Victoria Basualdo: “Sería un grave error subestimar el impacto de la tercerización laboral”
Por Juan Manuel Ciucci
APU: ¿Cómo analiza la actualidad de la tercerización laboral en nuestro país?
Victoria Basualdo: El tema de la tercerización es un fenómeno crucial hace varias décadas, a pesar de que sólo se hizo visible y se tornó en una cuestión claramente identificable mucho más recientemente. Esta estrategia empresarial tuvo un primer momento de crecimiento en los años 70, una expansión muy importante en la década del 90 en el marco de la reforma del Estado, las privatizaciones y la reconversión industrial, y su crecimiento continuó incluso durante una etapa de mejora de muchos de los indicadores del mercado de trabajo en la salida de la crisis de 2001. Aún en un contexto de creación de cerca de 5 millones de puestos de trabajo entre 2003 y 2015, y de revitalización de la negociación colectiva, en un marco de conflictividad y organización sindical, la tercerización continuó creciendo. Si bien no disponemos de estadísticas confiables que reflejen la importancia cabal este fenómeno en términos abarcativos y generales, todos los estudios sobre sectores específicos muestran un proceso de crecimiento, tanto en el sector público como en el privado, en servicios, en la industria y en el agro. Por eso es tan grave que no tengamos mediciones generales, que no existan estadísticas elaboradas por el Estado que permitan cuantificar su alcance.
La tercerización aparece cuando la empresa o empleador delega tareas antes comprendidas bajo su órbita a un tercero, lo cual viene a transformar lo que antes era una relación dual entre empleadores y trabajadores. Esto tiene grandes consecuencias en la dinámica de la relación laboral en varios sentidos. Por empezar, lo que antes era un colectivo de trabajadores se fragmenta y divide, dejando por un lado a los trabajadores de la empresa principal, con todos los derechos y aquellos que trabajan para las contratistas (en lo que es la forma más clásica de la tercerización). Pero además, porque la empresa principal se des-responsabiliza de la remuneración, condiciones de trabajo y beneficios de los trabajadores subcontratados. Lo que vemos es que los trabajadores tercerizados tienen en general salarios considerablemente menores a los de planta (en varios sectores incluso del 50% del salario de los de planta que realizan tareas similares), condiciones de trabajo muy deficitarias lo que los hace mucho más propensos a supuestos "accidentes" laborales y no tienen beneficios básicos como aguinaldo o vacaciones, entre muchos otros, a lo que se agrega la inestabilidad fundamental en el empleo.
Este fenómeno entonces agrega una dosis muy significativa de desigualdad a un mercado de trabajo que ya parte de la separación entre desocupados y ocupados, que muestra dentro de los ocupados al problema del trabajo no registrado, que alcanza a por lo menos una tercera parte de los ocupados. En este marco, la tercerización como estrategia empresarial instaura un factor de división entre los ocupados registrados, entre trabajadores de planta o permanentes, y los tercerizados.
APU: ¿Se puede hablar de una profundización en esta práctica en el mercado laboral luego de la asunción de Cambiemos?
VB: Bueno, no sólo es difícil de medir, como te decía, sino que también sucede que este tema queda muchas veces invisibilizado y olvidado frente a otros fenómenos como la desocupación y el trabajo no registrado, que sin duda son de enorme importancia y que hay que combatir simultáneamente. La situación crítica del mercado de trabajo con despidos en varios sectores estatales y privados, con suspensiones y distintas formas de disciplinamiento, y en un contexto de alza de la represión a los conflictos laborales y sociales y de crecimiento de la inflación y depresión del salario han hecho difícil que la tercerización tenga un lugar destacado en la agenda.
