La Nación: oficialismo, negacionismo y campaña del miedo
Por Juan Manuel Ciucci
La gimnasia con que leemos los editoriales de La Nación ya nos ha acostumbrado a lo peor. Pero en el día de hoy han logrado superarse, al mancomunar con su diatriba temas tan dispares como las elecciones del próximo domingo, la difícil situación venezolana, la teoría de los dos demonios, y su histórica militancia a favor de la cárcel domiciliaria a los genocidas presos.
Bajo el título La subversión de la historia, el diario aprovecha para recuperar una carta de lectores publicada en 2008 de un ex gerente financiero y director de Chrysler Argentina, y que "ha estremecido a millares de personas en las redes sociales", según indican. "Concierne a los episodios de barbarie protagonizados por bandas subversivas en los años setenta", explica de manera sucinta la "tribuna de doctrina". Nos cuenta que abarca además "a la impunidad que ha protegido en estas décadas a la delincuencia terrorista y a la ficción, que todavía perdura en propaganda izquierdista, por la que se exaltan acciones degradantes de la condición humana".
El discurso francamente reaccionario del medio atrasa años el debate que la sociedad argentina ha saldado en los últimos años, y que llegó a ser política de Estado durante los gobiernos kirchneristas. Eso aún les molesta, y es contra lo que intentan avanzar. Especialmente, en la figura de los genocidas presos, como dijeron en uno d elos primeros editoriales luego de la asunci{on de Macri. "La Argentina está urgida de curar viejas heridas, que se reabren con las venganzas y la discriminación frente a la ley, como es la situación de cientos y cientos de enfermos ancianos, militares o civiles, en prisión a quienes se niega la detención domiciliaria", mienten ahora. E incitan a que los sectores conservadores den un paso al frente, a tono con la avanzada conservadora que asola la región. "Hay políticos que callan esto por temor a la manipulación que se haga en su demérito en falsa invocación de principios con los cuales todos acordamos. Hay que hablar", exhortan.
Pero además, como La Nación también está en campaña, se suma a la "campaña del miedo" con que intentan asustar al electorado utilizando descaradamente el conflicto que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela. "El de Venezuela es un ejemplo que interpela a los argentinos: ¿vamos a reconocerles autoridad para hablar en nombre de la justicia y la libertad a los promotores de Maduro en el país? ¿Es posible tomarlos en serio más allá de lo que por sí mismos representan como peligro institucional para la República si volvieran al poder?", incitan.
El peligro que implica para La Nación que el kirchnerismo vuelva al poder, es suficiente motivo para entender la necesidad de que esto así suceda. Su apoyo al macrismo sufre vaivenes, que van de la mano de los errores del gobierno y de la profundización que aun no se atreve a realizar del modelo de ajuste y represión que vino a imponer. En sus editoriales, la "tribuna de doctrina" sigue mostrando la peor faceta de la derecha oligárquica argentina sin maquillaje, esa para la que Cambiemos todavía es una tibia realización de sus profundas ensoñaciones. No queda más que el repudio ante sus proclamas antidemocráticas, ese que alguna vez también se atrevieron a realizar los periodistas que allí trabajan.