Venezuela: Asamblea Constituyente, Victoria Popular
Por Geraldina Colotti
Cobertura especial desde Caracas
“Chávez por siempre, ahora la Constituyente”. En las filas de las votaciones hay siempre quien hace música, quien baila, quien pone ritmo a los eslóganes. Una espléndida muchacha afrovenezolana danza y canta con una voz vibrante. Estamos dentro del Poliedro, el gran espacio para los eventos ahora destinado a centro electoral. Es uno de los 14.515 colegios electorales previstos para votar los 537 exponentes de la Asamblea Constituyente, más los ocho representantes indígenas que serán escogidos este martes 1 de agosto según la modalidad comunitaria de los nativos.
Este centro electoral “adicional” ha sido instalado de emergencia, para permitir votar con seguridad a los ciudadanos que viven en las zonas golpeadas por las violencias de los “guarimberos”. Por esto ha sido declarado perímetro sensible por quinientos metros. Las Fuerzas Armadas lo vigilan, los funcionarios del Consejo Nacional Electoral dan información y apoyo a quien ha venido aquí pensando poder votar, aunque residiese en otro barrio. Pero aquí puede hacerlo sólo quien vive en el este de Caracas: los barrios ricos, foco de las violencias que duran desde hace tres meses y que han provocado 116 muertos. Muchos quieren emitir su voto aquí, piensan que el Poliedro es un colegio electoral para todos. Al final, firman un registro testimonial, que no tiene valor a los propósitos del voto pero que sin embargo da cuenta de los 1.500 obstinados que no han querido irse.
Hacia la medianoche, la Presidenta del CNE, Tibisay Lucena, leerá los resultados de la jornada electoral, cuyo cierre se ha prolongado hasta las 19 y muchas mesas han debido esperar por tantas personas en la fila. Diversos centros, como el Poliedro, han tardado en abrir por los retardos de los presidentes de mesa, pero la gente se ha quedado haciendo fila.
Alrededor de Tibisay, las otras tres dirigentes del organismo, particularmente en la mira de las derechas que discuten la autoridad. Han votado -dice- 8.089.320 personas: el 41, 53 por ciento de los que tenían derecho de voto (19,5 millones) sobre una población de 30.620.404 personas. El sistema altamente informatizado ha sido nuevamente juzgado a prueba de fraudes por el grupo de observadores internacionales, que ha dado una articulada declaración.
Y sin embargo las derechas, enseguida, han rechazado los resultados del voto, apoyados por la “comunidad internacional”: que, en cambio, había avalado los más de 7 millones de votos, disparados a tiempo record a pesar de la misma lógica luego del “plebiscito” organizado por las derechas sin el CNE y sin control legal. Además de los Estados Unidos y la Unión Europea, que amenazan de extender sanciones a Venezuela, ocho países -Argentina, Chile, Perú, Colombia, Brasil, México, Costa Rica y Panamá- no han reconocido el comicio, y continuarán apoyando la agenda violenta que las derechas han mantenido también hoy, y que prevé la constitución de un “gobierno paralelo” al estilo sirio. También el llamado “chavismo crítico” ha decidido pasar definitivamente a ese campo.
La obstinación no ha faltado en estas elecciones. Además de la lluvia, los ciudadanos que han llegado al Poliedro han superado obstáculos de todo tipo. También han arriesgado la vida en los barrios en los que los extremistas han jurado quemar vivo a quien tuviera intenciones de votar. Después de unas treinta personas dadas a las llamas porque eran afrovenezolanas, chavistas o “presuntas”, nadie toma esa amenaza a la ligera. También durante el comicio han habido enfrentamientos, mesas dadas a las llamas y dieciséis muertos, entre los “guarimberos”, pero también entre las fuerzas de policía. Diversos chavistas han sido heridos en el tentativo de defender las urnas, un candidato ha sido asesinado en Bolívar y una bomba escondida en la basura ha golpeado una patrulla en la Plaza Altamira, uno de los epicentros de la violencia.
Muchos electores han dormido en las cercanías de los colegios electorales, otros han venido a pie, otros todavía en bicicleta. Casi todos se quedan por la noche o serán huéspedes de sus amigos luego de haber festejado en Plaza Bolívar hasta altas horas de la noche junto al presidente Nicolás Maduro.
Vista la fila kilométrica que se ha prolongado por toda la jornada en los barrios gobernados por las derechas, es lógico pensar que entre los votantes, además de los chavistas, estaban también muchísimas personas de oposición, seguramente contrarias al gobierno, pero también a las violencias xenófobas y los escuadrones. Tendrán su voz en la Constituyente, que se instalará dentro de 72 horas.
En el Poliedro, escuchamos hablar italiano, pensamos que se trate de antichavistas, como son gran parte de los italianos que viven en Venezuela y que han hecho fortuna aquí. Pero nos equivocamos. “¿Son italianos?”, preguntamos a la pareja. “Sólo yo –nos responde una señora atlética continuando la charla sin tomar respiro-. Me llamo Donatella y soy de Roma. Hace poco miraba las noticias de los periódicos de allá. Pero de qué hablan, cuántas mentiras cuentan… ¿Saben lo que hemos sufrido en estos tres meses de locura de estos fascistas... mercenarios que masacran y queman a las personas? Vivo aquí desde hace tantos años, he apoyado al proceso bolivariano desde el inicio, hemos pasado por miles de pruebas, pero ha valido la pena. Estamos aquí para ejercer un derecho que nadie nos puede negar: ni (el presidente estadounidense Donald) Trump, ni los guarimberos. Díganle, a los políticos italianos...”.
En Táchira, para ir a votar esquivando las trampas de los guarimberos muchos han cruzado un río (la foto puede verse al final de esta nota). Una imagen que no aparecerá en los medios hegemónicos, pero que está dando vueltas en las redes sociales junto a aquella de una joven discapacitada que, sin brazos, ha votado con un pie. Con el voto electrónico ha podido hacerlo.
Obstinado y motivado, el pueblo chavista. “Cuando un pueblo decide defender la propia historia, se vuelve indestructible”, ha dicho la candidata Delcy Rodriguez, ex ministra de Relaciones Exteriores, promovida por el voto. Un voto “profundamente antimperialista”, ha añadido refiriéndose a las medidas cautelares de Trump y de Europa. El electorado chavista ha regresado en masa a las urnas, motivado por la posibilidad de poder decidir también fuera de las cadenas burocráticas y llevar una crítica a aquello que hasta ahora no ha funcionado.
(*) Traducción del italiano: Gabriela Pereira.