Sin embargo, se repiten una y otra vez episodios extremos que muestran lo dramáticamente urgente que es este tema que tiene consecuencias fatales. A comienzos de año en el puerto de la empresa cerealera multinacional Dreyfus en General Lagos un trabajador tercerizado llamado Lucas Coronel (21 años) cayó al vacío mientras limpiaba el tercer subsuelo de la planta junto a otros compañeros de una empresa contratista. Murió en la cama de un sanatorio luego de ser internado. Este "accidente", que se vincula directamente con las malas condiciones de trabajo y de salubridad y seguridad de los trabajadores tercerizados, derivó en una huelga sindical que se levantó 20 horas más tarde tras la promesa patronal de maximizar las medidas de seguridad. Daniel Yofra, secretario general de la Federación de trabajadores aceiteros y desmotadores, un sindicato comprometido en esta pelea, dijo entonces al sitio Rosario Plus: “Ni las huelgas, ni las denuncias, ni las presiones, nada alcanza. Se siguen muriendo compañeros”. Y este es sólo un caso de una larga serie de episodios similares que ocurrieron en las 16 terminales portuarias —desde San Nicolás hasta la localidad de Timbúes— ubicadas sobre la ribera del Paraná, por donde se exporta el 80% de la cosecha del país.
En mayo de este año un joven de 17 años (es decir un menor de edad de quien no se sabía siquiera el nombre en el momento del "accidente" cayó de un cuarto piso mientras trabajaba en una obra en la Escuela Homero Manzi de Nueva Pompeya. Según reportó La Izquierda Diario, el joven trabajador intentaba bajar unas maderas desde la terraza del edificio en un andamio levadizo, pero la soga que lo sostenía se cortó y cayó de catorce metros de altura, frente a todos los estudiantes. “En la obra los trabajadores están completamente precarizados, sin casco, sin arnés, sin botas con punta de acero, lo peor de lo peor”, denunció Paula Leoz, que es preceptora de la escuela en ambos turnos y delegada de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE). Minutos más tarde, el SAME lo trasladó al Hospital Penna que luego lo derivó a terapia intensiva por estar inconsciente desde el accidente, con fractura de cráneo, de brazo y de pelvis.
En junio de 2017 Daniel Serrano, un operario de 33 años al servicio de una empresa tercerizada de EDET murió aplastado por un transformador de unos 300 kilos de peso en Los Pizarros, en el sur de Tucumán. De acuerdo a una nota periodística publicada en el sitio contexto Tucumán, "Estaban colocando un transformador sobre la calle San Martin s/n. Aparentemente, cedió el soporte del mismo, y se estima que cayó de una altura de 4 a 5 metros, con un peso de entre 300 y 400 kilogramos, sorprendiendo a Serrano, quien habría fallecido en el acto", indico el Jefe de Criminalística de la Unidad Regional Sur, licenciado Ramón Martinez. Los compañeros que trabajaban junto al trabajador muerto entraron en estado de shock y tuvieron que ser asistidos en el Hospital de La Cocha. Este trabajador estaba empleado por Roda Transformecanica Servicio SRL, empresa tercerizada de EDET con domicilio en San Miguel de Tucumán.
Esto para mencionar sólo algunos de los casos que se publicaron muy recientemente porque hay una gran cantidad de casos registrados, a lo largo y a lo ancho del país, en distintas regiones y actividades económicas, que ponen de manifiesto muy claramente que la tercerización mata, y que es imprescindible tener un registro certero de los alcances de este fenómeno para poder combatirlo. En este contexto de ataque a los abogados laboralistas y al campo del derecho laboral, y de ofensiva contra toda forma de movilización sindical se vuelve más difícil que nunca denunciar estos casos y cambiar las relaciones que los hacen posibles. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar esta lista de muertes que no termina, por causas evitables a partir de la garantía de condiciones de trabajo dignas?
APU: ¿Cómo analiza están trabajando las distintas centrales obreras esta problemática?
VB: Como te mencionaba en algunos casos anteriores, así como hay sindicatos que toleraron o incluso fomentaron y se beneficiaron de la tercerización laboral, como la Unión Ferroviaria bajo la conducción de Pedraza, lo que quedó evidenciado y probado en el caso del asesinato de Mariano Ferreyra el 20 de octubre de 2010, hay muchas otras organizaciones sindicales que han desarrollado y desarrollan una tarea muy importante y valiosa contra la tercerización laboral. Sin embargo, se necesita aún más compromiso a nivel de las centrales sindicales que permita constituir un frente común y trabajar en conjunto. Por supuesto que esto no es fácil en un contexto tan complicado como el actual, con tantos frentes, pero es imprescindible porque estos fenómenos de violación a los derechos laborales están encadenados y vinculados, y deben ser enfrentados en forma conjunta.
