 y con el déficit energético que Argentina comenzó a tener a partir de 2011. Ambos eventos adversos fueron contrarrestados con medidas estructurales: la crisis de 2009 se enfrentó con la recuperación de los fondos de los trabajadores en manos de las AFJPs; y el déficit energético con la recuperación de YPF. El proceso de industrialización estaba en curso, pero esto no significa que estuviera libre de obstáculos. En el mundo pre-Trump, las presiones para abrir la economía y para que Argentina se ubique como un proveedor de alimentos y un comprador de manufacturas se incrementaron a partir de la crisis internacional de 2009. Y el panorama de integración regional se complicó a la luz de los hechos que hoy son de público y notorio conocimiento. Sin embargo, el problema que enfrentamos hoy es más grave y básico: el rumbo de Cambiemos destruye lo mucho o lo poco que se consiguió en materia de industrialización y plantea una estructura económica que determina un desempleo superior a los dos dígitos.
APU: El gobierno de Mauricio Macri lleva tomados 192.000 millones de dólares y es el gobierno que más deuda emitió en los últimos tiempos. La emisión de bonos a cien años es el último ensayo. ¿Cuánto condicionan estas políticas económicas a las futuras generaciones?
Aquí se puede plantear una analogía entre lo que le pasa a un país con alto endeudamiento y lo que le pasa a una empresa. Si una empresa pide un crédito para aumentar su producción, ese crédito es una oportunidad. Pero si ese crédito se toma para tapar un faltante de caja y las perspectivas a futuro son negativas, el crédito se transforma en una amenaza. Cuando esa misma empresa pide otro crédito para pagar el crédito anterior, la bola de nieve de la deuda empieza a ser cada vez más grande y, a partir de determinado tamaño, la política de la empresa comienza a ser definida por el acreedor, quién presiona para aumentar la producción, reducir el personal y destinar cada dinero que ingresa para repagar esa deuda. Hoy Argentina está comenzando a transitar por ese camino. El gasto público que más aumenta es el destinado a repagar los intereses de la deuda. Y hoy para armar el presupuesto público el gobierno tiene que primero ver cómo logra financiar los pagos de intereses y recién luego evaluar a qué destina el resto de sus recursos. A medida que aumente el endeudamiento, el gobierno tendrá que empezar a rascar la olla para reducir gastos, tendencia ya ha comenzado a implementarse.