En este sentido fue muy alentador que se concretara, el 24 y 25 de abril de 2017, el Primer Congreso Internacional sobre Tercerización Laboral que organizó la Comisión de Trabajo Tercerizado del PIT-CNT de Uruguay y Montevideo, con participación de representantes y organizaciones sindicales de Uruguay, Argentina y Brasil, y participación de sectores académicos vinculados a estas problemáticas, así que allí estuvimos desde el “Programa de Estudios del Trabajo, movimiento sindical y organización industrial” del Área de Economía y Tecnología de FLACSO. En este encuentro de dos días de intenso trabajo se sentaron las bases de un trabajo regional sobre el tema, para poner en común el diagnóstico de cada país, y delinear en conjunto vías de acción. Realmente resultó muy impresionante escuchar a los delegados de una gran cantidad de actividades económicas y sectores que coincidían en la extensión de este tema, con sus expresiones y formatos diferentes en cada caso, y la convicción de que hay que dar esta pelea en conjunto.
Esto resulta más urgente que nunca en el contexto actual de América Latina, que marca una ofensiva empresarial muy fuerte contra los derechos conquistados por los trabajadores y sus organizaciones. El caso de Brasil es claramente la punta de lanza de esta ofensiva, que se plasmó no sólo en el congelamiento del gasto público por 20 años, que ya comenzó a tener un impacto devastador en sectores claves como educación y salud, sino también a partir de la Reforma Trabalhista de sesgo fuertemente regresivo, y en la Ley de Tercerización, que hace años era una amenaza y que fue resistida en forma sistemática y valiente por un arco inmenso del movimiento sindical por años. Finalmente se sancionó esta Ley que legaliza la tercerización en todas las actividades económicas sin restricciones, obstaculizando la organización sindical de los trabajadores tercerizados. Este conjunto de reformas en vinculación con la reforma previsional en curso resulta una amenaza a todos los derechos conquistados por los trabajadores, y es de una importancia inmensa no sólo en Brasil sino en toda la región.
APU: ¿Qué propuestas podrían realizarse a fin de poner un freno a la tercerización?
VB: En el marco del proceso de organización y lucha se han elaborado diversas iniciativas, tanto desde el campo académico, del derecho laboral, o desde el mismo campo sindical, que van desde una regulación intensiva que intente bloquear esta estrategia de distintos modos hasta el planteo en algunos casos la prohibición lisa y llana en determinadas actividades o en toda la economía. En el contexto actual, muy crítico para los trabajadores y sus organizaciones, parece decisivo poder lograr una confluencia de todo el arco sindical en la visibilización y conciencia sobre los impactos tremendamente negativos de esta problemática, que debe combatirse. En este sentido parece clave promover procesos de organización y militancia tanto en los lugares de trabajo, donde la separación y confrontación entre trabajadores de planta o permanentes y los tercerizados es un combate a dar día a día, así como promover organización a nivel de rama de actividad, confederaciones nacionales e instancias regionales.
Todos los estudios y redes construidos sobre el tema muestran claramente que se trata de un fenómeno global, y para enfrentarlo es necesario apuntalar no sólo los procesos de organización y militancia de base, sino también la acción de los sindicatos y federaciones en defensa de los tercerizados, para sumarlos a su organización y pelear por su pase a planta, sino también a nivel de centrales. En este sentido, el ejemplo de la Comisión de Trabajo Tercerizado del PIT-CNT una experiencia que lleva ya cuatro años, parece muy valiosa en tanto propone una instancia de articulación de distintos sectores en torno a esta problemática. No se trata de una Comisión de tercerizados, sino de una organización cuyo punto convocante y central es la lucha contra la tercerización en articulación con el resto de las demandas laborales: la lucha contra la desocupación y contra el trabajo no registrado, así como la pelea contra la precarización de las condiciones laborales en general. El panorama tan difícil y duro que enfrentamos, lejos de desalentar los estudios y la militancia sobre estos temas, debería estimularlos, porque es ahora cuando se ven los impactos más nocivos de las reformas laborales regresivas, y cuando la articulación de demandas y sectores se vuelve más necesaria que nunca.